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Ana Agirre, consejera vasca de Industria, Comercio y Turismo: 'Es una pésima noticia para Euskadi que el centro de decisión del BBVA ya no esté aquí' (en Deia)

22/07/2007

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Ibai Cerejo/Bilbao. Ana Agirre es quizá la consejera con la agenda más apretada del Ejecutivo vasco. En su triple cometido al frente de industria, comercio y turismo, una idea está siempre presente en sus mensajes públicos: la innovación, el tótem económico del momento. 'No es un deseo, es una necesidad', dice.

En la doctrina económica del Gobierno vasco se reitera la idea de que Euskadi atraviesa una fase de transición. El mensaje causa confusión y hasta enfado en muchos círculos. No entienden por qué la coyuntura actual, la mejor de la historia en términos macroeconómicos, ha de ser considerada como una estación de tránsito y no como la tierra prometida en la que instalarse de forma permanente. Pero es innegable que la economía vasca está en transformación, como lo está la estructura en la que se inscribe a nivel mundial. Mientras la entidad financiera que ha sido buque insignia del buen hacer de los vascos en los negocios se aleja, surgen nuevas actividades, más sofisticadas, llamadas biociencias o energías alternativas. Y aparecen nuevas urgencias, como contar con empresas gigantes para blindarse contra opas indeseadas, o inventar nuevos productos porque los chinos hacen los antiguos más baratos. Ana Agirre es optimista sobre la capacidad de éxito de Euskadi en esta carrera. 'Éste es un país de retos', asegura.

-El Gobierno vasco se ha propuesta convertir a Euskadi en una de las cinco regiones más innovadoras de Europa de aquí a 2015. ¿No es un objetivo demasiado ambicioso?

El lehendakari suele decir que no aspiramos a ser un referente, sino el referente en materia de innovación en Europa. Si hace unos años nos hubieran preguntado si en materia de excelencia en la gestión íbamos a estar entre los líderes, muchos habrían dicho que estábamos soñando. Y ahora somos el referente en calidad total. Por tanto, hay que marcarse retos elevados para intentar conseguirlos y, sobre todo, para focalizar todos los esfuerzos hacia un objetivo que no sea sencillo. Éste es un país de retos.

-La Comunidad Autónoma Vasca invierte en I+D el 1,43% de su PIB y aspira a llegar a un nivel del 1,86%, el de la media europea. Al menos sobre el papel, no parece que el objetivo esté tan lejano. ¿O son engañosas las cifras?

Las cifras engañan. Conseguir elevar cada décima es muy complicado. Además, se trata de un indicador que se mide en relación con el PIB. Por tanto, con el crecimiento económico tan alto que estamos teniendo en los últimos años, los esfuerzos para mejorar tienen que redoblarse. Llegar a esa meta no es un deseo, es una necesidad para que nuestro país tenga los niveles de competitividad que se requiere para competir en una economía global. El factor de competitividad más importante para nuestras empresas es la innovación, tanto la tecnológica como la no tecnológica.

-¿Cuáles van a ser las funciones específicas de la Agencia Vasca de la Innovación creada recientemente?

Voy a empezar por decir lo que no va a ser. La agencia no va a ejecutar las políticas públicas en materia de innovación. Fundamentalmente, va a ser un foro de encuentro de todos los agentes del sistema vasco de innovación: instituciones públicas y privadas, oferta tecnológica y demanda tecnológica. Con todas esas sensibilidades vamos a intentar impulsar el sistema de innovación, internacionalizarlo, coordinar las diferentes actuaciones y actuar de evaluador de las políticas del Gobierno. Queremos que la innovación esté orientada a los resultados, que ese esfuerzo sea reconocido con más patentes, más compañías de base tecnológica, más presencia en nuevos mercados y más empresas que incorporen capacidades de innovación sistemática en sus organizaciones.

-Desde hace unos años, el Gobierno Vasco está promoviendo las operaciones corporativas entre empresas para ganar dimensión. ¿Les consta que el mensaje ha calado y que se producen más fusiones o alianzas estratégicas?

