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Ángel Illarramendi, músico autor de la banda sonora de una veintena de filmes, publica un CD recopilatorio

15/03/2006

El zarauztarra Ángel Illarramendi, siempre rodeado de partituras, en su estudio (foto Mikel Fraile-DV)
El zarauztarra Ángel Illarramendi, siempre rodeado de partituras, en su estudio (foto Mikel Fraile-DV)

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'Tasio' fue la película con que inició en 1984 su carrera como compositor de bandas sonoras. El zarauztarra Ángel Illarramendi es hoy un músico con una veintena de filmes musicados a la espalda que vive a gusto junto al mar en Hondarribia. Discípulo del maestro Escudero, cinéfilo y fan de Clint Eastwood, es una de esas personas que, simplemente, qué cosa, disfruta de su trabajo. Ricardo Aldarondo le entrevista en El Diario Vasco con motivo de que el músico presenta estos días un cedé recopilatorio con trece de sus bandas sonoras más destacadas.
Lo suyo es la música y el cine, que vive con pasión. Pero también la palabra y la buena conversación. Con él la entrevista desemboca rápidamente en tertulia con comida y sobremesa de talante amistoso y familiar. O sea, un placer. Disfrutar en el trabajo también es algo imprescindible para Ángel Illarramendi (Zarautz, 1958), uno de los compositores más solicitados en el cine español. Si hace un par de semanas le pedíamos opinión sobre el candidato al Oscar Alberto Iglesias, ahora el otro gran compositor guipuzcoano para el cine, Ángel Illarramendi, es protagonista con un disco recopilatorio que resume su amplia carrera.

-Acabamos de ver a Alberto Iglesias en Hollywood. ¿A usted le gusta la fama?

Bastante tiene uno con ir trabajando y tratando de mejorar como para enfrentarse a las cosas de la farándula. Un poco de farándula ya me gusta. Madrid me encanta, pero sólo para unos días. Luego me gusta volver aquí, a la tranquilidad. Y estar cerca del mar.

-Más que la fama, preferirá el reconocimiento, ¿no?

El prestigio, eso es lo que vale. Ser famoso se va a convertir pronto en una vulgaridad y una ordinariez. Ahora la fama es un valor en sí, sin importar la razón de esa fama. Ahí es cuando una sociedad empieza a degenerar. Alguna vez me dicen: «Oye, el otro día te oí en la radio». Y a mí, claro, lo que me interesa es saber si le ha gustado lo que ha escuchado, pero parece que lo importante es el hecho de aparecer en los medios. Y la gente se extraña de que le pida su opinión. Los famosos se creen muy importantes, y el resto de la gente no se cree nada importante. Pero tan peligrosa es una cosa como la otra, porque los que se creen poco importantes pueden dejarse manipular por los otros. El arte está hecho para todos los seres humanos, e importa la opinión de cada uno de los receptores, no vale decir 'yo es que no entiendo de esto'. Todas las opiniones son importantes, no tener opinión es la decadencia total.

-¿El público se fija en la música de las películas?

La música es un elemento más, y se puede prescindir de ella. Pero si se va a meter música, hay que hacerle un hueco. Ese elemento tiene que contribuir a que la película crezca bien. Puede sobresalir en un momento dado, como una interpretación o una buena fotografía, pero tiene que estar en su sitio en cada momento. El objetivo es la película en su conjunto. En el cine, que a veces es un cúmulo de egos, tienes que dejar las vanidades a un lado.

-¿La candidatura al Oscar de Alberto Iglesias ha contribuido a que valoremos un poco más las bandas sonoras?

Lo que ha quedado muy claro es que con una buena película, un buen compositor de aquí puede optar a cualquier cosa. A la gente le impresiona mucho lo de Hollywood, pero en Hollywood también se hacen muy malas películas. Lo importante es que te den un buen proyecto, no tanto su nacionalidad. La música sigue la suerte de la película, y El jardinero fiel ha funcionado muy bien. Y si haces una buena música para una película inglesa que funciona, por qué no vas a llegar a los Oscar, no hace falta ser americano. Yo confiaba en que se lo dieran a Alberto Iglesias.

-¿Echa de menos aquel cine vasco en el que echaron a andar tanto Alberto Iglesias como usted?

