euskalkultura.eus

diáspora y cultura vasca

Noticias rss

Nacho Vigalondo, su corto opta a un Oscar la próxima semana: «No sé si hice el ridículo al felicitarle a Clint Eastwood por sus nominaciones en el ensayo de la ceremonia» (en Diario Vasco)

17/02/2005

PUBLICIDAD

Ricardo Aldarondo/Donostia-San Sebastián. Su corto '7.35 de la mañana' es candidato a un Oscar. Su vida ha cambiado de la noche a la mañana. Una producción vasca llega a Hollywood, para triunfar.

-- ¿Su estado es de agobio eufórico o de agobio letal?

Agobio eufórico, desde luego. Llevo tanto tiempo esperando que surja algo en mi vida como director de cine para que las cosas se me pongan más fácil, que ahora no puedo parar de agradecer el agobio que estoy viviendo.

-- ¿En qué ha cambiado su vida?

Para empezar ha habido que improvisar un departamento de prensa, porque era una locura la cantidad de medios que llamaban y me he convertido en un hombre al que le hacen preguntas y tiene que dar respuestas.

-- ¿Por qué ha sido elegido '7.35 de la mañana' junto a otros cuatro candidatos de todo el mundo al Oscar al mejor cortometraje?

Eso me he preguntado yo muchas veces. De alguna manera el corto mete un pie en Hollywood al manejar arquetipos que allí conocen muy bien, como el musical o el 'thriller', pero lo que hacemos es tranformar esos géneros. Quizá les ha llamado la atención algo que les resulta habitual, pero está presentado de una manera distinta. Y una de las bazas del corto es que es imprevisible.

-- Pero Hollywood es color y dinero, y '7.35 de la mañana' es en blanco y negro y en un solo escenario.

Sí, pero hay un enlace con el cine de los grandes estudios, porque el corto piensa mucho en el espectador y le manipula en cierto sentido, le tiene en vilo para colmarle después, eso es algo que perseguíamos en todo momento.

-- ¿O sea que ya buscaba amplios públicos?

Lo que jamas nos planteamos es que íbamos a llegar a un público tan amplio y diverso. El corto no nació con vocación internacional, desde luego, pero sí sabíamos que que no iba a tener un gramo de aburrimiento, que iba a ser muy divertido e intenso.

-- ¿Divertido? También es terrible.

Es que no son términos contradictorios y a mí me atraen mucho los dos. Que algo sea siniestro o estremecedor me resulta atractivo y me siento más cerca del cine negro o el de terror que del musical.

-- ¿Pero ama u odia el musical?

Ni una cosa ni otra, hay musicales que me encantan, pero no soy un gran aficionado.

-- Alguien me dijo que su corto es como 'El otro lado de la cama'. ¿Le molesta?

En absoluto, esa es una película distinta, refrescante y que cuajó muy bien en el público, aunque no es el tipo de cine que yo vaya a hacer. El otro lado de la cama es un musical y lo que hace 7.35 de la mañana es romper la principal regla del musical, que los personajes se pueden poner a cantar y bailar sin tener un porqué. Yo he querido darle sentido a que de pronto haya un número musical en mitad de un bar, revelando cosas bastante inquietantes y retorcidas. Es una especie de contramusical.

-- No me diga que ha hecho una deconstrucción del musical...

Eso suena muy bien, aunque queda un poco solemne para un corto.

-- ¿Es verdad que, para defender su proyecto ante la comisión que le podía dar la subvención del Gobierno Vasco, en lugar de explicar sus virtudes, se puso a tocar la guitarra y cantar la canción del corto?

Rotundamente cierto. Era muy consciente de que la idea del corto, puesta en un papel, ofrecía más dudas que certezas. Si quería destacar entre el cúmulo de propuestas que había recibido esa comisión, tenía que transmitirles realmente que el corto se basaba en una canción, y la importancia que ésta tenía. Así que llevé la guitarra y se la canté. Fue un momento devastador.

-- ¿Y qué cara pusieron?

Algunos me reconocieron que me dieron la subvención con cierta tensión, por las dudas que existían ante qué podía salir de aquello. Yo no tenía un reconocimiento como director que pudiera garantizar algo, y de lo que ponía en el papel podía salir cualquier cosa.

-- ¿En el rodaje también hubo tensión?

En cierto modo sí, porque el rodaje en sí era como lo que se supone que pasa en el corto diez minutos antes de que entre la protagonista: un tío que le está diciendo a un montón de gente que tiene que hacer esto y aquello. El rodaje era una completa incógnita, porque no sabíamos si el corto iba a funcionar. Es una idea que según cómo salga puede ser sublime o ridícula. Cuando hicimos el primer pase con público nos dimos cuenta que funcionaba, y respiramos.

-- ¿Cómo fue esa fiesta en la que se reúnen los candidatos al Oscar?

Sí, el Nominee Lunch... Imagínate lo que fue aquello, yo entré junto a Jamie Foxx, toda la gente le gritaba, y como yo estaba al lado, también me gritaban a mí, es lo que tiene la erótica del poder. Te saludan como locos, aunque no saben de dónde has salido.

-- ¿Tenía algún otro ídolo con quien quisiera codearse?

Tenía entre ceja y ceja el establecer algún tipo de contacto con Clint Eastwood. Y efectivamente, le di la mano y le saludé. Pero no sé si hice el ridículo, porque le felicité por estar nominado. «Enhorabuena por estar nominado y que tengas mucha suerte», le dije mientras pensaba, «pero qué estoy haciendo, quién soy yo para felicitarle a Clint Eastwood».

