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Sanz y la diáspora 'navarra'

27/11/2004

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El articulista realiza una muy crítica lectura del reciente viaje del presidente navarro Miguel Sanz a Argentina, donde ha visitado algunos centros navarros. Jose Mari Esparza repasa la historia y la actividad de los navarros y sus descendientes en el país austral, constatando, según sus palabras, que 'la diáspora navarra en el mundo no existe separada de su entorno natural, el resto de vascos. Basta viajar o leer para saberlo'.

Por Jose Mari Esparza, editor

El presidente de Gobierno Miguel Sanz ha visitado los centros navarros en Argentina, con el fin de estrechar los lazos de Navarra con su diáspora y, de paso, mostrar en América la singularidad de la comunidad foral como una autonomía diferenciada. Como Sanz no da puntada sin hilo, yo estoy seguro que habrá ido por algo más, y no faltará algún chanchullo por medio. Pero hoy no hablaremos de eso. A Sanz le acompañaba Corpas, que disertó sobre la lengua castellana en el mundo, cosa, como todos sabemos, muy peculiar y singular de Navarra. Dicen que Sanz cantó a Sabina, otro rasgo muy autóctono. Esta vez no bailó el 'Agur Jaunak'.

Al presidente y su séquito no se les ocurrió visitar los centros donde más navarros hay en la actualidad: los centros vascos. Euskal Etxeak. Los Laurak Bat. El primero de ellos fundado en 1877 en Buenos Aires, como reacción al despojo de los Fueros. De los 240 primeros socios, 40 eran navarros, de Corella incluso. Miles de navarros --repartidos en el Centro Vasco-Francés; Gure Euskaldunak; Denak Bat de Arrecifes; Euskal-Etxea de Quilmes, Laurak Bat de Bahía Blanca, Euskal Etxea de Llavallol y docenas de centros históricos más-- se quedaron sin la visita de su presidente. Creo que tampoco le echaron en falta.

El primer Centro Navarro, llamado primero Orfeón Gayarre, se fundó en 1895. Era un centro vasco más, pues nadie entonces hacía diferencias, y menos en América. Lo explica Caro Baroja en "La Hora de Navarra del XVIII": "Fuera, lejos, los navarros se agruparán con los navarros y de modo más amplio con los vascongados en general". De hecho, el fundador del Centro Navarro y su carnet número uno, era Crisanto Ayanz, que fuera también fundador de la sociedad Gure Echea y miembro del Centro Vasco. Las Fiestas de San Fermín del Centro Navarro se celebraban en la Plaza Eúskara de Buenos Aires, junto al resto de comunidades vascas. La familia, unida.

Sólo la guerra civil de 1936 creó tensiones entre los centros vasconavarros. El fuerte componente franquista del Centro Navarro hizo que salieran del mismo los sectores republicanos y de izquierda, que formaron la Agrupación Navarra Republicana. En el Laurak Bat de Buenos Aires, junto al gigantesco retoño del Árbol de Gernika, hay una placa que dejaron aquellos navarros progresistas: "Homenaje al Símbolo de la Libertad. Agrupación Navarra Republicana. Buenos Aires 29-12-1953".

Seguro que Sanz no visitó ese lugar; tampoco Corpas, el otrora comunista. Los navarros que lucharon por la República les dan pampurrias.

El presidente Sanz visitó el restaurante del Centro Navarro, pero pasó de largo por su Biblioteca. Claro, los libros no se comen y dejan pocos porcentajes. Tampoco Corpas, tan culto él, se detuvo un rato. Si lo hubieran hecho, se hubieran sorprendido del pasado vasquista del Centro, que delataban sus estanterías: colecciones completas de "Gure Herria", "La Vasconia", "Euskaltzale", "Revista Eúskara", "Revista Internacional de Estudios Vascos", "Euskal Herria". ¿Por qué aquella extraña manía de los navarros de la diáspora de leer temas vascos? ¿Y por qué en toda la literatura y prensa argentina, en todos los ensayos históricos de la inmigración, funden a los navarros en la diáspora vasca? Muchos viajes necesitará hacer Sanz para sacarles de sus yerros.

En la biblioteca del Centro Navarro bonaerense podrían haber leído la revista ilustrada "La Vasconia" que comenzó a editarse en 1893 como reacción contra el ministro Gamazo. Desde sus inicios, fue la revista de miles de navarros emigrados a Mar de Plata, la mayoría de extracción política carlista. Tras la Gamazada, la revista hizo una campaña "con motivo de reunir fondos para erigir un monumento a los Fueros que perpetúe las libertades forales", campaña que encontró "eco simpático en todo el solar eúskaro". ¡Mira por dónde, quién ayudó a pagar nuestro Monumento! A partir de 1903 la revista pasó a llamarse "La Baskonia", con una presencia central de Navarra en sus contenidos.

