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Jean Arotçarena/Hazparne, Lapurdi. Hace ya algunos días que coincidimos en las calles de Hazparne (en francés Hasparren) con una pareja llegada desde Argentina para visitar a la familia de la mujer. Están ahora en Makea (en francés Macaye). Carolina Istilart es ingeniera, especializada en cuestiones agroalimentarias, en un establecimiento de investigación agropecuaria que fundó su tío-abuelo. Carolina nos ha hablado de su tío y de lo que su contribución supuso al desarrollo de la localidad argentina de Tres Arroyos.

Jean Baptiste Istilart nació en 1867 en la casa Elhiarria de Hazparne. Su padre trabajaba para la familia De Herris. Jean Baptiste residió durante siete años en Elhiarria, para trasladarse de ahí a Makea, donde su padre adquirió la casa Eiheraldia. Cuatro años más tarde sería enviado a la Argentina, a lo de un tío por parte de su madre, cuando contaba once años.

En aquella época muchos vascos emigraban a Sudamérica. También muchos en el caso de Hazparne, entre ellos los hermanos Broussain, que contribuirían más tarde a favor de los alcalde y diputado Harriague y Lissar.

Juan Bautista compró ya desde que tenía 18-20 años unas viejas máquinas de trabajar el trigo, las mejoró y las usó. Poco a poco fue inventando nuevas máquinas que facilitaban el trabajo y no tardó en comercializar, junto con sus empleados, la maquinaria agrícola que inventaba. Más tarde construyó elementos de calefacción y llegó a tener 856 empleados elaborando 85 productos diferentes, en una factoría de 22.000 metros cuadrados.

Su particularidad residía en que sin tener grandes estudios reglados llegó a adquirir mucho conocimiento debido a su claridad de mente; vivió dedicado a su pueblo y a su gente. Desde el hospital hasta la biblioteca, Istilart fue partícipe de la mayoría de los proyectos sociales de Tres Arroyos.

Encabezó o perteneció además a gran parte de las asociaciones culturales y sociales de la localidad, en la que inauguraron una gran estatua de Juan Bautista Istilart. Murió el 26 de junio de 1934 y el día de su entierro todos los comercios cerraron a modo de homenaje. Este euskaldun querido por todos quería hombres espabilados y en pié. El dinero que produjo lo invirtió en su localidad, en beneficio de sus convecinos.