-- ¿Se tuvo que pellizcar para volver a la realidad?

La desdramatización llega cuando te das cuenta de que te han puesto los mismos espárragos que a él y se los está comiendo dos mesas más allá.

-- ¿En ese encuentro hubo propuestas de algún productor?

La fase de ofertas calculo que empezará una vez que se den los Oscar, para el que gane. Per alguna cosa ha habido ya.

-- ¿Tiene preparado el discurso por si gana, o piensa cantar la canción del corto en el escenario?

Estando en un despacho con uno de los dirigentes de la Academia de los Oscar, mi productor, Eduardo Carneros, que es un hombre muy avezado, preguntó: «¿Y qué pasa si este chico canta cuando recoja el premio?». Y él dijo: «Bueno, la gente pensará que estás loco, pero es decisión tuya». Pero no creo que la guitarra pase el control de seguridad. De momento hay un ensayo de toda la ceremonia el próximo jueves, y estoy esperando a ver cómo se desarrolla. Va a ser alucinante estar ensayando las subidas y bajadas con todos los nominados.

-- ¿Es imprescindible ir en limusina a la gala?

El protocolo obliga a ir con limusina hasta un cierto punto de la alfombra roja. Pero alquilarla cuesta un pastón, estamos pensando financiar una entre todos los cortometrajistas. La solución más probable, y la más miserable, será dar un rodeo y aparecer entre dos calles como si hubiésemos dejado la limusina aparcada en la otra manzana.

-- '7.35 de la mañana' es una especie de 'all stars' de los cortometrajistas vascos, colaboran Koldo Serra, Borja Cobeaga...

Sí, y el director Eugenio Mira y muchos más. La comidilla del rodaje era que si se caía el edificio desaparecía toda una generación de cortometrajistas. Estamos tantos en Madrid...

-- Aclarémoslo de una vez. ¿Es usted cántabro, vasco, universal...?

Soy mestizo. Mi padre es alavés y mi madre es de Cantabria. Yo crecí en Cabezón de la Sal, pero me vine al País Vasco hace muchos años. Mi vida profesional y artística y la gente en la que me apoyo está en el País Vasco. He vivido en las tres capitales vascas y ahora estoy en Madrid.

-- ¿En qué fase está su primer largometraje, 'Los cronocrímenes'?

En la más compleja, la de terminar de redondear el guión. Pero con la nominación al Oscar, creo que ya podemos estar seguros de que lo rodaremos este año. Es una película muy sencilla en cuanto a medios, como el corto, pero que puede dejar al espectador aturdido.


OTRO VASCO EN LOS OSCARbr>
R. A./Donostia-San Sebastián. Recordaba ayer la consejera de Cultura del Gobierno Vasco, Miren Azkarate, una anterior ocasión en que un cineasta vasco optaba al Oscar, Montxo Armendariz y su Secretos del corazón, que fue nominada, aunque no ganó, en la categoría de mejor película extranjera. Ahora, la candidatura de Nacho Vigalondo con 7.35 de la mañana al mejor cortometraje de ficción, supone «una aventura en la que estamos todos», señaló Miren Azkarate.

«El Gobierno Vasco la recibe con gran alegría, porque hay una relación con este cortometraje que se inició en 2002 con el apoyo a la producción, y después con Kimuak 2003, el programa de apoyo a la difusión exterior e interior. Fue uno de los seis cortometrajes elegidos de una cosecha excelente. Y ahora el Gobierno Vasco apoya la financiación de la campaña de promoción para los Oscar», señaló Azkarate.

La unidad de cine de Donostia Kultura tiene su implicación en esta carrera hacia el Oscar, ya que es la que se encargada de la gestión de Kimuak, y ha distribuido el corto en 74 festivales, obteniendo 58 premios, que es lo que se valora para llegar a las nominaciones al Oscar. «Txema Muñoz y José Luis Rebordinos están sabiendo ver el talento de los directores vascos y están consiguiendo que ese talento viaje por todo el mundo», señaló Eduardo Carneros, productor de la película junto a Javier Ibarretxe. «Creo que esta debe ser la película de más bajo presupuesto que se ha nominado al Oscar, pero detrás está un cineasta que domina las técnicas narrativas», añadió Carneros en referencia a Nacho Vigalondo.

Los productores del filme también destacaron que «este tipo de reconocimientos son muy importantes para que el sector industrial del audiovisual y las empresas vascas puedan demostrar que constituyen un sector emergente y estratégico».

El presupuesto del filme fue de 24.000 euros, «pero hay que tener en cuenta que se han tirado más de 30 copias para ir a todos esos festivales, y eso tiene un coste adicional importantísimo». Eduardo Carneros también destacó que «hay una nueva generación de directores vascos con mucho talento y una mente muy libre. Esta nominación, como el Goya de Pablo Malo, no son casuales, hay mucho trabajo de mucha gente detrás, y la implicación del Gobierno Vasco ha ayudado a competir con otras cinematografías».

(publicado el 17-02-2005 en El Diario Vasco)


« anterior
siguiente »

© 2014 - 2019 Basque Heritage Elkartea

Bera Bera 73
20009 Donostia / San Sebastián
Tel: (+34) 943 316170
Email: info@euskalkultura.eus

jaurlaritza gipuzkoa bizkaia