El tamaño de las empresas es un asunto relativo. No existen las mismas exigencias de dimensión en sectores como el acero y la energía o en la biotecnología, donde una empresa pequeña puede tener un enorme potencial de crecimiento. La dimensión puede ser un factor crítico para afrontar el reto de la innovación o la internacionalización para ser competitivos en un mundo cada vez más global. Este mensaje ha calado, pero llevará un tiempo hasta que las empresas formalicen fusiones o alianzas estratégicas.

-Uno de los proyectos estrella del Departamento de Industria para este año es la puesta en marcha de un fondo de capital riesgo de 400 millones para entrar en el accionariado de empresas consideradas estratégicas. Se había anunciado para primavera. ¿A qué se debe el retraso?

Seguimos trabajando en ello. Había ya un acuerdo para involucrar a las diputaciones forales y teníamos que involucrar a las entidades financieras. El fondo tiene que pasar todavía una serie de trámites en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, pero yo espero que se ponga en marcha antes de final de año.

-Una de las patas de ese Fondo de Participaciones Industriales, las cajas de ahorros vascas, ¿las ve comprometidas en invertir en la industria?

Yo creo que sí. Las cajas de ahorros han recibido la propuesta del Fondo de Participaciones Industriales y están muy interesadas en participar. Sólo tengo palabras de agradecimiento para ellos.

-¿Le preocupa el progresivo alejamiento del BBVA de Euskadi y su estrategia de desmantelar su cartera industrial?

Naturalmente. El BBVA ha tomado la decisión estratégica de centrarse en el negocio más bancario y menos en la participación industrial. Además, está trasladando a Madrid determinados servicios y está llevando los pocos centros de decisión que quedaban en Euskadi. Es una pésima noticia para el país que nos tiene que preocupar porque el BBVA ha sido una entidad financiera importantísima.

-No paran de circular rumores de que estamos en la antesala del traslado social de la sede de BBVA en Bilbao.

No lo sé. Pero lo que está claro es que la sede social tiene unos efectos económicos y políticos, pero lo más importante es la administración efectiva. Desde luego, hace tiempo que el centro de decisión del BBVA no está, desgraciadamente, en Euskadi. A efectos estéticos, mejor que esté aquí y ojalá que siga mucho tiempo para que, al menos, haga una asamblea anual en Euskadi.

-¿Jugaría un papel importante para retener aquí los centros de decisión empresariales contar con una entidad fuerte, fruto de la fusión de BBK, Kutxa y la Vital?

La fusión de las cajas vascas es una necesidad ineludible. Las entidades financieras también necesitan una dimensión crítica y la fusión les permitiría competir con otras entidades que están apostando muy fuerte. Por tanto, deben posicionarse adecuadamente tanto en Euskadi como en su política de expansión. Y desde el punto de vista del desarrollo industrial, la fusión facilitaría la adopción de decisiones estratégicas en la economía de este país.

-¿Están trabajando en una alianza con Cataluña para retener a las grandes empresas?

Las alianzas empresariales se realizan en las empresas. Son ellas las que deciden qué acuerdos establecen. No existe una planificación política. Otra cosa es que desde las administraciones públicas se apoyen de algún modo las alianzas una vez están decididas. Hay importantes empresas catalanas en Euskadi, e importantes empresas vascas en Cataluña. Por tanto, es lógico que haya flujos de relaciones entre ellas, porque ambas comunidades tienen realidades industriales similares.

-Cada año se produce un caso sonado de deslocalización en Euskadi. El año pasado fue Reckitt y este año, Rotarex. ¿Temen que la marcha de empresas multinacionales se acelere?

Cuando una empresa se va, es un drama para los afectados y merecen que el caso sea analizado con la debida sensibilidad. Sin embargo, los procesos de deslocalización que hemos tenido han sido pequeños y han tenido una repercusión absolutamente puntual a nivel económico global. Está habiendo un goteo de casos y seguirán produciéndose en el futuro, pero no creo que se vayan a acelerar.

-Es bien conocida esa teoría tan en boga que defiende la necesidad que las empresas se implanten en países de bajo coste laboral para mantener el nivel de empleo que tienen aquí. Es un argumento que descoloca al común de los ciudadanos y que los sindicatos critican abiertamente. ¿No es un razonamiento con trampa?

