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Santa Rosa, La Pampa, Argentina. Con excelente respuesta se desarrollando desde el sábado 3 de mayo en Santa Rosa un ciclo de Encuentros de Cultura Vasca, con el eje puesto en la danza vasca. A lo largo de seis encuentros, el programa aborda los bailes de pareja, en ronda y algunas otras danzas de plaza, y una serie de talleres prácticos. El primer taller práctico estuvo dedicado al trenzado de las alpargatas; el segundo, que tendrá lugar este sábado 7 de junio, a la colocación del pañuelo en la cabeza; y el último, el 14 de junio, abordará el toque del pandero. La actividad, organizada por Zelaiko Euskal Etxea y con el auspicio de la Secretaría de Cultura del Gobierno de La Pampa, es gratuita y está a cargo de Ioritz Goizueta.

Ioritz Goizueta es dantzari. Toca el pandero desde los 6 años, la trikitixa desde los 8 y, además, es bióloga. Tiene 30 años y viene de Astigarraga (Gipuzkoa). Llegó a La Pampa gracias a Global Training, la beca promovida por el Gobierno Vasco, para sumarse a un grupo de investigación de aves rapaces. A pesar de saber que en Santa Rosa existía un centro vasco, y de la curiosidad que le generaba, no fue hasta estar en la ciudad que tomó contacto con la comunidad vasca local, y de manera fortuita. El director del proyecto de investigación resultó ser de origen vasco y tener un estrecho vínculo con la Euskal Etxea, ya que su hermana es una de las impulsoras. “A partir de allí, la relación se dio rápidamente y de modo muy natural”, cuenta Ioritz a EuskalKultura.eus.

 
Bailes de ronda, para todas las edades 

Nuevo grupo de dantzaris de Zelaiko Euskal Etxea 

A principios de año, Zelaiko Euskal Etxea fue invitada a participar en la Fiesta de Colectividades, pero no había en ese momento un grupo de dantzaris conformado. Los directivos del centro, conocedores de que circunstancialmente se encontraban en Santa Rosa cuatro becarios vascos, les propusieron hacer una convocatoria a personas interesadas y enseñarles algunas danzas de plaza. En abril, el grupo se presentó en el escenario del evento y fue un verdadero éxito. Fue tal el entusiasmo generado a partir de aquella experiencia que los y las dantzaris novatas le solicitaron a Ioritz algunas clases más para aprender a bailar fandango y arin-arin. Así surgió el ciclo cultural que se desarrolla en la actualidad, y en el que participan entre 12 y 15 personas en cada encuentro, de todas las edades, la mayoría de Santa Rosa, pero también de Toay y Macachín, entre otras localidades.

La importancia del traje folclórico

A poco de estar en Argentina Ioritz supo que no existía ningún lugar en que comprar alpargatas blancas con cintas rojas, que cada dantzari debía coser las propias, y, la mayoría de las veces, sin ninguna referencia. Algo similar observó respecto del uso del pañuelo blanco de las mujeres. Por ello, decidió dedicar dos encuentros prácticos a estos temas. “Siempre me ha parecido que los trajes folklóricos de los bailarines tienen tanta importancia como los bailes, por lo que no se puede enseñar una cosa sin prestar igual atención a la otra”, explica a este boletín.

Después de unas cuantas mañanas y mucho aprendizaje compartido, el ciclo va llegando a su fin y el cierre será especial. El último encuentro, el sábado 14 de junio, será el taller de pandero, pero no será en la Euskal Etxea, sino en un parque, en el marco de la Feria por la Alimentación Sana. “Iremos vestidos de dantzaris y, después del taller, enseñaremos los bailes de plaza e invitaremos a bailar a todo el mundo. Será una especie de romería popular”. Y, casi a modo de despedida, agrega: “Después de vivir todo esto, pensando en la 'Diáspora', todavía me viene a la cabeza la imagen del exilio que tenía antes de venir, pero con una visión totalmente distinta y más luminosa: ya no es el reflejo de un episodio obsoleto en los libros de historia, sino la hermosa llama mantenida viva cada día con la energía y alegría de los herederos de los vascos y vascas”.