La convicción no basta

Reaccionando ante el anuncio por parte del Estado español de que impedirá la libre concurrencia de todas la fuerzas políticas (léase Batasuna) a las próximas elecciones al Parlamento Vasco, surgió la iniciativa Aukera Guztiak (todas las opciones), formada por ciudadanos que desean denunciar el 'grave recorte de las libertades civiles' que supone 'que haya votantes que no pueden votar a quien quieren, puesto que hay opciones políticas a las que se impide su presentación'. El fiscal general del Estado desea ahora ilegalizar Aukera Guztiak. Sobre ello abunda este editorial del rotativo navarro Diario de Noticias.

Es evidente que desde todas las estructuras del Estado se velará cuidadosamente para que se cumpla la Ley de Partidos, en unos casos por deber profesional, en otros por intención electoral, en otros por ambas motivaciones. Impedir a toda costa que Batasuna se presente a las elecciones ha sido y es un auténtico desvelo desde que la citada ley entró en el cuerpo legal español.

Por ello, en cuanto aparece una nueva iniciativa de concurrencia electoral en el País Vasco se pone en marcha toda la maquinaria inquisitorial, azuzada primero por medios de comunicación, escudriñada después por servicios de información y deseada con expectación por los partidos políticos. En ese contexto, el fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, ya ha manifestado que impugnará Aukera Guztiak, porque tiene la convicción de que se trata de una treta más de Batasuna.

Sorprende que un experto jurista manifieste una impugnación preventiva basada no en indicios o pruebas, sino en su simple convicción. Cuando aún no han sido hechas públicas sus listas de candidatos, cuando las personas que presentaron la plataforma han condenado pública y repetidamente la violencia de ETA, cuando ni siquiera se sabe si han logrado las firmas necesarias, la pura convicción del fiscal general del Estado ya ha advertido de su impugnación.

En democracia, y el fiscal general lo sabe, no es suficiente la convicción para acusar ni condenar. Hacen falta pruebas. Y no queda bien parada la imagen de Conde Pumpido cuando, basado en su propia convicción moral o política advierte de la ilegalización de personas que aún no conoce; o de personas conocidas, ampliamente conocidas, como las que presentaron Aukera Guztiak, que no han cometido ningún delito y cuyos derechos civiles están en pleno vigor.

Una vez más, el hastío y la abominación por tantos años de silencio ante la violencia, o de violencia propiamente dicha, pone en riesgo la calidad democrática del sistema. Es pronto para conocer el desenlace final de esta plataforma, pero se puede adivinar que va a ser muy difícil que pase la criba inquisitorial que le espera, aún más dura tras el anuncio del fiscal general. Lo malo es que a muchos les parecerá normal, y hasta bien.

(editorial publicado el 13-03-2005 en Diario de Noticias)

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