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Viedma, Argentina. En los últimos días un buen número de ciudades se sumó en Argentina a los festejos por el Día del Inmigrante y la localidad de Viedma, en la provincia de Río Negro, puerta de la Patagonia, no fue la excepción. En un festival organizado por la Municipalidad, junto a la Dirección de Migraciones y la Comisión de Colectividades Extranjeras, representantes de distintas culturas y países se dieron cita el pasado domingo, 8 de septiembre, para protagonizar una jornada de homenaje a los inmigrantes que sentaron las bases del país y de esa región.

La fiesta comenzó sobre las 10:30 de la mañana con las estrofas del Himno Nacional argentino. Pero sin duda la nota de color llegó después, cuando la Banda de la Policía de Río Negro interpretó fragmentos de los himnos de cada colectividad. A continuación, y tras las palabras de bienvenida, se habilitó un patio de comidas típicas y el escenario para que cada pueblo expusiera sus danzas. En el stand vasco se pudo degustar una gran variedad de pintxos fríos. Los dantzaris, por su parte, se lucieron con tres piezas típicas de Euskal Herria.

[La presidenta de la euskal etxea Viedma y Carmen de Patagones, Isabel Labiano, en el stand vasco (fotoEE)]

“Nuestros dantzaris son oriundos de Viedma y pertenecen al centro vasco, pero se trasladaron por un tiempo a Bahía Blanca para cursar sus estudios universitarios. Allí, en Unión Vasca, se formaron como dantzaris y hoy vuelven al origen para colaborar con la formación de los txikis de la institución, todo un orgullo para nosotros”, destaca la secretaria del 'Beti Aurrera Aberri Etxea' Sonia Gastaminza. “Actualmente los días sábados tenemos talleres de cultura vasca y danzas para txikis y para mayores de 15 años los lunes y jueves a cargo de Analía Zuntini. También dictamos clases de euskera: los días miércoles en Viedma y los jueves en Carmen de Patagones; en ambos casos, la irakasle es Delia Beatriz Etchegaray”.

[Un dantzari del 'Beti Aurrera Aberri Etxea’ portando la ikurriña (fotoEE)]

Mientras tanto, y con un gran esfuerzo por parte de quienes integran la casa vasca, se van terminando los trabajos de refacción la sede. “Es una casita pequeña pero que albergará todas nuestras actividades y que nos evitará peregrinar por lugares prestados y alquilados. Creo que el año próximo ya estaremos instalados allí”, anuncian desde el Beti Aurrera.