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Murchante recupera la memoria; dio ayer sepultura a los restos de quienes han pasado 69 años bajo una fina capa de tierra pero toneladas de silencio y olvido social (en Diario de Noticias)

19/12/2005

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Murchante, Navarra. A medio camino entre la rabia y el orgullo, el dolor de la muerte y la alegría del encuentro, entre las lágrimas y los aplasusos, los familiares de Ricardo, Julio, Roque, Hilario, Antonio, Genaro y Mauricio, a los que algunos ya llaman los siete claveles de Murchante, dieron ayer sepultura a los restos de quienes han pasado 69 años bajo una fina capa de tierra pero enormes toneladas de silencio y olvido social.

Los fusilados de Murchante apenas vivían en los salones de sus familias, en sus nocturnas conversaciones calladas y en los viejos álbums de fotos en blanco y negro. Habitaban allá donde lo social no llega y sólo alcanzan los secretos de familia. Asesinados de un tiro en la nuca a los dos de la madrugada del 20 de noviembre de 1936, muy cerca de Fustiñana, y sepultados con cal, fueron acompañados de vuelta a su pueblo por más de 400 personas que les dedicaron el homenaje con el que, desde entonces, tantas noches soñaron. Quienes padecieron en silencio, ayer, entre aplausos, pasaron a la historia colectiva de su pueblo.

En el ayuntamiento

Unos 70 familiares se reunieron para dar el primer saludo y último adiós a aquellos que no conocieron pero que, como dijo el alcalde, Carlos Villafranca, en un emocionado discurso, "han hecho a Murchante siete veces más libre, porque son siete las memorias que han visto la luz. En nuestra tierra un velo de silencio ha cubierto estos acontecimientos a pesar de afectar directamente a varias decenas de miles de navarros. En alguna parte de nuestra sociedad habitó el silencio durante demasiado tiempo, por eso ahora se dibuja en el rostro de los familiares de los fusilados el maquillaje de la dignidad". Villafranca se dirigió a los familiares para recordar que "tuvieron que llorar en privado y callar en demasiadas ocasiones", pero "tras la muerte del dictador Franco desenterraron los cadáveres de cunetas, descampados y tapias, a la luz del día con el cariño de sus allegados y sin el reconocimiento oficial".

En un salón de plenos abarrotado de gente, el alcalde recordó, igualmente, la importante labor de la familia Íñiguez, de la Sociedad de Estudios Aranzadi, de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra y de todos los que han colaborado "con su testimonio a quitar esa pesada losa que apretaba a los familiares. Habrá que dar el abrazo pendiente y la despedida que quedó en el aire".

Después del discurso, de dos en dos se acercaron a recoger los restos de sus tíos o abuelos a quienes pudieron abrazar por primera vez en cajas de plástico rodeados de rosas rojas. María Jesús y José Antonio recuperaron a su abuelo Roque Jarauta, Julio y Ramón a su abuelo Julio Orta, Lucía y Teófilo a su tío Antonio Pérez, José Luis y Tere a su abuelo Ricardo Rosel, Aurea y Rosario a su tío Mauricio Simón, Antonio y Ángeles a su tío Genaro Ochoa y Tomás y Antonio a su abuelo Hilario Chueca. Las lágrimas y los abrazos se multiplicaron conforme nombraban a los familiares y se transformaron en un multitudinario aplauso cuando salieron al exterior del Ayuntamiento, donde unas 300 personas aguardaban el paso de los murchantinos que, como héroes, fueron acompañados hasta el cementerio.

Allí, sólo cuatro fotografías junto a cuatro de los siete nombres (besados con dolor) pusieron rostro a los protagonistas que en las mismas cajas de plástico se colocaron bajo una lápida que reza, "fuisteis vida arrebatada por las necias balas, ahora sois raíz recuperada por los esparanzados". Una de las familiares se acercó antes de que cerrarán el panteón y vaciando una bolsa de tierra señaló "esta tierra de las Bardenas es memoria viva". Las emociones se dispararon cuando se cerró la sepultura en la que se lee "para que las próximas generaciones no olviden a estos hombres que fueron asesinados por defender la paz, la justicia y la libertad".


ANÁLISIS

Amigos, periodistas, políticos riberos de diversas formaciones de izquierdas y sindicalistas acompañaron a los murchantinos en el homenaje que concluyó en la casa de cultura con una explicación del médico forense de Aranzadi, Francisco Etxeberria, que analizó todos los detalles que desvelaron los cuerpos.

Etxeberria, bajo la premisa de que "no sufren los muertos sino los vivos", narró lo encontrado con gran delicadeza, llegando a la conclusión de que "todos murieron por un disparo en la nuca", tal y como demostraban los orificios en los cráneos.

