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Tres escenarios

08/06/2005

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Joaquín Navarro Esteban es un juez español, articulista habitual en varios medios de prensa. Sus posturas meditadas y razonadas, alejadas de visceralismos, suelen suscitar reacciones contrapuestas del Ebro hacia el norte o hacia el sur, aunque esto sea también una generalización. En el presente artículo, comenta sobre tres escenarios montados u ocurridos durante los últimos días en torno a la necesidad de la negociación, o no, y a la búsqueda del camino que traiga la paz a Euskal Herria.
Por Joaquín Navarro

La última semana ha sido espectacular, rica de escenarios y escenógrafos. Primero fueron las palabras de los fiscales incitando al procesamiento de Otegi y Salaberria. Dicho y hecho. El juez está para eso, para hacer la justicia que se le pide en nombre del Estado de Derecho, que ya invocase el Käiser con grave arrogancia. Dice el juez que desde hace mucho tiempo las ‘‘pruebas’’ apuntan a la pertenencia a ETA, como dirigentes, de los dos procesados ¿Por qué ahora y nunca antes? Exigencias de la paz. Ya se sabe. Si quieres la paz, prepara la guerra. Así lo dicen todos los enemigos de la paz.

Después vino la algarabía, atravesada de insultos a diestro y siniestro, de las víctimas de ETA. Tronaban contra el Gobierno, Zapatero (reiteradamente piropeado como ‘‘cabrón’’, embustero y algún que otro motete adicional), Peces Barba y diversos próceres más. Vociferaban contra el diálogo, la negociación y la ‘‘libertad sin dignidad’’, pero exaltaban la paz y la justicia. También, por supuesto, el Estado de Derecho que es, como sabemos, aquél en que mejor se practican y se aman la mentira y la justicia que complace al príncipe. Banderas enormes adornaban el cortejo, para que nadie dudase del insuperable españolismo de los partícipes.

Por su manifestación parlamentaria de dialogar con ETA si dejaba las armas y renunciaba, sin más, a la violencia, Zapatero era un rufián, un mal ciudadano y un reprobable patriota. Es cierto que Zapatero nada ha hecho en la práctica. Sólo retórica. Pero se apresuran a presionarlo, amedrentarlo y vejarlo para impedir que pase a mayores. Ya lo han conseguido con el fiscal del Estado, que ha tenido que defenderse de la acusación de ser mediador entre el Gobierno y ETA. Desafiado por sus fiscales de la Audiencia Nacional, Conde Pumpido evocó a Poncio Pilatos.

El tercer escenario se montó en Bilbao. Miles de abertzales se manifestaron por la paz y en protesta por la persecución de sus dirigentes y la criminalización de todo discrepante vasco. Otegi dijo ante los suyos que la propuesta de Batasuna en Anoeta estaba ya en fase de ‘‘compromiso y contenidos’’. Pidió a Zapatero que estuviese a la altura de este momento histórico, anunció que ETA estaba predispuesta a dialogar con el Gobierno. Si es verdad que el objetivo es la paz, dijo, habrá que resolver en la mesa de partidos «los nudos que han alimentado el conflicto». La autodeterminación, la justicia y la territorialidad. Recordó a los presos de ETA y dijo que la política penitenciaria que se sigue contra ellos se basa solamente en la venganza y la crueldad. El lema de los manifestantes bilbainos era conmovedor: ‘‘Ahora el pueblo, ahora la paz’’.

Ahora el pueblo. Ya está bien de políticos incapaces y corruptos. Rousseau le dijo insuperablemente: «Cada profesión tiene su diccionario particular para expresar en términos decentes los vicios que le son propios. La honestidad no está más que en las palabras. Cuanta mayor corrupción hay en las almas, más se afecta pureza en los discursos». Por eso, ahora el pueblo, ahora la paz.

No será posible sin la independencia y el coraje de los gobernantes. Remar contra corriente es muy duro. Pero se hace necesario cuando la corriente arrastra al precipicio de la cobardía, el deshonor y el crimen de lesa humanidad.

(publicado el 08-06-2005 en Deia)


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