Es que aquí no hay industria, y lo que entonces se entendía como cine vasco ha sido absorbido por el cine español, pero somos muchos trabajando en él, porque aquí hay mucha energía creativa. Recuerdo que cuando me entrevistaste hace nueve años, cuando hice la música de El último viaje de Robert Rylands, que se desarrollaba en Oxford, me decías que la música de la película tenía una elegancia muy británica. Y yo te decía que no, que si mi música tiene elegancia, será porque es guipuzcoana. Gipuzkoa ha sido siempre elegante, desde las canciones tradicionales a la cocina actual. Y el modisto más elegante según dicen fue Balenciaga...

-Pues sí, la elegancia es un punto común a su música y la de Alberto Iglesias.

Pero la música es universal, y eso es lo más grande que tiene. Te vas a Polonia, no hay manera de entenderte con nadie, hasta que empiezas a trabajar con la música, y te entiendes perfectamente con el director de orquesta y los músicos. Eso es maravilloso.

-¿Cómo surgió la ocasión de realizar este disco recopilatorio?

Por un lado mi casa discográfica llevaba tiempo proponiéndolo. Pero no encontraba tiempo para prepararlo. Y por otro lado había dos bandas sonoras que no se habían publicado en disco, Luna de Avellaneda y Sin Fin, de ésta se publicaron sólo las canciones de Dani Martín de El Canto del Loco. Así que era una oportunidad para reunir todo ese material, con otra novedad, la obertura de la ópera de cámara Zapatos de mujer.

-¿Ha sido difícil seleccionar los trabajos incluidos entre todas sus obras?

Yo trataba de hacer un disco divertido, ameno, y lo más diverso posible. Hay música dramática, alegre, melancólica, con orquesta o intimista e incluso música de dibujos animados. Y he intentado que todo eso surja de una manera fluida.

-¿Y hay algo común a todas esas músicas?

Yo siempre trato de ir a la esencia. No me gustan los efectismos, intento que la música dé la impresión de que sale sola. Eso no quiere decir que no me cueste trabajo hacerla, pero no se deben ver las bisagras. Me gustan las orquestaciones limpias. A mí los efectismos me aburren, son muy perecederos.

-Suele tender a la música orquestal.

En la orquesta lo tienes todo, pero también he hecho bastante música de cámara, e incluso he trabajado con sintetizadores, aunque siempre he evitado que el sintetizador imite a otros instrumentos. Quiero sonidos propios de una máquina, me atrae buscar sonidos nuevos. También me gustó la experiencia de El viaje del agua, en la que utilicé tres instrumentos acústicos y entre ellos un oboe de amor, que es un instrumento muy poco común.

-¿Hace distinciones entre lo que compone para el cine y otro tipo de proyectos?

No, en absoluto. Para mí es lamentable esa diferenciación entre lo sinfónico y lo demás. Yo pongo el alma y la vida en todo lo que hago, y me siento igual de libre en el cine que en una ópera o una sinfonía. A mí el cine me inspira, será porque me gusta muchísimo...

-Lo malo al componer para el cine son las prisas, ¿no? ¿Cuál es su sistema de trabajo?

Primero leo el guión, pero ahí no ves el tempo de la película, cómo respira, y eso es lo más importante para mí. Una vez que he visto el primer montaje puedo crear ya la música, ver qué tienen de interesantes los personajes... Y luego hay que hacer el traje a medida, cuando ya está hecho el último montaje. Entonces necesito entre uno y dos meses para meter toda la música definitiva. Lo más complicado son los dibujos animados, tienes que ajustar cada nota a la imagen. Y luego está el paladeo, una cosa es comer y otra paladear, y tienes que dejar reposar un poco, y doy un paseo y se me ocurre una cosa más. Porque yo estoy las 24 horas con la música en la cabeza.

-¿Los directores tienden a pedirle lo que ya ha hecho en una película anterior?

Ocurre muchas veces, pero hay de todo. En el caso de Gracia Querejeta, por ejemplo, con la que ya he hecho varias películas, te da más juego. Aunque curiosamente ella siempre tiende a arrancar la película con fuerza, con dinamismo, excepto en Héctor, que empieza suave.

-Además de Gracia Querejeta o Juan José Campanella, ¿con qué directores le gustaría establecer una relación de continuidad haciendo la música de varias de sus películas?

Me encantaría hacer música con todos los directores que me gustan, que son muchísimos. Me encantan Gracia Querejeta y Campanella. O Pedro Olea, que me llamó para Tiempo de tormenta, que creo que es una película que pasó desapercibida y merecía más atención. Me gustan mucho Clint Eastwood o Roman Polanski y me encantaría hacer música para ellos. Con Clint Eastwood he tenido discusiones tremendas, porque me gusta desde siempre, pero antes parecía que lo tenías que decir con vergüenza. El fuera de la ley me parece una película magnífica, tiene una poesía extraordinaria, en esa conversación con el indio... Ahora todo el mundo defiende a Clint Eastwood, pero hace 25 años te miraban mal. Yo seguía diciendo que me encantaba, pero sabía que a continuación iba a venir el bombardeo... Con Clint Eastwood, John Ford y Hitchcock, puedo ver sus películas una y otra vez. También me entusiasman Berlanga y Buñuel.

