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Cecilia Meier, una vasca en la RDA: “El Estado te garantizaba todo lo necesario para vivir, ahora no" (en Ikusle.com)

09/29/2016

Hoy entrevistamos en Ikusle a Cecilia Meier, una vasca de la RDA o una alemana vasca. Hija de una bilbaína que emigró antes de la caída de Bilbao en la Guerra Civil y que, tras diferentes avatares, terminó en Alemania primero y la RDA después. Cecilia nos explica como era la vida en la pequeña república alemana perteneciente al COMECON que formaban los países socialistas del Este de Europa.

Link: Ikusle.com

Xabi Olaskoaga/Ikusle.com. Ikusle: ¿Cómo termina tu madre, una bilbaína, viviendo en la República Democrática Alemana?

-Cecilia Meier: Mi madre, María, era una dependienta de Bilbao cuyo marido era, por aquel entonces, un obrero sindicalista de un astillero que, al comenzar la Guerra Civil, se alistó en uno de los batallones de la UGT que estaba integrado en el Euzko Gudaroztea, concretamente en el Karl Marx. Falleció en enero de 1937 en el transcurso de una operación bélica. Poco antes de la caída de Bilbao, mi madre fue evacuada con destino a Bélgica. Allí residió hasta 1938, donde trabajó para una familia de comerciantes alemanes que vivía en Amberes. Tras la invasión de Bélgica por parte de los nazis, esta familia retornó primero a su ciudad natal, Leipzig, y después, en la primavera de 1943, se mudó a Berlín a casa de unos familiares, tras ser su casa destruida en un bombardeo aliado. En Berlín, mi madre conoció a mi padre, Franz Josef, un funcionario de Correos que había estado afiliado al Partido Comunista antes de ser ilegalizado por los nazis. Tras ser movilizado a la fuerza en 1941, fue destinado a Yugoslavia, en un batallón de zapadores. En 1944 contrajo una enfermedad renal grave y fue enviado a un hospital a las afueras Berlin. A principios de 1945, conoció a mi madre y se casaron ese mismo año, instalándose en el distrito berlinés de Pankow y naciendo yo en diciembre de 1946.

El 30 de noviembre de 1948, Berlín Este se separó de facto del sector oriental y, un año después, el 7 de octubre de 1949, se proclamó la RDA. En ese periodo, muchos berlineses y alemanes se pasaron al lado occidental. ¿Por qué no lo hicieron tus padres?

-Además de tener su casa y su trabajo en Pankow, mis padres, en especial mi padre, eran partidarios del socialismo democrático. Debido a que era muy pequeña aún, no tengo recuerdos de la proclamación de la RDA pero sí te puedo decir que el día de fundación de la república era una fiesta especialmente celebrada en mi familia cada año.

¿Qué recuerdas de tu etapa escolar? ¿Cómo era la educación en la RDA?

-Como todos los niños, asistía al colegio que, en un primer momento, era obligatorio durante un mínimo de ocho años y luego se elevó a diez. Como todos los servicios públicos de la RDA, la educación era gratuita e incluía el uniforme, la comida y los materiales de estudio. En la RDA no existía una segregación del alumnado en función de su origen social o de los ingresos de sus padres. El sistema educativo del país estaba orientado hacia la formación científica y técnica. Los profesores nos preparaban desde muy pequeños para el desempeño de profesiones laborales, prestando mucha atención a los conocimientos científicos, sin descuidar el deporte o la cultura. Los niños más aplicados y que mejores notas sacaban podían ir a la universidad. El resto, después de la educación obligatorio, accedíamos a institutos de formación profesional. Yo estudie mecanografía, administración y ruso, un idioma muy práctico en aquella época ya que la RDA formaba parte del COMECON, y me especialicé como secretaria. Con 19 años comencé a trabajar de ello en una oficina administrativa del distrito de Pankow.

¿Cómo era la vida en la RDA?

-En general, muy tranquila. Apenas había delincuencia, ni robos. El Estado te garantizaba todo lo que necesitabas para vivir, trabajo, vivienda, etc. No voy a decir que fuera un paraíso pues había que trabajar mucho. Todo el mundo se esforzaba por dar lo mejor de sí ya que el país tardó muchos años en superar los daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial. La gente que había vivido la contienda era especialmente feliz, ya que valoraban mucho la paz y tranquilidad que se respiraba en la RDA.

