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Elías Amezaga recogió ayer en persona el Premio Lekuona 2005 de Eusko Ikaskuntza como reconocimiento a su aportación a la cultura y la literatura vascas (en El Diario Vasco)

11/03/2006

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Arturo García/Bilbao. «Los homenajes y los reconocimientos siempre sientan mejor en vida del protagonista», clamó Abraham Amézaga, nieto y asistente personal durante años del escritor Elías Amezaga, aún capaz de acudir ayer a la sede la Diputación de Bizkaia para recoger el Manuel Lekuona 2005 que anualmente otorga Eusko Ikaskuntza.

Tanto la familia, Eusko Ikaskuntza como la institución foral habían allanado el terreno para un recibimiento al «Balzac de nuestras letras» que el delicado estado de salud del homenajeado obligó a saltarse: «¿Tengo que decir unas palabras?», respondía el homenajeado a los requerimientos de su nieto.

Y no eludió el protocolo: «Gracias por esta atención conmigo al público y a quienes me han ayudado a lo largo de estos años. No puedo decir nada más porque tampoco me sale la voz», concluyó el escritor.

Menguada por la edad la voz del protagonista del homenaje, su nieto, Abraham, fue quien se encargó de glosar las virtudes personales y literarias de su abuelo. «Esta intervención surge con la rotundidad del admirador, con el cariño del nieto y la lealtad de quien fue su asistente personal durante años».

Abraham Amézaga trazó una semblanza del homenajeado durante la que describió a su abuelo como un autor «generoso» que se volcó en dar a conocer a «otras plumas de este país». Como confirmación de esa actitud, el nieto del homenajeado esgrimió las cifras que acompañan la trayectoria de este «generoso» autor que se ha volcado en dar a conocer plumas literarias de este país».

Abraham Amézaga resumió la trayectoria literaria de su abuelo: «60 libros, más de un centenar de obras de teatro, 1.000 artículos y 12.000 autores reseñados sirven para trazar la trayectoria del que es el autor vivo que más ha escrito sobre vascos en el mundo».

Sin halagos

El galardón Manuel Lekuona 2005 fue otorgado a Elias Amezaga por su «aportación ejemplar a una sociedad más culta y universal». Para Abraham Amézaga, «si alguien no necesita halagos, sino lecturas, es Elias Amézaga porque ha sido alguien que ha escrito para ellos» y tiene corazón literario, espíritu de artista, alma pensadora y manos de escritor», resumió.

El homenaje consistió en la entrega de una escultura de Remigio Mendiburu que representaba al premio y estuvo compuesto por un programa de actos que incluyó varias piezas musicales a cargo del conjunto Azer Quartet que ejecutaron a lo largo de la velada piezas de Mozart, Johan Sebastian Bach y Juan Crisóstomo Arriaga.

El actual presidente de Eusko Ikaskuntza, Javier Retegui, destacó que Amézaga «haya peleado durante muchos años contra corriente y a pesar de que la propia sociedad vasca haya sido un tanto remisa a su justa valoración, el quehacer constante de Elías va a tener su merecida recompensa».

En ese punto, Retegi ensalzó la obra de Amezaga porque había sido capaz de «explorar espacios, muchas veces vírgenes, e invitado a la concordia, la reflexión y a no encastillarnos en posiciones estériles». Retegi fue tajante en su intervención final: «Elías Amezaga ha escrito sobre los vascos allá donde se le ha dado una oportunidad o haya creído oportuno que la visión sobre nosotros fuera correcta».


EL AUTOR QUE «MÁS ESCRIBIÓ SOBRE VASCOS»

A.G.. Elías Amézaga nació en Bilbao en 1921. Su propia web se titula como el libro que escribiera el poeta Mario Ángel Marrodán, su biógrafo, que glosó la figura del autor que fuera amigo de Jorge Oteiza. «Nuestro objetivo es el de difundir la vida y obra del autor que sobre vascos más ha escrito del mundo». Estudió Derecho en la Universidad de Deusto y adelantó un año, terminando la carrera en la de Oviedo. Fue colaborador literario en sus años de estudiante de Hierro de Bilbao y La Voz de Asturias de Oviedo, así como más tarde, en Deia, La Gaceta del Norte, El Diario Vasco, entre otros. Ayer, durante la recogida del premio su nieto no pudo evitar recordar la figura de Marrodán, quien, en su día, llegó a llamarle «hermano mayor». Sobre esa biografía su nieto aclaró: «que nadie espere encontrar un libro de anécdotas del nieto sino un libro sobre los méritos de un escritor».


PALABRAS Y TESÓN

Félix Maraña. Si algo destaca en el conjunto de la obra de Elías Amézaga (1921) es su tesón, intención y fervor por la palabra. Destaca de inmediato la forma generosa de su entrega a una tarea en la que ha resaltado, sobre todo, la tarea de los demás. Resalta el conjunto de su obra pro diccionario, con varios volúmenes. Amézaga es autor de dos tomos, Los vascos, en los que sobresale vindicación de los vascos que en la historia hicieron su obra en castellano. Nadie, hasta Elías, lo había hecho así. Poco serían esos dos volúmenes --que ya es mucho, porque en ellos están todos los grandes escritores--, si no se tiene en cuenta que Amézaga es autor de otros ocho volúmenes enciclopédicos que, con el título de Autores Vascos, ofrecen una amplia información, tanto del más conocido como del más ignorado de los autores, aunque sólo hubieran escrito en vida media página.

El profesor Emilio Palacios ha destacado el carácter prolífico y abundante de este publicista bilbaíno, celebrando su existencia como hombre apasionado y amante del País, y, con atrevido exceso, calificándole de 'tesonudo'. Aunque pueda parecer palabra mal sonante, sirve para certificar la constancia con que Amézaga se ha entregado, no sólo a su obra teatral --representada en media Europa-- sino a su obra de publicista. En una biografía que realizó sobre él Marrodán, Elías Amézaga, escritor del Pueblo Vasco --que prologó Oteiza (1990)--, abundante y algo excesiva, no se hace mérito a algunas de las aportaciones más preclaras de Amézaga.

Destaquemos la atención dedicada a los escritores del 98 y, aunque cometió algún error en el encaro de Unamuno, hay que resaltar su fervor por el conjunto de su obra, y otras aportaciones a escritores del 98, como José María Salaverría. Amézaga realizó la edición para El Tilo --esa joya del libro que inventó Ortiz Alfau-- del conjunto de artículos que el donostiarra Salaverría dedicó al empuje económico e intelectual de Bilbao. En ese tipo de estudios es donde está la mejor parte de la obra documental de Amézaga, como lo está en la aportación que hizo sobre el periodista Tellagorri, sobre Pelay Orozco, sobre Arteche, sobre tantos nombres de escritores vascos y particularmente guipuzcoanos. Porque Amézaga fue la única representación de Vizcaya en la Universidad Ambulante de La Academia Errante, que convocó en perdidas ventas guipuzcoanas Jaka Legorburu. Su ensayo sobre Van Gogh es una muestra de su literatura desbordante y abocada a la ternura, incluso en el exceso.

(publicado el 11-03-2006 en El Diario Vasco)


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