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Descubierta en Deba (Gipuzkoa) una cueva paleolítica de carácter ritual, considerada única en Europa

04/10/2005

Detalle de la cueva de Bajo Deba (foto Aygües-DV)
Detalle de la cueva de Bajo Deba (foto Aygües-DV)

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Un equipo del departamento de Arqueología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi es el responsable de uno de los hallazgos más importantes de las últimas décadas en el País Vasco y uno de los más significativos del continente europeo del Paleolítico Superior. Se trata de una colección de objetos prehistóricos único localizados en una cueva, situada en el Bajo Deba --aunque por razones de seguridad no se ha dado su ubicación exacta-- cuya característica principal es que era empleada hace 15.500 años como espacio ritual. Teresa Flaño firma el artículo en El Diario Vasco.
Teresa Flaño/Donostia-San Sebastián. Xabier Peñalver, director del equipo, comentó ayer en la presentación del hallazgo que «probablemente constituía un lugar referencial, no sólo para los habitantes de las cuevas cercanas sino también para otras más alejadas. Y también creemos que se pueden decir que estas actividades eran desarrolladas por un solo individuo con cualidades especiales dada la escasez de restos que se consideran comunes en los yacimientos paleolíticos y la distribución de los tallados».

La cueva de Praile Aitz I está sitúa en una cantera de Deba dentro de un contexto arqueológico de gran importancia arropada por numerosas cavidades como Urtiaga, Ermittia, Langatxo, Iruroin, y la no excesivamente distante cueva de Ekain. Peñalver explicó que «en este espacio, a lo largo de milenios que ocupó el Paleolítico Superior, sabemos que vivieron diferentes poblaciones de cromañones de forma estable o estacional según los casos, que se alimentaban de la caza de ciervos y cabras, además de truchas, salmones y vegetales».

Hace 15.500 años

La cavidad fue ocupada de forma esporádica a lo largo de varios miles de años de manera simultánea a otras del Bajo Deba. Sin embargo, en el resto de cuevas se establecían grupos humanos que desarrollaban las actividades cotidianas, de las que nos ha quedado constancia en los restos hallados, como abundantes instrumentos de piedra, de hueso, y restos oseos de los animales que consumían. En la cueva ahora estudiada, lo que sucedía hace aproximadamente hace 15.500 años era totalmente diferente. «El estudio de los materiales nos ha ido proporcionando a lo largo de estas campañas resultados cada vez más sorprendentes. En este momento podemos decir de forma segura, que en esta preciosa cueva colgada sobre el río Deba no vivieron a lo largo del Magdaleniense Inferior ningún grupo de cromañones. La escasez de restos comunes en estos habitats tales como raspadores, muriles, dorsos, restos de talla y restos de animales cazados por el hombre confirman su no utilización para la vida cotidiana. Sin embargo Praile Aizt 1 nos ha ido ofreciendo campaña tras campaña una gran cantidad de datos que sí confirman la estancia humana en el lugar».

La entrada de la cueva cuenta con un suelo empedrado de forma intencional, con pequeñas piedras. Allí, durante las excavaciones, comenzaron a aparecer diferentes cuentas perforadas agrupadas en collares, elaboradas sobre piedras pulidas negras, en su mayoría decoradas. En ese mismo espacio hay un gran asiento de piedra y un hogar excavado en el suelo con resto de carbón y huesos quemados eran los elementos fundamentales. En la zona de paso hacia una sala circular se encontraron dos nuevos collares, uno forma por dientes de cabra decorados y con doble perforación y una excepcional pieza de collar con silueta de forma femenina.

Hallazgos espectaculares

Según la descripción de Peñalver, «es entrando en la zona circular interior, de 49 metros cuadrados, donde están los hallazgos más espectaculares. En uno de los lados de este espacio, alineados a distancias equidistantes, sacamos catorce piezas de piedra, decoradas en su mayor parte, que formaban una gran collar de metro y medio de longitud total. En el lado opuesto de la sala había otro collar compuesto por dos elementos de piedra destacaba igualmente sobre la arcilla amarilla del terreno. Próximas a la pared de la sala, en algunos espacios intermedios, se encontraban «una serie de piezas acabadas, pero rotas por la zona de la perforación, aparecieron de forma relativamente agrupada».