El armamento empleado fue un 9 milímetros largo, "munición elaborada por la pirotecnia de Sevilla para el ejército". Junto a estos datos se mostraron fotografías de objetos que sirvieron para determinar las identidades de los restos hallados, como huesos con artrosis, puentes o prótesis dentales, además de recuerdos como gafas, monedas, hebillas de cinturón, lápices, mecheros o incluso restos de periódicos. La cal acabó con todos los demás restos orgánicos y sólo estos elementos y los huesos quedaron como testigos de lo que sucedió aquella madrugada, después de que los apresaran en la tarde del día 19 de noviembre. Un día de septiembre de 2005, la perseverancia de Antonio Bartos después de 20 años de búsqueda y cinco años merodeando en esos terrenos de Fustiñana, encontró su "recompensa" cuando una excavadora rozó uno de los cuerpos.

Su hija Lara, nieta de Genaro Ochoa, pidió, entre lágrimas, "nunca más ni para nadie aquellos horrores. Recordad siempre que los problemas se solucionan dialogando". En lo que resultó el acto más emotivo y lleno de aplausos, Ioseba Eceolaza, destacó que esta asociación tiene unas 30 solicitudes más de localización de cuerpos. "Mientras haya solicitudes seguiremos trabajando. Gracias a todas las personas que han dado su testimonio y al empuje de los familiares, hoy estamos aquí. La culminación del parque de la memoria y el reconocimiento de lo que ocurrió ayudará, sin duda, a que la herida, por fin, se cierre".

Como broche final del acto, dos mujeres les dedicaron otras tantas jotas con la voz quebrada, una de las cuales decía, "bienvenidos a su pueblo, siete rosas que murieron. Muchos años sepultadas y nunca oilvidadas". Tras estas notas, un grito espontáneo de "¡viva la República!", respondido con un "¡viva!" por las más de 400 personas presentes en la casa de cultura, sirvió para poner el definitivo punto final al homenaje.


TESTIMONIOS

Natalia Bartos (nieta de Genaro Ochoa). "Hoy es una situación un poco extraña y tenemos unos sentimientos un poco raros. Piensas que hace 70 años haya pasado esto y que ahora te mueva tanto... Se ha cerrado el ciclo que es lo que buscábamos. Estamos más tranquilos y con ganas de descansar, tanto ellos como nosotros. Me gustaría destacar que tanto el Ayuntamiento de Murchante como de Fustiñana nos han ayudado mucho".

Ramón Orta (nieto de Julio Orta). "Tengo yo ahora la misma edad que mi abuelo cuando le fusilaron. Ya es hora de descansar. Hemos tenido algunas trabas pero con la ayuda de Aranzadi se ha logrado. Nosotros estamos alegres de que se celebre este acto, al menos yo. Lo que no queremos es que nadie lo malinterprete. Mi familia lo pasó muy mal, teníamos estanco y panadería y nos la quitamos, pero la Guardia Civil venía por panes a casa sin pagarlos. Pasamos mucho miedo y mucha represión".

Ana Carmen Jarauta. Nieta de Roque Jarauta, leyó una poesía. "Cómo hubiera sido vuestra vida, cómo hubieran sido vuestras caricias. Todo se lo llevaron las balas".


LA CIFRA

3.250 Fusilados. Es la cifra que en la actualidad se maneja de fusilados en Navarra durante la Guerra Civil.

LOS FUSILADOS

Hilario Chueca Ayala. 50 años, dos hijos, jornalero.

Roque Jarauta Chueca. 57 años, dos hijos, afiliado a la UGT, propietario de un bar.

Genaro Ochoa Lorente. 31 años, jornalero.

Julio Orta Simón. 59 años, siete hijos, panadero y estanquero, afiliado a la UGT.

Antonio Pérez Ullate. 32 años, jornalero.

Ricardo Rosel Aguirre. 71 años, seis hijos, secretario de juzgado.

Mauricio Simón Arriazu. 28 años, jornalero, presidente de la UGT.


LAS FRASES

"En nuestra sociedad habitó el silencio demasiado tiempo"
(comunicado del Ayuntamiento)

"Raíz recuperada"
(Lápida de homenaje)

(publicado el 19-12-2005 en Diario de Noticias de Navarra)


Comentarios

  • EL DOLOR

    EL DOLOR QUE RECIBIO MI FAMILIA DURANTE TANTOS AÑOS,FUE CURADO AQUELLA TARDE DE INVIERNO Q LARA NOS LLEVO HASTA LOS CUERPOS. QUIERO AGRADECER DESDE AQUI A TODO EL MUNDO QUE HIZO ESTO POSIBLE Y DECIR QUE NUNCA DEBERIA MORIR NADIE X SU IDEAS

    ANONIMO, 27/12/2008 00:41

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