El 13 de agosto de 1961, el gobierno de la RDA ordenó la construcción de un muro que rodease el sector occidental de Berlín. ¿Cómo viviste este acontecimiento que marcó la historia de la RDA en particular y de toda Alemania en general?

-Me enteré de su construcción a través de un vecino ya que las obras comenzaron de madrugada y era domingo, por lo que no tenía que ir al instituto. La gente estaba muy nerviosa y había muchos rumores. Algunos decían que el objetivo del muro era impedir que pudieramos ser invadidos por la Alemania Federal y Estados Unidos, otros aseguraban que el gobierno quería evitar que ciertas personas se marchasen al Oeste. Según mi padre, el objetivo del muro, que se denominó oficialmente Muro de Protección Antifascista, era proteger a los ciudadanos de la RDA del ataque de terroristas, espías y traficantes que accedían a Berlín Este desde la zona occidental.

¿Qué supuso el muro para los habitantes de la RDA?

-A pesar de que muchas personas consideraban que la construcción del mismo era positiva para la RDA, el hecho es que fue un drama para muchos berlineses que tenían a familiares en la zona occidental. En mi caso, la familia de mi padre era de Rostock por lo que el muro no nos afectó a nivel personal. Sí es verdad que, con el cierre de la frontera, ciertos artículos de lujo que importaban ilegalmente desde el Oeste comenzaron a escasear y a encarecerse.

¿Había vascos en la RDA? ¿Tenías trato con la comunidad vasca residente en el país?

-Lógicamente, sí había vascos en la RDA. La mayoría eran antiguos exiliados a causa de la Guerra Civil. Sin embargo, nunca fue una comunidad grande, estuvo repartida por toda la república y tampoco estuvo muy unida. La mayoría se casó con alemanes y formaron una familia allí. Algunos de ellos mantuvieron sus raíces pero otros se integraron por completo en la RDA. Yo misma he redescubierto mis raíces vascas tras la caída del muro.

¿Se conocía algo del País Vasco en la RDA?

-En general, no había mucha información sobre el País Vasco por lo que acabo de explicar. Al ser una comunidad pequeña y desunida, nunca se le prestó mucha atención. Durante los años setenta, se conocía la actividad de ETA ya que se publicaban noticias sobre esta organización en la prensa de la RDA, sobre todo en los diarios Neues Deutschland y Junge Welt. Cuando el franquismo fusiló a varios militantes en 1975, se organizaron algunas manifestaciones en Berlín y la cuestión vasca comenzó a ser más conocida por la gente.

¿Cómo vivió la ciudadanía la etapa final de la RDA?

-Con esperanza y pena. Mucha gente creía que la integración con el resto de Alemania era un objetivo irrenunciable, más allá del modelo económico de cada zona. Además, la economía de la RDA se había debilitado mucho en los años ochenta y comenzaban a escasear algunos artículos. Por otro lado, muchas personas comenzaban a movilizarse solicitando mayores libertades políticas y oportunidades económicas. Pero todos sabíamos que si el socialismo democrático finalizaba, ciertos servicios públicos gratuitos y la seguridad laboral que ofrecía la RDA a los trabajadores tenían las horas contadas.

Según las encuestas, ciertos sectores de la población que vive en los Estados del Este de Alemania añoran la RDA. ¿Se vivía mejor entonces o ahora?

-Sin duda, el nivel económico y de libertades personales es mucho mayor ahora que con la RDA. Pero también han aparecido una serie de problemas, desconocidos en el antiguo sistema socialista, como el desempleo, las drogas o la delincuencia violenta. Por eso, algunas personas, sobre todo de cierta, echan de menos la forma de vida de la RDA. En la RDA había algunas cosas buenas y malas y ahora también. Ningún sistema es perfecto.

¿Qué relación tienes ahora con el País Vasco?

-Como te comentaba, comencé a redescubrir mis raíces vascas con la reunificación. Como hablo castellano, comencé a comprar prensa española, que no se vendía en la RDA, y me empecé a interesar por todo lo relacionado con el País Vasco. En 1992 hice mi primer viaje al País Vasco y, desde entonces, vengo todos los veranos de vacaciones con mi esposo.

¿Has pensado en vivir alguna vez en el País Vasco?

-No, ya que yo me siento alemana. No olvides que he nacido allí y toda mi vida se ha desarrollado allí. Sin embargo, también me siento un poco vasca y no descarto comprar un apartamento de vacaciones con mi marido, que es un enamorado del País Vasco y, en especial, de su gastronomía.



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