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Edurne Pasaban, alpinista tolosarra: '¿La mujer con más ochomiles? No pienso en ello, es casi una casualidad'

09/09/2005

Edurne Pasaban durante su última ascensión, este julio, al Nanga Parbat (foto edurnepasaban.net)
Edurne Pasaban durante su última ascensión, este julio, al Nanga Parbat (foto edurnepasaban.net)

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La mendigoizale [montañera] vasca Edurne Pasaban Lizarribar (Tolosa, 1973) constituye uno de los valores más firmes del montañismo, no solamente vasco sino internacional del momento. Experta ochomilera, la tolosarra considera que el título de 'la mujer viva con más ochomiles' es una coletilla creada por la profesión periodística que, dice, se pasa el día 'sumando montañas, a ver cuántas tengo y cuántas me faltan'. Lo cierto es que desde 2001 ha coronado, de hecho, la cima de ocho ochomiles, desde el Everest hasta en Nanga Parbat, este mismo año. Ella tiene claro que desea completar la lista hasta las 14 cumbres más altas del planeta, aunque asegura no tener prisa. 'Que yo sea mujer y tenga tantos ochomiles es casi una casualidad', asegura. Joan Sanabria la entrevista en Diario de Noticias.
Atrás quedan las imponentes cimas del Everest, K-2, Lothse, Makalu, Gasherbrum I y Gasherbrum II que la consagran en el panteón de los grandes himalayistas. Una grandilocuente carta de presentación que contrasta con el carácter sencillo y afable de la tolosarra Edurne Pasaban, quien reconoce sentirse un poco incómoda con la fama recién adquirida. Tras pasar sus vacaciones sobre una bicicleta, recorriendos las interminables estepas entre la China y Mongolia ("Sólo para descansar un poco"), Pasaban nos habla de sus recientes éxitos y de los proyectos pendientes.

-El pasado 20 de julio ascendió al Nanga Parbat, su primer 8.000 tras las congelaciones que sufrió en el descenso del K-2, el año pasado. ¿Cómo resultó el reencuentro?

Fue un poco como una prueba para mí. Llevaba un año parada desde el K-2, y tenía un poco de miedo por ver cómo reaccionaban mis pies con el frío y con la nieve... La verdad es que me sorprendí, porque me encontré mucho mejor de lo que yo esperaba en un principio.

-¿Cómo fue el día del ataque a la cima?

El día 20 hizo muy buen tiempo y pudimos llegar arriba con mucha rapidez. En las primeras horas resultó un poco duro por el frío y la pendiente, pero llegamos muy temprano a la cumbre, algo que es importante. La cima del Nanga Parbat es distinta a todas las demas: es prácticamente toda de roca, algo curioso a esa altura.

-¿Pero no tuvo miedo de volver a sufrir congelaciones?

Siempre arrastré un poco de pánico por este tema. Se me congelaron los pies por pasarme demasiado tiempo en la bajada del K-2... Y en el Nanga, no podía parar de darle vueltas: ¿ahora dónde estará el límite de tiempo donde empezaré a sufrir congelaciones otra vez? ¿Cuándo debo darme la vuelta y descender? ¿Cuándo proseguir?. Al final nada; durante el día del ataque a la cumbre no tuve problemas. Es verdad que pasamos frío en las primeras horas de la mañana, pero eso ya entra dentro del guión.

-Entonces, ¿las congelaciones no le supondrán un contratiempo para proseguir sus proyectos en el Himalaya?

No lo creo. Parece que la recuperación ha sido un éxito, y no tengo problemas al andar. Seguramente continuaré con las expediciones, si todo sigue como hasta ahora. Aunque, si he de ser sincera, creo que me tomo con demasiada tranquilidad subir montañas tan peligrosas.

-Por cierto, el Nanga Parbat, como remarcaba usted, es uno de los ochomiles más peligrosos y exigentes. Sin embargo, este año ascendieron casi 20 escaladores en su grupo. ¿Se está domesticando el Himalaya?

No lo sé. La verdad es que este año había muchísima gente en el Nanga Parbat. Normalmente acuden tres ó cuatro expediciones y este año eramos ocho. No nos ha hecho muy buen tiempo y, con tanta gente, estuvimos todos haciendo quinielas de cuál sería el buen día para ascender todos al mismo tiempo a la cumbre. Al final no sufrimos atascos y ascendimos muy bien.

-Pero, ¿por qué acabaron ascendiendo todos a la vez?

El día que hicimos cumbre fue espléndido. Pero costó mucho tener un día de ésos. No ha sido un buen año de tiempo y lo que es todo el Baltoro (la parte este del Himalaya) no han podido hacer muchas cosas. Y, bueno, al haber tanta gente todos hacíamos quinielas tensas para ver cuál sería el mejor día para atacar la cumbre.

-Sin embargo, esas quinielas se debieron alargar.

Sí, por culpa del tiempo. Pasamos más de un mes en el campo base. Al principio tenía la esperanza de hacer el Nanga Parbat mucho más rápido. Es una montaña que se puede resolver en poco tiempo, y estaba segura de que podríamos hacer cumbre antes del día 5 de julio, pero tuvimos que esperarnos hasta el día 20 por culpa del mal tiempo.

