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"En la cárcel solté muchas lágrimas de emoción por las muestras de solidaridad desde Euskal Herria"

10/09/2010

El escritor bermeano Asel Luzarraga en una imagen anterior a su detención el 31 de diciembre de 2009 (cedida por A. Luzarraga-Deia)
El escritor bermeano Asel Luzarraga en una imagen anterior a su detención el 31 de diciembre de 2009 (cedida por A. Luzarraga-Deia)

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"Tras conocer [el pasado martes] la condena de 220 días de prisión, Asel Luzarraga habla por primera vez sobre el proceso judicial que ha enfrentado en Chile. Sereno, el escritor vasco denuncia una persecución política y la urgencia de las autoridades chilenas por expulsarle del país". Entrevista publicada en su edición de ayer por Marta Martínez en el diario Deia.

Marta Martínez/Bilbao. Asel Luzarraga, escritor vizcaino condenado en Chile por "posesión de material explosivo", está ya libre, con la pena de 220 días de cárcel cumplida, aunque aún pesa sobre él una medida cautelar de arresto domiciliario nocturno hasta que la sentencia sea firme. La preocupación de Luzarraga se centra ahora en la orden de expulsión que Chile emitió en su contra en enero, una semana después de su arresto. "Es algo que no quiero ni pensar", asegura el escritor desde su domicilio en Pedro Las Casas.

-¿Le gustaría quedarse en Chile o regresar a Euskadi?

En estos momentos me gustaría poder alargar mi estancia en Chile más que nada para no separarme de Vane -su pareja- y poder darle tiempo a terminar sus estudios. También quisiera regresar a Euskal Herria, pero más bien de forma temporal que definitiva, para pasar tiempo con mi familia, amistades... y devolver una pequeña parte de todo lo que la gente allí me ha regalado este tiempo. Dónde quedarme definitivamente, eso ya no lo sé, prefiero dejar siempre que la vida me vaya ofreciendo posibilidades nuevas.

-¿Cómo está viviendo este proceso?

Ha sido un proceso largo, aquel fatídico día 31 de diciembre se siente ahora como un lejano sueño, como algo irreal, toda esa irrupción de personal armado en la casa, ese incomprensible torbellino que me envolvió desde ese momento... Sabiendo uno mismo y toda la gente que me conoce que las palabras de policías y fiscales jamás podrían cambiar mi esencia ni mi inocencia, lo he vivido con serenidad y paciencia, sabiendo que llevaría tiempo y con la esperanza perpetua de demostrar mi inocencia. El apoyo incondicional de mi compañera Vane y su familia, mi hermana Lourdes, mis padres y toda la familia ahí en Euskal Herria, amigos y amigas de todo tipo, gente con tanta dedicación y fuerza, una lista interminable de nombres que han quedado para siempre profundamente grabados en mi corazón, ha hecho que esta experiencia extraña pase a ser una de las más hermosas que me ha tocado vivir.

-¿Cómo fue el día de la detención?

Aquel día fue raro, entraron muchos carabineros fuertemente armados, me esposaron, sólo me decían razones vagas y me hacían preguntas más vagas aún, no me explicaban por qué estaban ahí ni qué buscaban, salvo "especies". Ni siquiera al llevarme detenido me dijeron el motivo real, salvo una indefinida "tenencia de armas y explosivos" que no justificaron materialmente porque nada de eso me mostraron. Así que no supe hasta el día siguiente, cuando ya en el juzgado pude hablar brevemente con el abogado penal público, de qué iba todo aquello. No podía creer que se me quisiera acusar de poner bombas y aún me parecía una enorme mentira lo que escuchaba al fiscal por primera vez sobre elementos encontrados en mi casa. Hasta varios días después no supe que realmente de alguna manera en mi casa había aparecido una bolsa con varios elementos y, finalmente, pude ver esa bolsa y ese extintor en fotografías entregadas por la Fiscalía. No podía creer todo aquello. Ahora tengo la verdad mucho más clara, después de escuchar todo lo que me tocó escuchar durante el juicio.

-Su abogado y usted mantienen que el extintor vacío, las mechas y la pólvora fueron colocados en su vivienda.

