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Las hermanas Ulacia de Oregón, últimas de una estirpe que lleva 50 años recorriendo los caminos del Oeste americano

23/09/2008

Las hermanas Maria (Ulacia) Onaindia y Juana (Ulacia) Malaxa en el Wallowa County Fair Grounds. Fueron el pasado 6 de septiembre 'Grand Marshal' o presidentas del desfile tradicional de Hells Canyon, en Enterprise, Oregón (foto The Oregonian)
Las hermanas Maria (Ulacia) Onaindia y Juana (Ulacia) Malaxa en el Wallowa County Fair Grounds. Fueron el pasado 6 de septiembre 'Grand Marshal' o presidentas del desfile tradicional de Hells Canyon, en Enterprise, Oregón (foto The Oregonian)

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Maria (Ulacia) Onaindia y Juana (Ulacia) Malaxa son algunas de las últimas representantes de una generación de vascos que en los años 50 lo dejaron todo en Euskal Herria y viajaron a EEUU para ganarse la vida dedicadas al duro trabajo del pastoreo. Estas dos hermanas, casadas con dos pastores también euskaldunes, saben bien lo que es el trabajo y la dura vida nómada durante el verano, siguiendo al rebaño con la familia a cuestas, en las montañas de Oregón. A su edad --indeterminada, porque no quieren decirla-- siguen desplazándose a pie, animadas por esa ‘indarra’ (fortaleza) que describen como parte vital de su personalidad. El pasado 6 de septiembre consintieron que las llevaran en carromato, pero sólo porque eran las homenajeadas en el Desfile de Hells Canyon, en Enterprise. El diario The Oregonian se hace eco de su historia, que traducimos y resumimos en este artículo.

Enterprise, Oregón, EEUU. Los pastores vascos han sido durante décadas una imagen habitual en los paisajes del Oeste americano, especialmente durante los años 50 y 60 , en los que numerosos jóvenes llegaron desde Euskal Herria para trabajar en las montañas.  Las hermanas Ulacia, Maria y Juanita, llegaron a Oregón de la mano de sus esposos, Joe Onaindia and Gus Malaxa, y durante más de 50 años han hecho frente a las dificultades de este duro modo de vida con un optimismo envidiable.

Ya no recorren 50 kilómetros para llevar un rebaño de varios miles de ovejas a las montañas, pero sus años de pastoreo por los caminos de Oregón han dejado en las hermanas la costumbre de desplazarse andando y, aunque ambas pasaron hace tiempo la edad de la jubilación, siguen cuidando su huerta, cortando leña y  paleando nieve en invierno. Una de ellas incluso cría dos novillos en un campo cercano a su casa. El secreto de esta vitalidad es, según ellas, ‘indarra’, la palabra de su lengua materna con la que definen su caracter: ‘fortaleza’, ‘testarudez’, ‘perseverancia’, describen.

'Si sabes cómo trabajar, nunca pasarás hambre'

Después de décadas cuidando de las ovejas –desde 1953 hasta que vendieron su rancho en 1973–, caminar se ha convertido en una parte de su personalidad. Sus maridos fallecieron, sus hijos se han marchado a otros lugares a formar su propio hogar, apenas quedan rebaños en Wallowa County y ya no llegan oleadas de vascos buscando un trabajo con el que salir adelante. Pero ellas siguen caminando. A veces hacen 20 kilómetros al día, y en invierno, utilizan botas con clavos para poder seguir paseando aunque haga mal tiempo. El pasado 6 de septiembre caminaron un kilómetro hasta el Wallowa County Fairgrounds, donde fueron homenajeadas como grand marshals (presidentas de honor) del Desfile de Hells Canyon. Sólo por este día, consintieron en montar en el carromato que abrió el desfile, vestidas con camisas y pantalónes vaqueros idénticos.

Hermanas Ulacia Oregon 2
[Las hemanas Ulacia caminan rumbo al Desfile de Hells Canyon, ataviadas de uniforme vaquero (fotos The Oregonian)]

En el este de Oregón Juana y María y sus familias eran algo exótico, porque no fueron muchos los vascos que llegaron a esta zona. Los principales grupos de la región se asentaron, y aún viven, en lugares como Boise, Bakersfield y Ontario. Como muchos grupos étnicos que se asentaron en el Oeste, los inmigrantes vascos como Juana y Maria eran conocidos por su capacidad de trabajar duro. Las hermanas eran hijas de una familia de baserritarras (campesinos) y con cinco años Juana ordeñaba vacas, mientras que a los 12 María marchó del hogar para servir. Su padre, asegura Juana, les enseñó pronto una lección que marcaría sus vidas: "Si sabes cómo trabajar, nunca pasarás hambre’.

Verano en la montaña

Sus maridos, Joe Onaindia y Gus Malaxa, se conocieron en un vuelo de Nueva York a Euskal Herria, tras unos años como pastores en EEUU. En su país de origen los amigos se casaron con las hermanas Ulacia en una ceremonia conjunta en 1951. Pocos años después la situación económica llevó a ambas familias a volver al Oeste, donde se asentaron definitivamente. Las hermanas aprendieron inglés a medida que sus hijos lo aprendían en la escuela. ‘Al llegar el verano al monte, como los gitanos’, explica gráficamente Juana sobre los meses de pastoreo. 

La hija de Maria, Juanita Onaindia, tenía sólo 6 meses la primera vez que subió a las montañas en verano, con el rebaño. Sus recuerdos de la infancia son de espacios abiertos, riachuelos sinuosos y madrugones para recoger el campamento y seguir a las ovejas, siempre caminando. De niña, se bañaba en los ríos, jugaba con los caballos y charlaba con pastores tan unidos a sus perros que lloraban cuando llegaba el momento de regresar a Euskal Herria y separarse de elllos. ‘Me siguen gustando las ovejas’, tercia Maria. 'No lo hecho de menos, pero sí a las ovejas’. Juana niega expresivamente con la cabeza: ‘Amo a los animales, pero te aseguro que las ovejas son un trabajo muy duro’.



Comentarios

  • mariaulacia@hotmail.com

    Vivo en Buenos Aires.Residí un tiempo en España.Soy terapeuta de familia.Tengo cinco hijos u cinco nietos.Me gustaría hacer contacto. Muchas gracias.Un abrazo María Ulacia

    maría ulacia, 09/01/2009 00:08

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