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Alberto Carrera

10/05/2007

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-Qué sentiste durante el conciertazo del pasado 14 al ver a tus cantantes sobre el escenario y recibir el reconocimiento de la comunidad vasca de México a tu labor? Fueron varias sensaciones al mismo tiempo, aunque en el escenario todo pasa muy rápido y uno no llega a percibir gran parte de lo que sucede a su alrededor por la concentración que algunos conciertos como ese requieren. Sentí una gran alegría, pues esa noche estábamos de fiesta. El concierto realmente fue una fiesta, por los cien años del Centro Vasco de México, por la presencia de músicos y dantzaris llegados desde el País Vasco, por la culminación a un gran esfuerzo que varias personas realizaron para que ese evento se concretase, por la asistencia de tantos amigos y conocidos a ambos lados del auditorio... Sentí una gran satisfacción. Fue una sensación de misión cumplida, de trabajo terminado. Ese concierto fue un gran premio tanto para el Coro del Centro Vasco de México, como para el Coro de Niños y Jóvenes del Colegio de San Ignacio de Loyola, Vizcaínas y sé que así lo sintieron sus componentes. Si bien la participación del Coro de las Vizcaínas fue decidida unos meses antes del concierto, el Coro del Centro Vasco tuvo en este concierto el pretexto ideal para reunir participantes, organizarse y comenzar su andadura. Puede decirse en parte, que este concierto fue el motivo de que me llevasen a México, pues el objetivo que me marcaron desde antes incluso de mi viaje, fue el de preparar al Coro para este evento. Tanto trabajo, tanto ensayo y esfuerzo culminaron esa noche y todos nos vimos recompensados por ello. También diré que sentí orgullo, por mi y por los componentes de ambos coros, niños y adultos, que en apenas año y medio, consiguieron presentarse a un nivel altamente satisfactorio al lado de músicos profesionales y bailarines de reconocido prestigio, en un auditorio como el del Conservatorio Nacional de Música. Pero también sentí tristeza. Era el último concierto de mi etapa en México (de esta etapa que ya terminó, porque espero algún día poder regresar y presentarme allí nuevamente) y tenía frente a mi a demasiadas personas de las que tendría que despedirme y por las que tanto cariño siento. Todos lo sabíamos, pero creo que esto fue un motivo más por el que (como se dice allí) quisimos “dar el cien” y ofrecer un gran concierto. -Como ha sido tu experiencia en México? te costó mucho adaptarte al país? La verdad es que no me costó. Mucho tuvo que ver la estupenda acogida de la gente del Centro Vasco, el vivir con vascos durante los primeros meses y mi experiencia previa en Brasil. Haber estado antes en otro país, con una cultura tan diferente a la nuestra y prácticamente desconocida para mi, me fue de gran ayuda para afrontar México, pues uno instintivamente va creando herramientas para desenvolverse y adaptarse. En cuanto a la comida, que es algo por lo que siempre me han preguntado, pues no tuve tampoco problemas realmente. Me gusta probar platos diferentes a lo que puedo estar acostumbrado, nuevos sabores y si algo tiene la gastronomía mexicana es variedad. Me gustó mucho su comida, pero si no hubiese sido el caso, con los muchos restaurantes vascos que hay en México y con los pintxos de tortilla tan buenos que hace Moi en el Centro Vasco (quien los ha probado sabe de lo que hablo), no hubiese pasado hambre (jejejeje). -Cuál era el estado del coro cuando llegaste? qué aspectos habéis trabajado más? Pues el Coro no existía en el momento que llegué. Si bien existió con anterioridad, tuvo cierto nombre y grabaron dos Cds, el Coro había pasado por diferentes etapas en las que se formaba, se disolvía y volvía a formarse con diferentes componentes o en ocasiones algunos repetían. La idea de llevar hasta México a un director del País Vasco, fue como dije anteriormente para formar de nuevo el Coro y prepararlo para el concierto del centenario del Centro Vasco, pero también con el firme propósito de reunir un grupo sólido y estable que garantizase su continuidad. Creo que esa es la idea y la esperanza de todos los que han hecho posible que el Coro exista nuevamente, y que yo haya podido pasar este tiempo allí: Centro Vasco, José Manuel Ugarte, Javier García Urtiaga y Santiago Aguirre. En lo musical y contando con gente que en su mayoría cantaban por primera vez, tuve que trabajar aspectos básicos de técnica vocal y tratar de inculcarles la importancia que tiene el saber escuchar para cantar en un coro. Que se acostumbrasen a escuchar a sus compañeros, a escuchar lo que sucede a su alrededor mientras están cantando y no sólo a ellos mismos. Pero más importante que trabajar con ellos para que cantasen a varias voces, con una correcta expresión y afinación (que ya lo consiguieron), siento que en esta primera etapa lo verdaderamente importante fue reunir un grupo de personas que han llegado a conocerse, a respetarse, a valorarse y a sentir complicidad. Digo primera etapa, porque el Coro continúa. Ya cuentan con un nuevo director, ahora mexicano y con muchas ganas de llevarles hasta donde ellos quieran llegar. -Alguna pieza favorita? Has aprovechado tu estancia para investigar en el canto mexicano, poner en marcha algún otro proyecto (como el coro del Colegio de las Vizcaínas, por ejemplo) La