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El centro tecnológico vasco Robotiker trabaja en el vehículo del siglo XXI; posibilitará realizar la revisión a distancia o avisar a los ocupantes de un riesgo de accidente (en Gara)

14/03/2005

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[El centro tecnológico Robotiker desarrolla el que ha denominado como coche del siglo XXI. Este vehículo, entre otras prestaciones en las que se trabaja, posibilitará realizar la revisión de la ITV a distancia o avisar a los ocupantes del vehículo de un riesgo de accidente. El puesto del conductor es el centro de la investigación]

Donostia-San Sebastián. Una de las particularidades del automóvil que desarrollan actualmente en el centro tecnológico Robotiker, en el parque tecnológico de Zamudio, radica en que este vehículo «facilitará vía inalámbrica información sobre su situación al domicilio del propietario del coche», explica Txomin Rodríguez, uno de los responsables del proyecto.

Para eso, el automóvil deberá contar con un sistema de mantenimiento preventivo, que advierta, por ejemplo, de la necesidad del cambio de aceite y se lo haga saber al dueño. En cambio, hoy en día el mantenimiento es predictivo, es decir, cada cierta cantidad de kilómetros recorridos el responsable del vehículo debe llevarlo al taller mecánico.

Esta capacidad para autoanalizarse aumentaría con la colocación de un sistema de detección e información en partes del vehículo donde en la actualidad no existen.

Txomin Rodríguez, que lidera esta iniciativa, se pregunta «¿por qué tenemos que limitar la información entre vehículos a los intermitentes y el claxon?» y apuesta, por ello, por una mayor comunicación.

Asimismo, los investigadores trabajan por hacer realidad la revisión de la ITV a distancia, aunque en Robotiker el proyecto no esté focalizado especialmente en esa dirección. Y es que las interacciones entre el usuario del vehículo, el propio vehículo y el entorno centran su desarrollo.

Uno de los objetivos prioritarios del coche del siglo XXI es aumentar la seguridad de sus ocupantes. Los responsables de Robotiker prevén que el automóvil sea capaz de prevenir de un accidente, por ejemplo, informando mientras circulamos por la vía de que un vehículo se nos acerca a gran velocidad, de que un animal está cruzando la vía o de que un vehículo averiado ocupa la cuneta. Para cuando el impacto sea irremediable, se pretende construir un vehículo con materiales que aminoren los posibles daños al conductor y los demás ocupantes del habitáculo móvil.

Vehículo más ecológico

En cuanto al desarrollo de un coche más ecológico, miembros del proyecto de Robotiker limitan los avances para conseguir un vehículo más respetuoso con el medio ambiente a las fuentes de propulsión. En especial, trabajan para disminuir la cantidad de energía a consumir y de residuos. Sin embargo, Robotiker no tiene entre sus prioridades el diseño de un vehículo puramente ecológico, aunque tienen en cuenta proyectos que diseñan vehículos propulsados por aire comprimido. Estas máquinas están a las puertas de la industrialización. En este sentido, Rodríguez asegura que «los sistemas basados en combustibles fósiles deberían tener los días contados».

Aun así, los estudios se centran en el puesto de conducción. Preguntado por si ello traerá consigo una disminución de la independencia de los demás ocupantes, Rodríguez subraya la importancia de la seguridad: «Un acompañante no puede decidir algo que vaya en contra de la seguridad» y concluye que «el conductor es el que debe decidir en ruta, aunque el pasajero debe ir perfectamente cómodo».

Txomin Rodríguez recordó que la década de los ochenta fue muy importante para el sector de la automoción, pues comenzaron a diseñarse y producirse coches de mucha mejor calidad, lo que repercutió en su comodidad. El peso del vehículo, por ejemplo, se redujo en un nada menos que un 30%.

En la actualidad, la industria del automóvil se plantea instalar una caja negra dentro del vehículo, tal y como se hace en el sector aeronáutico. Los responsables del proyecto de Robotiker reconocen que alguna vez se han planteado esta posibilidad, aunque hoy en día la tienen aparcada.

En este sentido, Rodríguez limita esta tecnología «a ciertos casos. Cuando un avión tiene un accidente no suele quedar desafortunadamente testigo alguno. En cambio, en el caso de los accidentes de carretera suele haber testigos a los que se les puede preguntar».

(publicado el 14-03-2005 en Gara)


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