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Ha muerto Rudolf de Rijk

17/06/2003

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En su casa de Amsterdam, ciudad donde había nacido en 1937, ha muerto Rudolf de Rijk, ilustre vascólogo holandés, gran lingüista, miembro honorario de Euskaltzaindia y doctor honoris causa por la Universidad del País Vasco. Desde hace meses nos temíamos la terrible noticia. Pero nos agarrábamos a la esperanza, pese a todo, hasta que su vida se ha apagado en la mañana del domingo.

Era Rudolf Pieter Gerardus de Rijk una figura destacada en la vascología holandesa. Ésta cuenta con gigantes como Willem Jan van Eys (1825-1914), autor sobre todo de una gramática y un diccionario, y Christianus Cornelius Uhlenbeck (1866-1951), a quien se deben trabajos fundamentales sobre nuestra lengua, por no hablar de su influencia en Julio de Urquijo, Pedro de Yrizar, Koldo Mitxelena y tantos otros. En esta breve relación no debe faltar Nicolaas G.H. Deen, que en 1937, en plena guerra civil en nuestro país, leyó en la Universidad de Leiden su tesis doctoral sobre los interesantísimos vocabularios empleados en el intercambio comercial vasco-islandés del siglo XVII (vocabularios que volvieron a ver la luz en 1991 en una cuidada edición de Gidor Bilbao y José Ignacio Hualde).<br><br>

Como en el caso de muchos otros vascólogos extranjeros, la casualidad tuvo mucho que ver con la iniciación de Rudolf de Rijk en la lengua vasca. Siendo estudiante en Amsterdam, buscaba una lengua sobre la que aplicar aquellos conocimientos, y así enriquecer tanto la lingüística general como la vascología. Vino a Vasconia, hizo muchos amigos (a pesar de su enorme timidez) y aprendió a fondo el euskara. Así que en 1972 le vemos defendiendo su tesis doctoral sobre las oraciones de relativo, en el Massachusetts Institute of Technology, bajo la dirección de Kenneth Hale. Una versión muy resumida de la tesis vería la luz ese mismo año, en las actas de un Congreso, que portaban un título curioso: The Chicago whitch hunt (La caza de brujas de Chicago). Pasados los años, todo el mundo reconoce la perspicacia y acierto del profesor de Rijk al diseccionar el relativo vasco.<br><br>

Mucho antes, sin embargo, de Rijk había comenzado a publicar artículos acerca de nuestra lengua. En 1963, nada menos que la revista Lingua había incluido su reseña, brillante e inteligente, de Fonética histórica vasca de Mitxelena, libro aparecido en 1961. Vendrían después contribuciones de gran importancia, como Is Basque a S.O.V language?, de 1969, donde trataba del orden fundamental de palabras en la frase vasca (recordemos que S.O.V. son las siglas de 'sujeto-objeto-verbo', como en «Enekok ogia erosi du», y añadamos que la respuesta al título de su artículo es para de Rijk afirmativa). En otro artículo, de 1988, How reliable is the DGV?, se mostraba crítico hacia el Orotariko euskal hiztegia / Diccionario general vasco, comenzado por Koldo Mitxelena y continuado por Ibon Sarasola. Sin negar los grande méritos de este diccionario, señalaba algunas carencias que debían corregirse.<br><br>

Nos tenía de Rijk acostumbrados a estos artículos, quizá no frecuentes, pero siempre interesantes, donde demostraba un profundo conocimiento del euskara y una admirable capacidad de análisis. Por fortuna, y gracias al infatigable Joseba Lakarra, la mayor parte de estos artículos fueron reunidos en un volumen, titulado De lingua Vasconum: selected writings, editado por la Universidad del País Vasco en 1998. Hace unos meses, la Universidad publicó un volumen de homenaje a de Rijk, titulado Erramu boneta: Festschrift for Rudolf P.G. de Rijk, y en esos mismos días una delegación de la Universidad le hizo entrega del doctorado honoris causa en su domicilio de Amsterdam, cuando ya la enfermedad lo tenía casi sin salir a la calle. Amaba entrañablemente nuestra lengua y nuestro país, y su cátedra de Leiden era un semillero de vocaciones vascológicas. Desde años atrás estaba obsesionado con terminar la gramática vasca que estaba escribiendo. Confiemos en el buen hacer de sus albaceas para la publicación de los manuscritos y la conservación de todos sus papeles.<br><br>

No podré olvidar nunca el mazazo que significó para mí la carta que de Rijk me escribió a finales de agosto de 2002. Era la despedida, al saberse gravemente enfermo. Recordaba los buenos momentos de amistad y convivialidad que habíamos pasado en Vitoria, y me daba las gracias por esa amistad. Pero en una frase decía: «Nire zorionerako, fededuna naiz eta horrek lasaitzen dit bihotza» («Para mi fortuna, soy creyente y eso tranquiliza mi corazón»).En realidad, como le respondí a los pocos días, tratando de animarle, mencionando los avances de la medicina, era yo quien se sentía agradecido por su gran amabilidad. Lamentablemente, no hemos podido cumplir el deseo de un encuentro en Amsterdam.<br><br>

Nunca olvidaremos a Rudolf de Rijk, excelente amigo, gran vascólogo, sobresaliente lingüista. Todos los que le conocieron y estimaron quedan convocados ya a la ceremonia, que se anunciará oportunamente, en que se arrojarán sus cenizas en nuestros montes. los montes que él tanto amaba.<br><br>

[Henrike Knörr es catedrático de Filología Vasca y Vicepresidente de Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca]<br><br>



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