En absoluto. Nuestras empresas tienen que competir en el mundo desde las ubicaciones que mejor se adapten para atender a determinados mercados. Cuando una empresa vasca de electrodomésticos se instala en Europa del Este, lo hace para atender el mercado de allí. Polonia tiene una capacidad enorme de consumir electrodomésticos y con China, por poner otro caso, está pasando lo mismo.

-Pero, ¿de qué forma beneficia esa estrategia a la actividad que esas compañías mantienen en Euskadi?

Ese fenómeno está propiciando una mayor especialización de la producción, porque los grupos mantienen aquí las actividades más acordes a nuestro nivel de desarrollo y a la demanda de productos más sofisticados. Por tanto, las líneas de producción más automatizadas se quedan en Euskadi y se llevan fuera las tareas con más intensidad de mano de obra.

-Creando así cientos de puestos de trabajo en el extranjero.

Esos puestos de trabajo y la rentabilidad de esas actividades hace que sea soporte de las actividades que se mantienen en Euskadi. La internacionalización es una necesidad: Hoy en día, no puedes competir en Polonia produciendo desde aquí.

-A la industria tradicional --el metal, la máquina-herramienta, el papel-- se le nota algo celosa, digamos, al ver que las políticas públicas se están volcando en sectores nuevos, como la tecnologías de la información y la comunicación o la biotecnología. ¿Les han trasmitido esta inquietud?

Nosotros trabajamos tanto para apoyar el presente como para construir el futuro. Ese término que se usa tan pomposamente, el de la economía del conocimiento, no está alejada de los sectores tradicionales. Esa línea representa nuestra mayor preocupación y, de hecho, ocupa el mayor volumen presupuestario de este departamento en términos cuantitativos.

-¿En qué proporción?

Aproximadamente un 70%. El 30% restante se destina diversificar la economía con nuevos sectores de alto valor añadido. En esa línea van los proyectos que hemos lanzado en biociencias y biotecnología. Y ahora queremos lanzar iniciativas de iniciativas de investigación en materia de energías alternativas para aplicarlas en las pilas de combustible o equipos de energía de las olas.

-¿Cree que las empresas, tanto a nivel estatal como internacional, consideran a Euskadi como un lugar atractivo para invertir?

Sinceramente, sí. Estos días ha salido en los medios un estudio de la Fundación BBVA que decía que Euskadi perdía atractivo para la atracción de inversiones, pero esos datos se refieren a la tendencia desde 1985 y 2004. En ese ciclo de 20 años y con una crisis industrial muy fuerte de por medio, no salimos muy airosos. Sin embargo, en la serie de 1995 a 2004 Euskadi es una de las comunidades destacadas.

-Por tanto, está convencida de que...

Con nuestros resultados macroeconómicos, es imposible decir que no es atractivo invertir y trabajar aquí. Euskadi destaca de forma muy importante en la formación del capital humano. La acumulación de conocimiento también es riqueza.

-La vuelta de ETA a las armas, ¿puede truncar la magnífica evolución de la actividad turística en los últimos tiempos?

Espero que no. La ruptura del alto el fuego permanente ha sido un mazazo para toda la sociedad vasca y a los que trabajamos en turismo nos ha creado un gran desasosiego. Pero también es verdad que los datos de evolución de los últimos han sido espectaculares. Estamos batiendo los récords históricos año a año, y eso ha pasado con y sin alto el fuego. Hasta el mes de mayo, los datos siguen siendo muy positivos, pero tenemos muchas incertidumbres.


LA PROTAGONISTA: Ana Agirre

Carné de identidad

Nacimiento: Bilbao, 1959

Estudios: Es licenciada en Derecho Económico por la Universidad de Deusto, donde también cursó Estudios Europeos. Amplió su formación en políticas comunitarias y mercado interior en Maastricht

Trayectoria: Entró en el Gobierno Vasco en 1984 como asesora jurídica. Desde entonces ha desempeñado diversos cargos en diversas carteras de contenido económico hasta su designación como consejera de Industria, Comercio y Turismo en enero de 2004

(publicado el 22-07-2007 en Deia)


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