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"Realizamos labor social y solidaria con aborígenes mbyá-guaraníes y comunidades de la región"

01/05/2014

Olga Rosa Leiciaga Elordi (en el centro), en un reparto de premios del Concurso de Relatos Asombrosos
Olga Rosa Leiciaga Elordi (en el centro), en un reparto de premios del Concurso de Relatos Asombrosos

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Olga Leiciaga vive en Corpus Christi, un pequeño pueblo del norte argentino, no lejos de las cataratas de Iguazú y de San Ignacio y las misiones jesuíticas que dan nombre a la provincia, Misiones. Descendiente de vascos que llegaron en el siglo XIX a Argentina, Olga Rosa Leiciaga Elordi es una docente retirada, fundadora de un par de euskal etxeak, que practica la solidaridad con las comunidades indígenas.

Joseba Etxarri. Olga Leiciaga sustenta en Argentina proyectos solidarios y de promoción comunitaria que desarrolla Eusko Etxea de Corpus, en una zona deprimida en la que no viven muchos vascos pero en la que la euskal etxea que fundara hace una década pergeña y vehiculiza planes y actividades de indudable vocación social, desde la creación de una Biblioteca Popular --bautizada como Atahualpa Yupanqui, por el icónico cantautor argentino de madre vasca-- hasta talleres para jóvenes, la construcción de una escuela o la provisión de materiales para comunidades aborígenes.

-¿Cómo va Eusko Etxea de Corpus Christi?

-Pienso que vamos bien pero nos cuesta crecer  Vivimos muy lejos de Buenos Aires. No tenemos banda ancha y los servicios son deficientes. Cosas elementales nos resultan difíciles. Por ejemplo, no podemos bajar videos para la biblioteca o para estudiar euskera on line y tenemos que viajar a ciudades distantes para poder cumplir con las tareas. Pero no bajamos los brazos. Somos conscientes de que todo depende de nuestro esfuerzo y no desfallecemos.

-¿Qué proyectos tenéis entre manos?

-En este momento estamos encarando un proyecto con las escuelas primarias de Corpus dirigido por un museólogo y mi colaboración, que nos permitirá tener la genealogía completa de las familias en nuestra Biblioteca y será un aporte al patrimonio cultural de Corpus. También nos preparamos para adherir a la cadena humana en apoyo al País Vasco del 8 de junio y varios integrantes estaremos presentes la semana que viene en Buenos Aires en la fiesta “Buenos Aires celebra al País Vasco", organizada por el Centro Laurak Bat.

-Lleváis a cabo numerosos proyectos sociales.

-Queremos ser una entidad útil, solidaria y difusora de la cultura. Así creamos nuestra Biblioteca Popular, donde se atiende a todos por igual y donde concretamos nuestros talleres para niños, jóvenes y adultos. Hacemos trabajo social con comunidades aborígenes mbyá-guaraníes. Con ayuda del gobierno foral de Gipuzkoa pudimos construir un edificio escolar para la Comunidad Tavá Mirí en la zona rural de San Ignacio. Y con la ayuda de la Comunidad Gure Aita de Vitoria-Gasteiz y de la Escuela Popular de Salud “Opaíbo”, dirigida por el Dr. Eneko Landaburu, socio nuestro, se concretó la provisión de agua potable para la escuela. Trabajamos con ocho comunidades aborígenes en la provisión de ropa que nos envía Cáritas Parroquial de la ciudad de Saladillo y con INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), en la entrega de semillas para huerta y solicitud del asesoramiento.

-¿Qué es el Concurso de Relatos Asombrosos?

-Un concurso literario que inició en 2009 la Biblioteca para fomentar la escritura, conservar historias y una parte de nuestro patrimonio oral y hacer que la gente se interese por la lectura, especialmente los chicos y jóvenes. Hemos editado dos libros con sendas selecciones de relatos. El concurso va por su quinta edición. Este año hemos cambiado el tema. Será 'Historias de familia'.

-Procedes por ambos lados de familias de origen vasco. ¿Cómo vivían en tu familia el hecho vasco?

-No recuerdo que se hablara del tema. Mi padre, Héctor Martín Leiciaga Arrospide, era nieto de vascos. Mi madre, Delia Susana Elordi Aguirre, hija. Tres de mis abuelos, que seguramente me hubieran podido contar de su vida, murieron muy jóvenes y no los conocí. Supe que era vasca después de los treinta, indagando, al comenzar a investigar y tratar de formar el árbol genealógico. Más tarde me conciencié y sigo aprendiendo sobre nosotros y nuestra cultura.

-La jubilación te proporcionó tiempo para 'trabajar'.

-Ejercí toda mi vida como maestra de grado, directora e inspectora de enseñanza primaria. Una vez jubilada me dediqué a diferentes tareas y acabé dedicándome de lleno a trabajar en el Centro Vasco. Siempre he tratado de actuar con responsabilidad y, con mayor o menor acierto, he puesto lo mejor de mí en lo que emprendí.

-Eres de Saladillo, donde fundaste un primer centro vasco.

-Surge con Alberto Aguirre. Nos encontrábamos en las calles de Saladillo, siempre apurados y la pregunta era, ¿cuándo y cómo hacemos para formar un centro vasco? Hasta que al final, un día decidimos formar una Comisión porque sabía que me venía a vivir a Misiones.

-¿Que debería ser o aportar una euskal etxea?

-Debería ser un lugar de encuentro de los vascos y los amigos de lo vasco para concretar acciones en favor de la comunidad en general, ser un centro difusor de la cultura y compartir la causa vasca. Para mí ser vasca es un compromiso de vida con los ideales y valores de mis mayores.

-Creo que también en tu familia organiza reuniones periódicas.

-Somos una familia muy unida. Los familiares Elordi cercanos nos reunimos cada vez que voy a Saladillo y en noviembre pasado nos reunimos por primera vez todos los primos. Los Leiciaga lo hicimos hace dos años y hemos convocado a una nueva reunión familiar en noviembre, en el marco de la Semana Nacional Vasca de La Plata.



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