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La ciudad argentina de Victoria, en la provincia de Entre Ríos, renueva sus votos y devoción hacia la Vírgen vasca de Aranzazú, patrona de la localidad

08/03/2004

Una réplica de la primitiva imagen de Nuestra Señora de Aranzazú se colocó en la parroquia de Victoria el jueves (La Acción, foto El Diario de Paraná)
Una réplica de la primitiva imagen de Nuestra Señora de Aranzazú se colocó en la parroquia de Victoria el jueves (La Acción, foto El Diario de Paraná)

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Una representación del Pueblo de Victoria renovó el pasado jueves sus votos de fe hacia la Vírgen de Aranzazú, patrona de la ciudad, y colocó en la parroquia la réplica de la primitiva estatua de Nuestra Señora de Arantzazu, traida desde Euskal Herria y cuyo Santuario original se halla en las inmediaciones de la localidad de Oñati. Fue el 13 de mayo de 1.810 cuando el comerciante vasco Salvador Joaquín de Ezpeleta decidió erigir en lo que entonces era un paraje deshabitado una capilla bajo la advocación vasca de Aranzazú, capilla junto a la que nacería el poblado que más tarde dio origen a Victoria.
EUSKAL KULTURA. Según información que recoge en su edición de ayer El Diario de Paraná, los devotos victorienses de Nuestra Señora de Aranzazú (así se conoce en muchos lugares de América a la que en Euskal Herria se senomina Vírgen de Arantzazu o Aránzazu) no ocultaron su sorpresa inicial cuando una delegación europea reveló que la imagen local venerada durante más de 160 años --según la tradición oral se habría traido en 1839-- no era igual a la que existe en el Santuario de Oñati, en Gipuzkoa, si bien párrocos e historiadores convinieron en que se trata de la misma vírgen vasca, aunque con distintas vestimentas.

Lo cierto es que el culto a la Vírgen de Aranzazú existe aquí desde 1.810 y el pasado jueves el pueblo de Victoria renovó los votos de fe hacia su Patrona --que lo es también de la provincia vasca de Gipuzkoa-- y colocó en la parroquia la réplica de la primitiva estatua de esta advocación de la Vírgen. 'Para los pobladores fue como retrotraerse en el tiempo y reproducir en la memoria la misma devoción que sintieron en 1.810 los primeros inmigrantes cuando pisaron suelo victoriense (ex La Matanza) y decidieron construir un Oratorio, bajo la protección de la virgen de origen vasco', señala la crónica que firma en el Diario de Paraná Marcela Mautaso.

Capilla erigida en 1.810 por Salvador Joaquín de Ezpeleta

Según revelan los testimonios históricos, fue un 13 de mayo de 1.810 cuando el comerciante Salvador Joaquín de Ezpeleta decidió levantar una capilla bajo la advocación vasca de Aranzazú en las tierras despobladas conocidas como La Matanza. Con la capilla nacería el primer poblado en esos campos rodeados de verdes colinas. Los documentos testifican que la primera estatua de la vírgen venerada en la región ocupada por vascos fue colocada en la capilla de Victoria en 1.839, con una figura traída por Ezpeleta en uno de sus viajes a Europa. El pasado jueves, pasados más de 160 años de aquel momento, el pueblo volvió a renovar su fe, al colocarse una réplica de la primitiva estatua de la Vírgen.

La réplica colocada en el templo generó distintos comentarios en la ciudad. En un primer momento se pensó que la imagen que durante más de 160 años se estaba venerando no era la verdadera imagen de Nuestra Señora de Aranzazú, pero historiadores y párrocos de Victoria aseguran que sí lo es, aunque difiera la vestimenta. 'La estatua colocada en 1839 es Nuestra Señora de Aranzazú', aseguró el Padre Héctor, según señala la información de El Diario de Paraná.