Sí, efectivamente, puesto que lo que tenemos claro es que ni yo ni mi compañera Vane ni nadie que nos conste ha puesto esas cosas ahí o ha tenido ninguna relación con ellas (y no existía ninguna huella dactilar que vinculara esas cosas conmigo, ni siquiera la bolsa de supermercado donde se guardaban). Lo único que podemos pensar es que alguien más las puso. Lo que no tenemos es la capacidad de investigar y aclarar quién, por las dificultades obvias.

-Siempre ha mantenido su inocencia, tanto cuando le acusaban por cuatro atentados, en los cuales demostró que no estaba involucrado, como ahora. Su entorno denuncia un montaje político. ¿Qué cree usted que se esconde tras este proceso judicial?

Sin lugar a dudas es una persecución política motivada por mi origen vasco, mis ideas anarquistas y mi apoyo expreso a través de un par de artículos en mi blog a los derechos del pueblo mapuche. Todo extranjero que ha intentado informar desde aquí sobre lo que sucede en esta región ha sido expulsado con distintos tipos de acusaciones burdas. Además, en un proceso electoral como el que se vivía en Chile, el Gobierno necesitaba triunfos que exhibir a la opinión pública, mostrar mano dura, y una persona con mis características era la pieza ideal para el sacrificio y el espectáculo televisivo.

-La orden de expulsión de Chile se emitió una semana después de su detención, ¿no?

Está claro que el objetivo era la expulsión, y por eso el poder político que dice no interferir con la justicia se apresuró a dejar todo atado, no fuera que saliera inocente. La urgencia por expulsarme está clara. El motivo de que no se haya efectuado aún es que previamente debía tener cumplida cualquier pena que se me pudiera aplicar. No decía nada sobre qué sucedería si era hallado inocente. Está claro que la presunción de inocencia fue desde el principio sustituida por la de culpabilidad.

-¿Cree que le consideran un persona incómoda?

No me consideraba incómodo el mismo día 31 de diciembre 5 minutos antes de que todo comenzara, no tenía la conciencia de estar haciendo nada del otro mundo. Llevaba una vida tranquila con mi compañera, de vez en cuando iba a algún concierto y poco más. No tenía la conciencia de que escribir cosas tan obvias como las que publicaba en mi blog pudiera poner tan nervioso a nadie. Aún no entiendo por qué se han tomado tanto trabajo y han gastado tanto dinero en este proceso.

-¿Cómo fue el día a día en la cárcel?

Todo el mundo me trató bien desde el principio, tanto los gendarmes como los compañeros de dormitorio. Por eso cuando puedo visito a los que quedan y les llevo encomiendas. Allí dentro hace falta de todo para sobrellevar cada día. La vida era rutinaria, aunque entre todos intentábamos hacerla llevadera, todo se compartía, conocía gente llena de humanidad, buena gente, sobre todo gente humilde, de campo, noble. Y muchas historias. Allí se vive por y para los días de visita. El resto del tiempo se intenta llenar el vacío lo mejor que se puede.

-¿Cómo ha vivido el arresto domiciliario? ¿Ha podido seguir trabajando?

Por suerte mi trabajo lo hago desde casa y sigo teniendo acceso a internet. La empresa para la que trabajo se ha portado desde el primer día de 10, me ha apoyado e, incluso, mimado para que pudiera hacer todo el trabajo que pudiera según los tiempos que marcaba el propio proceso. Y lo siguen haciendo. Eso también ha sido vital para poder llevar toda esta situación. A todos/as ellos/as, eskerrik asko!

-¿Le han llegado muchas muestras de solidaridad desde Euskal Herria?

Muchísimas más de las que podría haber imaginado nunca. En la cárcel solté muchas lágrimas de emoción por esas muestras que Vane me hacía llegar infatigablemente. Más aún solté cuando por fin llegué a casa y pude dimensionar lo que realmente se estaba produciendo. Ver los vídeos con los saludos de familiares y amigos, fotos de concentraciones, aquel inolvidable concierto en Bermeo, todas las entrevistas de radios que me fui descargando con apoyos que me hacían fundirme en lágrimas. Qué decir de las amistades de siempre, que con una constancia admirable me han enviado mails, llamado por teléfono o por skype... Asko izan zarete eta den-denok maite zaituztet!

(publicado el 09-09-2010 en el diario Deia)



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