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El proyecto vasco Biobide, referente mundial en investigación farmacológica, estará plenamente operativo en 2007, dedicado al área de enfermedades cardíacas (en El Diario Vasco)

10/01/2006

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Amaia Chico/Donostia-San Sebastián. Biobide es uno de los nuevos nombres que desde ahora vincularán internacionalmente a Gipuzkoa con la biotecnología aplicada a la medicina. El primer centro mundial de testado masivo automatizado de fármacos en peces cebra, que tendrá su sede en el donostiarra Parque Tecnológico de Miramón, hizo ayer su presentación oficial, aunque no será hasta dentro de año y medio cuando esté plenamente operativo.

Reducir tiempo y costes e incrementar los éxitos en la búsqueda de nuevos fármacos para atajar la primera causa de muerte en el mundo occidental, las enfermedades cardiovasculares. Éste es el motor que impulsa este ambicioso proyecto, constituido con un capital social de 3,3 millones de euros, y que comienza su andadura con una plantilla de seis personas que se irá incrementando hasta treinta en 2009. Al frente de la Dirección Científica de este equipo estará Carles Callol, un estrecho colaborador de uno de los alma mater de Biobide, el doctor Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk de California.

Este equipo deberá poner en marcha los elementos diferenciadores de Biobide que, según explicó su director gerente, Javier Pagaegi, serán «la robotización de las pruebas, que permitirá hacer hasta 1.500 diarias, conseguir mayor fiabilidad (se evitan errores humanos) y menos gastos» y, derivado de ella, «la investigación específica», lo que permitirá desarrollar experimentos «a la carta» para las empresas farmacéuticas, biotecnológicas, centros de investigación y laboratorios especializados que lo soliciten. Pero para lograr esa eficacia, la mayor a nivel mundial, Biobide se ha marcado un plazo de 18 meses, en los que gracias a la colaboración de una farmacéutica comprobarán en un centenar de principios activos, --cuyos efectos terapéuticos y secundarios ya son conocidos-- el nivel de acierto y de fiabilidad de los sistemas de screening automáticos.

Pagaegi aseguró que una vez este proceso se haya completado, Biobide contará con «herramientas de robótica, biotecnología, análisis óptico y de informática capaces de descartar en las primeras etapas de investigación compuestos que no cumplen la función última para la que están siendo probados».

Así, el plazo de diez a doce años necesario para que un fármaco llegue a comercializarse se aprovechará de forma más intensa, realizando un gran volumen de pruebas, analizando miles de compuestos químicos al día, registrando y repitiendo las pruebas de forma automática y obteniendo una fiabilidad que rondará prácticamente el 100%.

Y es que, según explicó Pagaegi, actualmente «la tasa de supervivencia de un nuevo compuesto es muy baja». Se calcula que de cada 5.000 a 10.000 compuestos cribados en la fase de descubrimiento --ensayos sobre células y con pequeños animales--, sólo se consigue que lleguen a los análisis preclínicos --animales mamíferos-- unos 250 principios activos. Este estadio, sólo es superado de media por cinco compuestos, que serán los que sean probados en seres humanos. Una vez superado el proceso experimental, el nuevo principio activo debe superar la criba de los órganos reguladores, que son los que tienen la última palabra para que salga al mercado el nuevo fármaco. Un proceso «largo y costoso», que hasta el momento implica una elevada cifra de fracasos, ya que «se inicia sin conocer bien el mecanismo de acción» del compuesto.

Implicación guipuzcoana

Para esta función, Biobide no sólo echará mano de científicos de talla internacional, sino que contará con la participación de las cooperativas y centros de investigación de MCC y del centro de investigación Vicomtech, que desarrollarán la parte tecnológica de este proyecto, guipuzcoano por los cuatro costados.

En este sentido, Pagaegi explicó que el centro de testado masivo de fármacos nace de las aportaciones y del trabajo conjunto de Diputación de Gipuzkoa y del Gobierno Vasco, que participan con una aportación de 900.000 euros cada una, de Mondragon Corporación Cooperativa, con una aportación económica de 600.000 euros y un referente tecnológico en los desarrollos de robótica y automatización; y de Genetrix, empresa madrileña presidida por la donostiarra Cristina Garmendia --impulsora de este proyecto-- que aportará los activos materiales e inmateriales necesarios para el inicio de la actividad, entre ellos los peces cebra, animales cuyas características genéticas y de reproducción lo han convertido en un «modelo de experimentación ideal» para los laboratorios.

Las primeras investigaciones de Biobide girarán en torno a las enfermedades cardiovasculares, aunque vista la potencialidad del nuevo equipo de laboratorio robotizado, más adelante los ensayos clínicos se ampliarán a otras áreas médicas como el tratamiento del cáncer, las enfermedades de la sangre e incluso el envejecimiento.


LOS DATOS

Biobide: Sociedad mercantil constituida del pasado 22 de diciembre, que nace con un capital social de 3,3 millones de euros, aportado por el Gobierno Vasco, la Diputación foral de Gipuzkoa, Genetrix (900.000 euros) y MCC (600.000).

Dirección: El doctor Juan Carlos Izpisúa será el presidente del Comité Científico Asesor; Javier Pagaegi, director general, y Carles Callol, Director Científico.

Ubicación: Paseo Mikeletegi, 180. Parque tecnológico de Miramon.

Objetivo: El testado masivo de componentes químicos en peces cebra para fabricar fármacos en patologías cardiovasculares.

(publicado el 10-01-2006 en El Diario Vasco)


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