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En el Centenario de Atahualpa Yupanqui (1908-2008)

30/01/2008

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Mañana 31 de enero de 2008 se cumplirá el Centenario del nacimiento del insigne músico e intérprete del alma popular argentina Atahualpa Yupanqui. Vasco por parte de madre, como él mismo gustaba de reconocer, conoció a cantores vascos que recién tomaban la guitarra, como Mikel Laboa, en quien supo dejar la marca indeleble que dejó en muchos. Al hilo del Centenario de su nacimiento, Fabio Javier Echarri escribe desde El Chaco estas líneas en recuerdo del magno poeta.
Por Fabio Javier Echarri

Llevo en mi sangre el silencio del mestizo
y la tenacidad del vasco. (Atahualpa Yupanqui)


Héctor Roberto Chavero Haran, mundialmente conocido como Atahualpa Yupanqui, es uno de los exponentes más importantes del folklore argentino. Músico, compositor y escritor. Vivió proscripción y persecución política que lo obligaron a emigrar del país. Murió en Francia, pero por deseo propio, sus restos descansan en la tierra que lo vio nacer.

Su vida

Atahualpa nació en Campo de la Cruz, un paraje de la Provincia de Buenos Aires cercano a la localidad de Pergamino. Su padre, oriundo de Santiago del Estero, marca la sangre quechua que corría por sus venas y de la cual él se sentía orgulloso. Lo que pocos saben en Argentina, al margen de la colectividad vasca local, es su origen euskérico --vasco--, que venía por el lado de su madre. Él mismo lo reconocía: “Me galopaban en la sangre trescientos años de América, desde que don Diego Abad Martín Chavero llegó para abatir quebrachos y algarrobos… Por el lado materno vengo de Regino Haram, de Guipúzcoa --País Vasco-- quien se planta en medio de la pampa, y levanta su casona..."

Estudió guitarra desde niño en Junín --luego de haber intentado con el violín--, con el maestro Bautista Almirón. Cuando tenía 10 años su familia se trasladó a Tucumán donde vivió hasta la muerte de su padre, en 1.923. Volvió entonces a Buenos Aires con el resto de su familia. Tuvo que trabajar en distintos oficios para ganarse la vida: hachero, cargador de carbón, empleado del correo y de una escribanía, corrector y periodista. En 1.932, participó de la fallida revolución de los hermanos Kennedy en Entre Ríos contra la dictadura de Uriburu que había derrocado al presidente Hipólito Yrigoyen, y debió refugiarse en Uruguay.

Regresó a la patria dos años mas tarde, recorriendo distintas provincias: Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy, tomando contacto en éstas últimas con los pueblos aborígenes. Mientras tanto, ya componía y tocaba, y sus canciones se iban popularizando. En Córdoba conoció a Paule Pepin Fitzpatrick, quien sería su esposa y lo acompañaría en la composición.

En la década del ’40, su oposición al peronismo le haría sufrir persecución y cárcel. En 1950 huyó a Uruguay desde donde viajó a Europa, debutando en París en una actuación de la conocida cantante Edith Piaf. Volvió a Argentina en 1952 y fue expulsado del Partido Comunista en el que militaba, para luego ser perseguido por los gobiernos militares que siguieron a la ‘Revolución Libertadora’. En 1965 escribió ‘El payador perseguido’, donde reflejaba esos años de proscripción.

Sus giras por distintos países americanos y europeos, se hacían cada vez más frecuentes, hasta que se radicó definitivamente en Europa, viniendo a Argentina para presentarse en distintos escenarios. En Francia recibió el premio ‘Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, y en 1987 fue homenajeado por la Universidad Nacional de Tucumán.

Murió el 23 de mayo de 1992 en Nimes, Francia. Fue enterrado en Cerros Colorados, Provincia de Córdoba, Argentina, tal cual era su deseo personal.

El legado

Atahualpa Yupanqui compuso unas 350 canciones --en ritmo de milonga, zamba, chacarera y vidala--, muchas inolvidables y clásicas para el folklore argentino: El Arriero, Luna Tucumana, Milonga del solitario, Camino del indio, La alabanza, Le tengo rabia al silencio, Piedra y camino, El poeta, La añera, Coplas del payador perseguido, Zamba del grillo.

Son innumerables los músicos argentinos e internacionales que han interpretado sus temas. Como escritor, publicó los siguientes libros: Piedra sola (1939), Aires (1943), Cerro Bayo (1953), Guitarra (1960), El canto del viento (1965), El payador perseguido (1972), Confesiones de un payador(1984), La palabra sagrada (1989), La Capataza (1992), La canción triste, y Coplas del payador perseguido (2007).

Como muchos argentinos, debió emigrar al sufrir persecución por profesar sus ideas, situación que plasmó en un verso "…y aunque me quiten la vida / o engrillen mi libertad / y aunque chamusquen quizá / mi guitarra en los fogones / han de vivir mis canciones en el alma de los demás". En esto trasluce Atahualpa la sangre vasca que le viene de su madre.

Él supo dejar un legado. No sólo en sus canciones, sus composiciones, sus interpretaciones. No sólo en su creatividad y en su condición de argentino en el mundo. Sino más bien en su lucha por mantener sus convicciones en un país donde quien no pensaba como el gobierno de turno era condenado al ostracismo. A él le sirvió para mostrarse, y para que lo valoraran afuera. A nosotros debe servirnos su ejemplo.


Comentarios

  • rochy_lomass

    espectacular me encanto un bechyto rochy_lomass

    rochy_lomass, 03/11/2009 23:58

  • 333

    con quien enterrraron a atahualpa yupanqui

    pablo, 28/10/2009 22:57

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