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Chivilcoy, Argentina . El Centro Vasco 'Beti Aurrera' de Chivilcoy vivió una tarde diferente el pasado lunes 20 de octubre con la visita de un entusiasta grupo de 25 niños y niñas de 5 años, alumnos del vecino Jardín de Infantes 904 Constancio C. Vigil. Acompañados por tres de sus docentes y algunas madres, los pequeños fueron recibidos por miembros de la entidad en su sede, donde la Comisión Directiva, representada por Luis Goicoechea, Silvana Barroso y Silvia Gallo, les brindó una cálida charla de bienvenida, relatando las principales actividades que se realizan en la euskal etxea. La jornada se llevó a cabo en el marco de las acciones de difusión cultural que realiza la entidad, y despertó gran asombro e interés en los jóvenes visitantes, quienes no dudaron en plantear una infinidad de preguntas.

El recorrido por las instalaciones se convirtió en un breve paseo introductorio a la cultura vasca. En la cocina, por ejemplo, los anfitriones relataron sobre las comidas típicas y los encuentros gastronómicos, al tiempo que se les ofrecía una merienda. La curiosidad de los txikis fue palpable: “Quisieron saber, entre otras cosas, qué significa Beti Aurrera, qué es un centro vasco, si los hay en todas las ciudades”, relató a EuskalKultura.eus la secretaria de la entidad, Silvina Barroso. Además, el intercambio cultural incluyó la enseñanza de saludos y algunas palabras sencillas en euskera, así como la exhibición de la vestimenta tradicional, donde un traje de hilandera y unos diminutos trajes de dantzari captaron especialmente la atención de los niños y niñas.

 
En la cocina de Beti Aurrera ofrecieron una merienda a los y las jóvenes visitantes  

El entusiasmo y la respuesta de los visitantes fueron tan positivos que ya se proyecta una nueva colaboración. Tras el interés que generaron los videos de danzas y música vasca, los directivos de Beti Aurrera y las docentes del Jardín 904 acordaron realizar una segunda jornada en noviembre. En esta ocasión, serán las dantzaris del centro vasco quienes se trasladarán a la sede del Jardín para compartir y enseñar algunas danzas y juegos tradicionales de Euskal Herria, reforzando así el vínculo interinstitucional y la labor de divulgación cultural en la comunidad de Chivilcoy.