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Cromañones en Landarbaso; Un equipo de expertos dirigidos por el arqueólogo Jesús Altuna reconstruye la vida de los primeros hombres asentados en lo que hoy es Gipuzkoa (en Diario Vasco)

27/01/2006

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Carlos López/Donostia-San Sebastián. Hace más de 30.000 años, los primeros hombres modernos europeos, los cromañones, alcanzaron la península Ibérica donde aún vivían los neandertales. Uno de estos grupos se instaló en el paraje de Landarbaso (Errenteria) en el que, gracias a la caza del bisonte, sobrevivió a pesar del frío extremo. Un equipo pluridisciplinar de expertos, dirigido por el arqueólogo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Jesús Altuna , trata ahora de reconstruir cómo vivían estos primeros europeos que se asentaron en las cuevas de Aitzbitarte a partir de pequeños indicios como huesos de fauna, herramientas y vestigios de sus tareas cotidianas encontrados en este yacimiento.

Gracias a estas pequeñas pistas, un grupo de expertos internacionales de las universidades de Upsala (Suecia), Aachen (Alemania), Autónoma de Madrid, Universidad del País Vasco (UPV-EHU), el Museo Arqueológico de Vitoria-Gasteiz y la Sociedad de Ciencias Aranzadi han confirmado que este grupo de cazadores se enfrentó a un clima muy duro en el que los humanos convivieron con renos, zorros árticos y liebres nivales.

El fuego, como demuestran los numerosos hogares localizados en el interior de Aitzbitarte III, y seguramente las pieles de osos y bisontes fueron los principales aliados de este pequeño grupo de cazadores --no más de treinta individuos agrupados en unas pocas familias-- para combatir las gélidas temperaturas reinantes. La abundante presencia de huesos de bisontes en la cueva hace pensar a los investigadores que los cromañones de Landarbaso se especializaron en la caza de este rumiante, algo poco habitual ya que en otros yacimientos cantábricos del Paleolítico Superior las presas preferidas eran el ciervo y la cabra montesa, aunque tampoco desdeñaban los rebecos.

Los expertos creen que estos cazadores capturaban a los bisontes con trampas hacia las que empujaban a los animales asustándolos mediante gritos y el fuego, posteriormente los desollaban, descuartizaban y deshuesaban en el mismo lugar y tan sólo transportaban a la cueva la carne y las extremidades de las reses. El hallazgo de numerosas herramientas de sílex también ha permitido rastrear la procedencia de este mineral que, al parecer, es originario de Aquitania, algo que lleva a pensar a los investigadores que algunos de los cromañones de Landarbaso llegaban hasta esta región francesa o practicaban el trueque con individuos que habían estado allí.

Además de utensilios de piedra, también se han localizado otros de hueso, como azagayas y arpones, y una herramienta muy significativa: un pequeño 'buril de Noailles' con el que se practicaban agujeros en las pieles para luego coserlas.

Este objeto tiene una gran importancia ya que permite datar el yacimiento en el Paleolítico Superior. Se trata de una pieza de las que los arqueólogos denominan 'guía' porque apareció en este momento concreto de la prehistoria y dejó de fabricarse poco después.

El yacimiento de Aitzbitarte no es rico en restos humanos, aunque sí se han localizado algunas piezas de la dentición de leche de uno o de varios niños que seguramente correteaban por la cueva, por lo que no se descarta que en un futuro puedan encontrarse otros huesos en las partes de la gruta que aún no han sido excavadas.

Todos estos datos, una vez elaborados, permitirán al equipo de Jesús Altuna realizar un completo estudio sobre la habitación humana del valle de Landarbaso.

(publicado el 27-01-2006 en El Diario Vasco)


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