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Arantzazu Amezaga invita al lector a conocer las misiones jesuitas del siglo XVII en América con su obra 'Paraquaria'

31/10/2006

La escritora de origen argentino y residente en Navarra Arantzazu Amezaga (foto DN)
La escritora de origen argentino y residente en Navarra Arantzazu Amezaga (foto DN)

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'Paraquaria', la cuarta novela de la escritora de origen argentino Arantzazu Amezaga, traza un apasionante recorrido histórico que comienza en Zuberoa y termina en Dulantzi (Araba), pasando por las misiones de los jesuitas en el corazón de América del Sur, durante el imperio español de finales del siglo XVII. Amores, aventuras y odios ancestrales se entremezclan con la historia de estas misiones, en las que 'sólo se hablaba guaraní y euskera' y la labor de los jesuitas vascos 'salvó de la aniquilación al pueblo guaraní', explica la autora.
'Paraquaria' es el nombre de la nueva novela histórica de la escritora Arantzazu Amezaga, publicada por la editorial Ttarttalo. La autora, nacida en Buenos Aires, centra la historia de su novela alrededor de las misiones jesuítas en América del Sur, aunque sitúa los puntos de arranque y conclusión de la obra en Euskal Herria, concretamente en Zuberoa y Dulantzi. La escritora desea traer a la memoria de la gente el gran trabajo que realizaron los jesuítas en el corazón de América Latina, ya que 'ellos precisamente fueron los que salvaron al pueblo guaraní de la aniquilación'.

La escritora de origen bonaerense lleva más de 30 años afincada en el pueblo navarro de Alzuza, aunque nació en la Argentina en el año 1943. Hija de exiliados vascos, residió durante más de trece años en Montevideo, Uruguay, donde las misiones jesuitas gozaron de éxito e influencia a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. La orden de los jesuitas que en aquella época operaba en América del Sur, gozaba de independencia respecto al imperio del estado español, por seguir directamente las ordenes del Papa. Amezaga define al jesuita de finales del siglo XVII como 'un personaje muy peculiar, muy importante y muy dinámico'.

'Sólo se hablaba guarani y euskera'

La autora reconoce el trabajo de la orden de los jesuitas en aquella época y sobre todo a San Francisco Javier, figura pionera en las misiones de vascos en Paraquaria. Según la autora 'en las misiones del Paraguay se escribe y se lee que en aquella época sólo se hablaba guaraní y euskara'. Además Amezaga dice tratar con mucho respeto a los jesuítas, 'porque ellos precisamente fueron los que salvaron al pueblo guaraní de la aniquilación'. La escritora realiza también alusiones constantes a San Ignacio de Loiola.

'Paraquaria' es el nombre que los imperialistas españoles dieron a la zona de América del Sur ocupada por sus tropas y gobierno, aunque el espacio en el que operaban no fuera el que en la actualidad se conoce como República del Paraguay, sino que abarcaba las républicas de Argentina, Paraguay y Uruguay, además de las provincias meridionales de Brasil.

De Euskal Herria al otro lado del Atlántico

La obra arranca con un acontecimiento que tuvo lugar en el siglo XVII en Zuberoa: la rebelión campesina llevada a cabo por Matalaz, párroco de Mithikile. La escritora aclara que todos los participantes en aquella rebelión eran duramente castigados por posicionarse en contra del rey Luis XIV. Por ello, uno de los protagonistas de la obra decide huir a América, donde termina formando parte de las misiones jesuitas del sur del continente.

La novela recorre después el corazón de América del Sur, dando a conocer las características de aquella época, para trasladar de nuevo al lector hasta el país de los vascos, concretamente hasta la llanada alavesa y el castillo de la Alegría de Dulantzi. La autora decide poner punto final a la obra en este rincón de Euskal Herria a finales de la Guerra de la Convención, en el siglo XVIII.

La obra de Arantzazu Amezaga recoge así el relato de aquella época del imperialismo español, dando a conocer la realidad en la que vivían los habitantes del sur de América. Los personajes que la autora utiliza en la obra, se basan en personas que existieron en realidad durante el finales del siglo XVII y principios del XVIII, a los que la escritora Amezaga embarca en un viaje de amor, aventuras y odios ancestrales.


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Comentarios

  • sobre "Conmoción"

    He leído con atención, porque inmediatamente me he qudado atrapado en esas letras, el artículo que hoy aparece publicado en "Deia". Y efectivamente, he quedado atrapado y de alguna forma he vuelto a creer, ante tan bellas palabras e ideas y ante lo ahi plasmado. la emoción, de alguna forma ha vuelto a mi alma. Llevaba un tiempo de desazón, en que la sin razón y, tal vez, el odio me consumía. Y yo no soy ese, el que destila odio. No lo he sido en mi vida. Pero estaba o estoy asqueado, por tanto daño producido. Por tanta imutilidad, por tantas palabras vacuas,por tanta falta de esperanza, de poder ver una luz a este tunel que llevamos padeciendo hace tantisimos años. Desde que tengo uso de razón, "ellos" ya existian. Efectivamente mi pregunta empieza o acaba, y esa eso me perturba, en proqué si "nacieron" hace cincuenta años, no desaparecieron tras la llegada de nuestra imperfecta democracia, nacida como todos sabemos, pero refrendada en su día. Era y es un punto para trabajar, para haber empezado. para eludir caminos trillados en nuestra Historia ( guerras carlistas civiles, etc.)y todos miserables. Yo creo o creia que España ya habia "pagado" sus pecados y cuando en esos añs setenta lleno de ilusión hablaba tras la muerte del dictador con una señora británica sobre lo que queriamos y creiamos que vendría, era ser Europa, ser un pais que habia o deberia pagar sus cuentas definitivamente con el pasado, para avanzar en todos los caminos. Ya por fortuna careciamos de Imperio, pedimos perdón por un pecado no cometido por los que vivimos. Yo no puedo ser responsable de lo que otros hicieron. No lo olvido. para no repetirlo, paraque no me lo restriguen. Tampoco. Y se fué el dictador y empezamos la andadura. Eran los años setenta, y yo tenía mis 22 años en 1975. E ilusiones miles. Y aún seguimos con el mismo drama. Con una dinámica perversa. Sinsalida. Y el odio me gana porque pese a lo que se diga y quien ha vivido todos el proceso desde esos años sabe lo que hemos cambiado. Lo que España ha cambiado. Y sus habitantes. Para bien. Y esta hecho entre todos. Por eso mi odio o ¿mi impotencia ante tanta ignominia?. No soy vasco, mi madre si, por accidente ¡eh?, y mi esposa tambien y ella en esos años negros estaba en la "lucha" alli, pero salió de alli por aquel clima vital y político axfisiante: ella ya no podia ver que su vida pudiese ser arrastrada por la actividad politica. la vida es breve y bella. Marchó, marchamos de alli. Es curioso como esa jovencita, hoy como yo abuela, cambió una cantidad de prejuicios que tenía. Aún los recuerdo. Más ella es lista. Y sabía. En fin Doña Arantzazu, gracias por sus palabras. ¡Ojalá sean leídas por otros! que no solo tienen capacidad de reflexión sino de decisión. En todo caso agradezco que sus letras hayan taido un poco de alegria y esperanza a mki corazón. Estos días estaba muy perdido. Por el odio y el tambien inútil rencor. Gracias crupama_@hotmail.com

    Gabriel Bienzobas Fernandez, 07/08/2009 19:31

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