Chacabuco, Argentina. Regresó a Argentina el contingente de los 27 felices viajeros que, a lo largo de once intensos dias, visitó lugares emblemáticos de Euskal Herria de la mano del Centro Vasco Guillermo Larregui de Chacabuco. Era el séptimo viaje organizado por la entidad, que ya suma en su haber 175 visitantes. “Además del aporte económico que le supone la iniciativa a la entidad, cada viaje constituye una oportunidad para reafirmar la labor cotidiana en la Euskal Etxea, sumergirse en la cultura vasca y fortalecer los lazos con Euskal Herria”, afirma a EuskalKultura.eus el referente de “Guillermo Larregui” y coordinador del viaje, Pablo Pavesa, quien, a un par de semanas de retornar a Chacabuco, ya piensa en la octava edición. “Si el año que viene hay gente interesada en ir, no tengo duda de que lo haremos”, asegura.
Dos miradas del viaje
Yolanda Bracchi no tiene origen vasco, y se sumó al grupo viajero invitada por dos amigas, integrantes de la Euskal Etxea. Fue su primer viaje trasatlántico y le resultó inolvidable. “Al principio, todo era expectativa e incertidumbre. Felizmente, estaba todo perfectamente organizado, lo que me resultó muy tranquilizador, y regresé del viaje encantada”, cuenta a EuskalKultura.eus. Y continúa su relato enumerando los sitios que la maravillaron: Vitoria-Gasteiz, Bilbao, su casco viejo, el funicular y los pintxos, el puente colgante de Portugalete, Donostia —“una ciudad que te enamora”—, Gernika y su historia... Pero en Iruña-Pamplona la embargaron la sorpresa y la emoción. En la capital navarra, la memoria de Yolanda la transportó a su infancia. “De pronto vino a mi cabeza la canción que mi padre me cantaba de niña, uno de enero, dos de febrero… ¡Nunca imaginé que a mis 70 años estaría recorriendo las calles de esa ciudad!”.
Visitaron las grandes ciudades y también caserios en los pequeños pueblos
A diferencia de Yolanda, Marta Urbieta participa en la Euskal Etxea de Chacabuco casi desde su fundación. Integró la Comisión Directiva en numerosas oportunidades y hoy es estudiante de euskera. Su padre, Juan José Urbieta Elosu, llegó de Mutriku con 14 años, y su madre, Fernanda Uharte Jauregui, era hija de euskaldunes. Aunque ya había realizado un viaje a Euskal Herria, esta segunda visita a la tierra de sus ancestros fue “un contacto espectacular con lo vasco, una experiencia hermosa”, afirma. Marta pone en valor el efecto de estos viajes en la comunidad de Chacabuco, donde cada regreso es tema de conversación y los comentarios de los viajeros son siempre elogiosos. “Es que el Centro Vasco es una institución muy prestigiosa, y cada viaje le suma a ese prestigio, y eso es, sin dudas, muy positivo para nuestra Euskal Etxea,” concluye.

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