Mientras a Sanz le daban cantando la una y las dos y las tres y desnudo hasta el amanecer, el responsable navarro de cultura, Corpas, pudo haber hecho una visita a la editorial Ekin, fundada en 1942 en el Laurak Bat de la calle Belgrano, por ilustres navarros como Andrés Irujo, Estornés Lasa, Manuel Irujo. Allí, durante el franquismo, se refugió la cultura navarra perseguida. Mientras aquí se editaban los bodrios de Del Burgo, allí editaban las obras de Campión, Boissonade, los Irujo, Fagoaga, Estornés, Barandiarán. Pero no se preocupe el señor Corpas: todo ese fondo histórico, más de 6.000 libros, que representa a la navarridad democrática del exilio, acaba de llegar a Navarra, acarreados por la Editorial Txalaparta, para que los pueda adquirir el Gobierno de Navarra y distribuirlos por la red de librerías públicas. A eso se le llama recuperación del patrimonio histórico. De nada.

En el mismo local de la calle Belgrano, también podrían haberse interesado por el 'Instituto Americano de Estudios Vascos', y haber leído su famoso Boletín. El Instituto sigue vigente en nuestros días, y no precisamente por las ayudas que recibe del Gobierno de Navarra. Sin embargo deberían saber que su primer presidente fue Monseñor Nicolás Esandi, obispo de Viedma, navarro y euskaldun, originario de Jaurrieta e Isaba. Numerosos paisanos, como A. de Lizarra, Santiago Cunchillos, Carlos Alberto Erro, Saturnino Zenborain, Martín Noel Iribas e Isidoro Fagoaga, el gran tenor, figuran entre sus precursores. Gente navarra, ilustre y que, además, cantaba mucho mejor que el presidente.

Pudieron haber preguntado qué fue de la Asociación Cultural y de Beneficencia 'Euskal-Echea', fundada en 1899 para los oriundos de las siete provincias. No, ésta no la fundaron exiliados carlistas, ni republicanos, ni tampoco nacionalistas: fueron los capuchinos navarros. Y esta misma congregación inició en 1909 el primer curso del Instituto Escolar Bascongado de Euskal-Echea, que incluía la enseñanza del idioma, cultura, legislación e historia vasca. ¡Qué cosas hacían antes los clérigos navarros! ¿Verdad señor obispo?

Entre restaurante y restaurante, les faltó una visita a las librerías de la calle Corrientes, y preguntar a sus conspicuos libreros por los escritores originarios de Navarra que iluminaron la literatura argentina: Juana Manuela Gorriti; Carlos Alberto Erro; Isidoro Sagüés; Guillermo Etchebehere; Juan Pablo Echagüe. Repasando sus libros verían hasta qué extremo consideraban ellos, a su Navarra originaria, como "comunidad diferenciada" del pueblo vasco.

Puestos a presumir de navarros, el residente podría haber visitado el Museo Nacional de Luján, donde se exhibe la carretilla más famosa de Argentina, con la que Guillermo Larregi Ugarte, "El Vasco de la carretilla", se convirtió en un héroe nacional, recorriendo el país a pie durante varios años. Toda la prensa seguía sus hazañas y fue homenajeado como "ejemplo magnífico de la energía y voluntad de la noble raza Eúskara". Está enterrado con todos los honores en el Parque Nacional de Iguazú, junto a las cataratas. Había nacido en 1885, en el vasquísimo barrio de la Rochapea.

Resumo. La diáspora navarra en el mundo no existe separada de su entorno natural, el resto de vascos. Basta viajar o leer para saberlo. Las subvenciones a cuatro casas "navarras" para sostener la "diferencialidad" no van a cambiar una realidad de siglos. América entera está sembrada de navarros, que desde el siglo XVI aparecen mixturados con otros paisanos, "de raza", "de lengua" o "de nación", sin que jamás a nadie se le haya ocurrido decirles que provienen de una "comunidad diferenciada". Sólo el franquismo terminal, y el navarrismo oficial actual, (su hijo putativo, al cabo) se han empeñado en separar una familia siempre bien avenida. Sanz y Corpas lo han intentado de nuevo, con cuatro comilonas, medallas, dádivas, canciones de Sabina y charlas sobre la grandeza del castellano. Yo sigo pensando que fueron a otra cosa.



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