verdad es que trabajamos bastantes obras, principalmente folklore vasco por supuesto, pero también arreglos de canciones populares mexicanas, obras en catalán o francés y alguna obra sacra. Es difícil escoger una de ellas, pero creo que “Nerea izango zen” en arreglo de Javier Busto se cantó siempre de una forma especial y adquirió aún mayor significado para nosotros, después de tener el gusto de cantarla junto con el Coro de la Universidad del País Vasco en su visita a México y en el “conciertazo” (como se ha acabado llamando cariñosamente) junto a la Banda de Txistularis de Donosti. He tenido la suerte de relacionarme bastante con estudiantes de canto, directores de coro y maestros de música durante mi estancia en México, lo que me ha facilitado el contacto con el repertorio mexicano y la adquisición de partituras. Además pude asistir a muchos conciertos, principalmente de música coral. Es una de las ventajas de vivir en México D.F.: la oferta cultural es enorme, tanto de agrupaciones nacionales como internacionales. Además de trabajar con el Coro del Centro Vasco y el de las Vizcaínas, tuve la oportunidad de formar el Coro Xonovox con estudiantes de música de diferentes especialidades, dedicado a la música coral contemporánea. Fue un trabajo corto (pues el grupo se disolvía a finales del año pasado) pero intenso y satisfactorio, llegando a participar en el II Festival Nacional de Coros, que tuvo lugar en León, Guanajuato. También pude dirigir durante varios meses al Ensamble Coral Calíope, una agrupación semiprofesional que abarca en su repertorio todos los períodos y estilos. Cabe destacar el concierto que ofrecimos en el Castillo de Chapultepec, en México D.F. -Qué es lo que más recordarás de esta estancia en México? cuales son las actuaciones que más satisfacciones te han dado? Pues ya se han encargado de ayudarme a tener la memoria bien fresca, con un álbum precioso que me han regalado los componentes del Coro del Centro Vasco, con todas las fotos de los conciertos y convivencias que hemos tenido, pero sin duda, lo que más recordaré es la gente maravillosa que he conocido. Me quedo con ellos por su amistad, su cariño, su apoyo incondicional y porque ellos hicieron que mi estancia en México fuese estupenda. En cuanto a los conciertos, tengo uno para cada coro: El último concierto que el Coro del Centro Vasco ofreció en el Antiguo Templo de Santa Teresa. El primer Concierto que ofreció el Coro de las Vizcaínas en el Centro Vasco, con motivo del día del niño. El concierto en la Iglesia San Pío X, durante el II Festival Nacional de Coros con Xonovox. El concierto en el Castillo de Chapultepec con Calíope. Y como no, el concierto de este pasado día 14, en el Conservatorio Nacional de Música. -Dos años de trabajo dan para muchas anécdotas y aventuras. cuales recuerdas especialmente; por chocantes, emotivas, graciosas... En verdad ha sido un año y medio, que por cierto se ha pasado rapidísimo. La primera anécdota que me ha venido a la memoria, sucedió en un concierto con el Coro del Centro Vasco en el Ex-Convento de Tepozotlán: Resulta que antes de comenzar el concierto quise ir al baño y en el camino me encontré con dos hombres del Coro que regresaban del mismo y me indicaron su ubicación exacta (en el Ex-Convento es difícil ubicarse debido al número de puertas, corredores y escaleras). Saliendo del baño, me dirigí al lugar donde el Coro esperaba preparado para comenzar el concierto y seguidamente salimos a la capilla y comenzamos a cantar. Mientras interpretábamos la primera obra, entra uno de los hombres del Coro por donde había entrado el resto anteriormente y decididamente y sin complejos se coloca en su lugar, abre su carpeta y comienza a cantar junto con sus compañeros. Era uno de los hombres que me había encontrado de camino al baño. No sé si nadie había sentido su falta, o qué sucedió exactamente. A mi nadie me avisó de su ausencia y yo confiado, no comprobé que no faltase nadie a la hora de comenzar. Al finalizar el concierto, su versión fue que se había quedado esperándome en unas escaleras para que supiese regresar al lugar donde estaba el Coro. Yo, fui por las otras escaleras. Pepiño......... -Cuáles son tus próximos proyectos? Por el momento no tengo nada en mente. Después de prácticamente 5 años fuera de casa, me apetece estar un tiempo tranquilo disfrutando de la familia y los amigos y para ello la Semana Santa me va a venir genial. Voy a tener tiempo para adaptarme al ritmo, para descansar y pensar todo con calma. Después de las vacaciones comenzaré a buscar trabajo y nuevos proyectos. -Qué imagen de México te llevas en el corazón? Siempre tendré un recuerdo muy bonito de México. Como decía antes, en especial por la gente maravillosa que he tenido la suerte de conocer en cualquier lugar de la República a donde iba. Creo que la gente con la que me tocó convivir en México D.F., tiene gran parte de culpa de que mi estancia allí haya sido realmente grata. Desde el inicio me acogieron estupendamente y me atendieron con mucho cariño y eso lo hacía todo más fácil. En cuanto a lo que ofrece el país, para mi fue tremendamente interesante vivir en México D.F. con todo su caos y sus problemas (que en verdad todo eso tiene su encanto) pero a nivel cultural, como comentaba, ofrece muchas cosas y es un mar de posibilidades. R

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