Así, en total, se han descubierto 29 colgantes, 26 de ellos de piedra, agrupados en cinco collares, depositados en un suelo y sellados en su mayor parte por una capa estalagmítica que ha permitido la conservación virgen del yacimiento. Según el arqueólogo este conjunto de piezas puede llevar a una reflexión. «La utilización de elementos de arte mueble podía estar asociada en muchos casos a una función de ostentación, ornamentación o jerarquía, a la vez que como obras de arte estarían dotadas de valores no inmediatamente utilitarios, de modo que su significado ritual o de prestigio podría hacer que los que los fabricaron o portaron los conservaran durante mucho tiempo e incluso lo transmitieran de unos a otros individuos. La materia utilizada para la fabricación de las piezas es frecuente en la zona y podrían haberla recogido en el cauce del Deba a los mismos pies de la cueva. La factura y los motivos decorativos son muy similares por lo que se entiende que podrían constituir una unidad en su función estética como en su dimensión simbólica». También se han encontrado diferentes lápices de ocre, con marcas de haber sido utilizados para pintarse.

Niveles superiores

En niveles superiores más recientes se cuentan con piezas también de carácter excepcional como un bastón de mando, hogares de grandes dimensiones y más de doscientos caracoles entre otros restos. Además, por debajo de los niveles magdaleniense se ha detectado una ocupación sulotrense y en algunas zonas apenas excavadas restos que se remontan al comienzo del paleolítico superior (hace 33.000 años), aunque Peñalver no quiso avanzar que descubrimientos se habían realizado.

Respecto a la pregunta de si el ocupante podría ser una especie de chamán, el arqueólogo no se quiso pronunciar, aunque comentó que «se trataba de un tipo excepcional. No me voy a aventurar, pero en la actualidad hay países en África donde existen individuos que viven en cuevas y que se mantienen gracias al aporte de sus vecinos porque los consideran especiales». Tampoco quiso avanzar si los usos posteriores de la cueva tenían el mismo carácter ritual, «aunque está claro que no ha sido habitada en los 15.500 años por una única persona, también hemos encontrado rastos de animales carnívoros que los situamos en las etapas de desocupación».

El diputado general de Gipuzkoa, Joxe Joan González de Txabarri, señaló en la presentación del hallazgo que «dada la importancia de lo encontrado en Praile Aitz entendemos que se trata de una cueva que debe ser protegida como un bien patrimonial único. Es el Gobierno Vasco quien debe otorgar esa categoría, pero desde la Diputación vamos a emprender los pasos necesarios». También indicó que los 370.000 euros invertidos en las excavaciones «son el dinero mejor empleado porque nos permiten saber de dónde venimos». Además, la colección Bertan que edita el ente foral incluirá un amplio dossier sobre la cueva. Por su parte Joxemiel Larrañaga, presidente de Aranzadi, expresó la satisfacción de la sociedad de ciencias por el descubrimiento y agradeció el apoyo institucional.


LA FICHA

Cueva: Praile Aitz

Ubicación: En la cueva del Bajo Deba. Cercana a otras cuevas como Urtiaga, Ermittia, Iruroin, Langatxo y algo más lejos Ekain

Descubrimiento: Mikel Sasieta y Juan Arruabarrena, del grupo Munibe Taldea de Azkoitia, la localizaron en 1983

Estudio: Un equipo del departamento de Arqueología de Aranzadi encabezado por Xabier Peñalver

Piezas: Cinco collares con un total de 29 piezas, entre ellas la denominada Venus, y lápices de ocre para pintarse

Financiación: 370.000 euros a cargo de la Diputación foral de Gipuzkoa y la empresa Zeleta S.A., propietaria de la cantera


[La pieza de mayor valor localizada en la cueva]

PIEZA CON FORMA DE VENUS COLGANTE DE COLLAR CON DECORACIÓN EN LOS BORDES

Es la pieza de mayor valor localizada en la cueva, considerada por los expertos como «expcepcional». Se trata de un colgante de piedra de doce centímetros con forma de silueta femenina. Es muy similar a las venus halladas en puntos tan distantes de Europa como las de Barna Grande y Rombo de Grimaldi (Italia), la de Willendorf (Austria), la de Kostienki (Rusia) y la de Lespugue (Francia). La elección de cantos rodados para elaborar los colgantes pudo haberse producido no sólo por su sugerente forma o simbología, sino también por sus características táctiles o textura, suave al tratarse de cantos rodados, así como por su coloración o brillo que adquieren al ser humedecidos.

(publicado el 04-10-2005 en El Diario Vasco)


Enlaces relacionados

La noticia completa en el diario Gara
Praile Aitz, una cueva ritual de hace 15.500 años

Sociedad de Ciencias Aranzadi, responsable de la excavación
www.aranzadi-zientziak.org


Comentarios

  • no me gusta

    soy de barcelona y he visto la escultura y es una mierda tanto yo como mis compañeros de clase opinan lo mismo.

    ies collserola, 01/12/2008 10:04

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