-Pues a Buñuel no le gustaba la música en las películas.

Pero es igual, porque yo voy al cine como un niño, me meto en esa oscuridad y es maravilloso, no estoy pensando en cómo es la música. Un director que me apasiona es Pier Paolo Pasolini. Tenía una sensibilidad única, la fuerza visual de su cine es impresionante. Y tampoco daba importancia a la música...

-O sea que no va al cine con oídos de profesional...

No, en absoluto. Bueno, las películas en las que yo intervengo las veo de otra manera, me cuesta tomar distancia y ser objetivo. Y suelo verlas muy pendiente de la música, del volumen... Las veo en los estrenos y luego, a otra cosa.

-¿Y cuál era su favorita de las candidatas al Oscar?

Yo creo que Crash, aunque todavía no he visto Brokeback Mountain. Me gustó mucho Munich, pero en Crash mi mujer y yo salimos asombrados. Toca toda la complejidad del ser humano, cómo nos creemos muy buenos, pero en realidad no nos conocemos, y no sabemos cómo reaccionaremos en situaciones límite. Es una película arriesgada y muy bien resuelta.

-¿Y sus compositores de bandas sonoras favoritos?

Me encanta Ennio Morricone, y también Henry Mancini, que era un hombre muy inspirado en las melodías, pero también cosas jazzísticas con una fuerza enorme.

-¿En qué proyectos está trabajando ahora?

He leído el último guión de Helena Taberna, y voy a hacer la música de la película, que se rodará a finales de verano y se titula La buena nueva. Pero seguramente me meteré en otro proyecto que ya está prácticamente rodado, y que es muy bueno... pero todavía no puedo decir nada. Además, he escrito una nueva sinfonía, la séptima, y también hay un proyecto con ella para más adelante. Siempre voy escribiendo una sinfonía, cada una de ellas correspone a una época de mi vida, son como diarios.


LOS VERANOS DE ZARAUTZ

R. A. Ha cambiado su Zarautz natal por Hondarribia, aunque sólo en cuanto a residencia. «La gente de Zarautz no entiende que te vayas de allí, te ven como un loco o un pobre hombre. Así que ahora digo que me he ido a vivir a las afueras de Zarautz», dice Illarramendi con su humor permanente. «Si es que estoy al lado. Y seré siempre de Zarautz, por supuesto». No olvida Illarramendi sus raíces. Ya de niño era un apasionado del cine y la música, antes de empezar a estudiar con Francisco Escudero o de que con veinte años hiciera sus pinitos como cantautor, con un disco para Zafiro: «El verano me encantaba porque por la mañana iba a la playa, luego a jugar a pelota y luego al cine Antoniano. Todos los días». A los amigos les decía: «Algún día me gustaría hacer música para el cine». Y así fue.



EL DISCO

-Título: Illarramendi 1995-2005
-Autor: Ángel Illarramendi
-Contenido: 2 CD con libreto. Extractos de trece bandas sonoras, obertura de la ópera de cámara Zapatos de mujer y partes de la suite Una historia reciente
-Página web: www.illarramendi


PRINCIPALES PELÍCULAS

-Tasio (1984)
-27 horas (1986)
-El viaje del agua (1989)
-Una estación de paso (1992)
-Él último viaje de Robert Rylands (1996)
-El celo (1999)
-Cuando vuelvas a mi lado (1999)
-Yoyes (2000)
-La isla del cangrejo (2000)
-Aunque tú no lo sepas (2000)
-Asesinato en febrero (2001)
-El hijo de la novia (2001)
-El rey de la granja (2002)
-¿Buen viaje, excelencia! (2003)
-Héctor (2004)
-Luna de Avellaneda (2004)
-Perseguidos (2004)
-Sin Fin (2004)

(publicado el 14-03-2006 en El Diario Vasco)


Enlaces relacionados

Página web oficial del compositor vasco Ángel Illarramendi
www.illarramendi.com

Escucha algunas de sus composiciones: Héctor
http://angelillarramendi.globalfilmschool.com

Reseña sobre el CD recopilatorio de Illarramendi
En la blog Espacio Fílmica de Sergio Hardasmal


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