Viaje del pater local a la Arantzazu europea

La confusión se habría generado cuando una delegación de vascos visitó el Oratorio victoriense e hicieron notar las diferencias entre una y otra estatua: La primitiva imagen mide unos 36 centímetros, es rústica, hecha de piedra y representa a la Vírgen sentada sobre un pequeño sillón con el niño y lleva un cencerro. Con estos datos, el padre Raúl Benedetti fue el encargado de develar el misterio y viajar hasta el País Vasco para buscar la primitiva imagen, en el Santuario oñatiarra de Arantzazu, en Gipuzkoa.

'El origen exacto de la estatua que ocupa el lugar de privilegio como Patrona en nuestra Iglesia se desconoce. Recuerdo que en la década del 50, junto con el Padre Gregorio Spiazzi, visitamos a una anciana, cargada de años y de historias, quien nos dijo que ella había oído decir en su casa que la imagen la había traído Ezpeleta por agua. De allí que Spiazzi sostuviera esa posibilidad, recogida en la tradición oral, que dice que en uno de los viajes que hizo Ezpeleta a España trajo la imagen que se venera en nuestro Templo, aunque no podemos tener la certeza que sea la misma imagen que actualmente existe', aseguró el escritor e historiador Carlos Sforza, al tiempo que comentó que el primitivo lienzo que se colocó en 1.810, se perdió, pero 'la imagen que hoy venera nuestro pueblo es la que por tradición se ha venerado desde hace más de 160 años en Victoria, enfatizó.

Recibimiento a 'Arantzazuko Ama' (Nuestra Señora de Aranzazú)

Sin ocultar su pasión por la historia y describiendo cada detalle de los hechos que marcaron a su pueblo, Sforza comentó que la réplica de la original, venerada en el País Vasco, fue recibida por los victorienses con todos los honores, porque 'es la misma Madre del Salvador, la Madre del Pueblo de Dios, bajo la advocación de Nuestra Señora de Aranzazú y con una figura diferente a la que está en nuestro Altar Mayor. Pero es una imagen que representa a la Vírgen María bajo la advocación que al bendecirse el oratorio que dio origen al actual Templo adoptó el pueblo de Victoria como Patrona: Nuestra Señora de Aranzazú'.

'Desde los comienzos del Oratorio, Nuestra Señora de Aranzazú es la Patrona y lo ha sido sin cambios ni adulteraciones de ninguna índole durante todos los años transcurridos desde aquel lejano 13 de mayo de 1.810. Canónicamente fue reconocida así, y fijada su fiesta el 8 de septiembre, por la Bula del Papa Pío IX del 5 de noviembre de 1.851', recordó Sforza.

Historia de la Vírgen de Arantzazu

Según cuenta la tradición vasca, la aparición de Nuestra Señora de Arantzazu se produjo en 1.468 cuando el pastor Rodrigo de Baltzategi salió con sus ovejas para alimentar en el monte a su rebaño. El campesino tuvo una visión y un encuentro con la Vírgen y halló la imagen de Santa María. Más tarde el pueblo caminará en peregrinación a Arantzazu y nacerá en Santuario, del que en 1499 se harán cargo los franciscanos, sus custodios hasta nuestros días.

En 1522 San Ignacio de Loyola hará una noche de vela en Arantzazu y se convierte en su 'Peregrino'. A través de los años el Santuario se convierte en centro de peregrinación, liturgia y oración y hace de antena de Fe de Euskal Herria. Enviará buen número se misioneros al continente americano y a Oriente. Se convierte asimismo en centro de cultura, especialmente de cultura vasca y música. A los 500 años de la aparición de la imagen, en 1969, se consagra la nueva basílica. Más recientemente, en 2001, se celebraron los 500 años de la presencia franciscana en Arantzazu.

Hoy Victoria cuenta con dos imágenes de esta Vírgen. La primera fue la que, según los relatos orales, colocó Ezpeleta en 1.839. La segunda, fue colocada el pasado jueves, 4 de marzo de 2004, traida desde el País Vasco por el Padre Benedetti.


Enlaces relacionados

La noticia en El Diario de Paraná
Victoria renovó su devoción por la Virgen de Aranzazú

Página web del Santuario de Arantzazu
www.arantzazu.org

Arantzazu: datos y subida a pie desde Oñati
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