-Casi parece acostumbrada...

Este es un poco el asunto de subir estas montañas tan altas: tienes que esperar la ventana de buen tiempo. Esta no es la primera vez que me paso un mes en un campo base.

-Desde la cima del Nanga Parbat, ¿pensó que ya era la mujer viva con más 'ochomiles'?

(Se ríe ) No, la verdad es que no, creo que es más bien un título que me ha otorgado vuestra profesión. Os pasáis el día sumando montañas a ver cuántas tengo y cuántas faltan. Yo sólo puedo decir que he tenido muchísima suerte. Desde 2001 hasta aquí he conseguido una cumbre por cada expedición en la que he tomado parte. Que yo sea mujer y tenga tantos ochomiles es casi una casualidad.

-Sin embargo, no pudo disfrutar de su título por mucho tiempo. Justo al día siguiente de su ascensión al Nanga Parbat, la austríaca Gerlinde Kaltenbrunner coronó el Nanga Parbat, empatando con usted en cimas de 'ochomiles'.

Gerlinde y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo y somos amigas. En julio nos enviaba mensajes desde el campo base del Gasherbrum II preguntándonos como nos iba y dándonos muchos ánimos. Es una chica simpática y no hay ningún tipo de competición entre nosotras, ni ningún tipo de presión de este estilo.

-Entonces, no habrá carrera para ver quién acaba antes los 14 'ochomiles'.

No la habrá, por supuesto. Gerlinde tiene muy claro que quiere completar los 14 y cuanto antes mejor. Yo siempre le digo que vaya con mucho cuidado, y que se lo tome con más calma. No tenemos ninguna carrera entre las dos. Yo, por mi parte, iré a mi ritmo, sin prisas.

-Además, ambas habrían coincidido en el Broad Peak si hubieran ascendido a sus respectivas cimas con más tiempo.

Me gustaría hacer algo con Gerlinde. No nos quedó tiempo para subir al Broad Peak, pero espero que podamos hacer juntas alguna cima en un futuro próximo.

-Aún pueden escoger alguno de los seis 'ochomiles' que les quedan a ambas por ascender. De los que le quedan a usted, sobresalen los nombres del Annapurna y del Kangchenjunga, conocidos por su extrema dificultad. ¿Planea intentar subirlas en breve o las va a dejar para el final?

¡Buff! No lo sé. La verdad es que tanto el Kangchen como el Annapurna son unas montañas bastante duras. Para ir hacia esos montes hay que tener un gran equipo. Necesitaría gente de confianza para alcanzar objetivos tan importantes. Ahora, no tengo ni idea de cuál será mi proximo objetivo. De momento planeo pasar unos meses tranquilos, y a partir del otoño, ya veremos.

-Tras el accidente del K-2, al llegar del Pakistán junto con Juanito Oiarzabal, se quejaba de que sólo les hacían caso por sus lesiones. ¿Cree que tras el éxito de este verano empiezan a hablar de usted por méritos propios?

Tampoco nos maltrató la prensa. Lo que pasó, en realidad, es que el K-2 tiene tiene una historia muy trágica detrás. Y dicha tragedia, junto al accidente que tuvimos Juanito y yo el año pasado, daba mucho juego para llenar periódicos, y acabamos un poco agobiados... La verdad es que los medios siempre se ha llevado muy bien conmigo. Además, recientemente todos saben reconocer qué estamos haciendo en el Himalaya. Les estoy muy agradecida.

-Tiene razón, últimamente sus gestas son cada vez más célebres: hay quienes la empieza a situar como un icono del deporte femenino y de la igualdad...

Todo este tema de la fama me pesa un poco y, de veras, no sé qué decir. Me parece muy raro. Ser un icono para la igualdad es algo que nunca he buscado, y ni me lo imaginaba cuando empezé a ir al Himalaya. De todos modos, reconozco que es positivo que se hable de nosotros...

-¿Se refiere a los alpinistas?

Sí. El alpinismo nunca ha sido un deporte de masas y está bien que se hable un poco de nuestras actividades. Estoy seguro que hay compañeros que lo agradecerán y que les permitirá progresar en sus carreras.


EL PALMARÉS

Los 'ochomiles' vencidos

Everest (8.848 metros) 2001
Makalu (8.485 metros) 2002
Cho Oyu (8.188 metros) 2002
Lhotse (8.516 metros) 2003
GasherbrumII (8.034 metros) 2003
Gasherbrum I (8.080 metros) 2003
K2 (8.611 metros) 2004
Nanga Parbat (8.125 metros) 2005

Los que le quedan

Kangchenjunga 8.586 metros
Dhaulagiri 8.167 metros
Manaslu 8.163 metros
Annapurna 8.091 metros
Broad Peak 8.051 metros
Shisha Pangma 8.027 metros

(publicado el 08-09-2005 en Diario de Noticias de Navarra)


Página web de la deportista
www.edurnepasaban.net

Edurne Pasaban corona el Nanga Parbat
Publicado en euskalkultura.com el 22 de julio de 2005

Aún se recobra de las congelaciones, y dispuesta a un nuevo desafío
Publicado en euskalkultura.com el 21 de diciembre de 2004


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