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Rescatado un manuscrito histórico de 1770 en defensa de los fueros de Gipuzkoa; Hoy se presenta la nueva edición del texto de Manuel Ignacio de Aguirre (en El Diario Vasco)

23/02/2006

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Alberto Moyano/Donostia-San Sebastián. La recuperación de un texto histórico en favor de los fueros de Guipúzcoa, escrito por Manuel Ignacio de Aguirre en 1770, cerrará hoy los actos del cincuentenario de la apertura de la librería Manterola en San Sebastián. Bajo el título de En defensa de los fueros de Guipúzcoa, la reedición del texto del que fuera secretario de la Diputación será presentado hoy (18.30 horas) en el Salón del Trono del Palacio Foral en el transcurso de un acto en el que intervendrá el diputado general, Joxe Joan Gonzalez de Txabarri. La edición de este texto constituye un importante acontecimiento cultural, ya que, al contrario de lo que sucede con los fueros de Vizcaya, son escasos los manuscritos históricos guipuzcoanos que hacen referencia a este aspecto.

Juan José Arbelaiz, de la librería Manterola, es el responsable de esta recuperación. «Yo siempre he visto el original en una estantería de mi casa. Lo compró mi padre hace más de cincuenta años y no tengo ni idea de dónde salió. Estaba editado en rústica y lo mandamos encuadernar en Bayona. Se conserva estupendamente, la letra se lee a la perfección, hasta el punto de que yo estaba tentado de publicar, no la transcripción, sino la fotocopia de las páginas».

Fechado en noviembre de 1770, cuando a Manuel Ignacio de Aguirre se le nombra secretario en la Corte de Madrid, el texto constituye una contundente defensa de «la columna vertebral de la foralidad» como es la libertad de comercio y en concreto, la del tabaco. Aguirre escribe su argumentación en respuesta a una carta del conde de Villafranca, en la que se denunciaba el contrabando de tabaco y su venta a castellanos.

Libertad de comercio

A juicio de Arbelaiz, «el texto habla de dos asuntos muy actuales: la libertad de comercio y el tabaco. Aquí no se trata de un tratado filosófico sobre los grandes principios de los fueros, ni de definiciones solemnes, sino que Aguirre defiende los fueros a partir de pequeñas cosas y eso indica un espíritu». En esta línea, el responsable de la librería donostiarra recalca que «para Manuel Ignacio de Aguirre, defender los fueros significaba estar muy pegado a la tierra, defendiendo cosas que pueden parecernos nimias, pero no haciendo grandes retóricas ni manifestaciones solemnes». De hecho, existe otro «librito» del propio Aguirre «sobre las propiedades de la marga en la agricultura, algo que me descoloca y que parece impropio de un señor dedicado a la política aunque, si lo piensas, encuentras que es coherente con el espíritu de la época».

Aguirre fue secretario de la Diputación de Guipúzcoa, hijo y nieto de secretarios, diputado en Corte, diputado general de Guipúzcoa por poco tiempo, fue uno de los primeros Caballeritos de Azkoitia, coetáneo del conde de Peñaflorida y, según me dijo Borja de Aguinagalde, fue además académico de la Historia. «Fue un personaje que se ocupó del manejo de la Diputación durante buena parte del siglo XVIII por tradición, por estudios y por espíritu». Y es que, tal y como señala Arbelaiz, Aguirre representa «el típico hombre de la Ilustración: todo para el pueblo pero sin el pueblo».

Arbelaiz relata una anécdota: «Cuando la Matxinada de 1766, la Diputación reprimió la revuelta. El secretario --el alma mater-- de la Diputación es Manuel Ignacio de Aguirre. En una carta de la Diputación dirigida al superior provincial de los Jesuitas, se le echa en cara que los levantiscos habían encontrado asilo en Loyola. En otra carta de la Diputación, se elogia al superior franciscano por no haber cobijado a los sublevados en Aránzazu. Se ven claras, por un lado, la actitud de la Diputación, y por otra, las de las diferentes órdenes religiosas. Se ve el espíritu fuerte contra cualquier tipo de rebelión, pero por otro lado, está muy preocupado por hacer llegar al pueblo todos los avances».

Arbelaiz resume la importancia de la recuperación de este texto en el hecho de que son «escasísimos los manuscritos sobre cualquier asunto relacionado con los Fueros en Guipúzcoa que existen, al contrario de los que sucede en Vizcaya, por ejemplo».


«FUE UN INTELECTUAL 'AVANT LA LETTRE'»

A.M./Donostia-San Sebastián. El director del Archivo Irargi-Centro de Patrimonio Documental del Gobierno Vasco, Borja de Aguinagalde, ha escrito una introducción al libro en el que repasa la red de relaciones familiares de Manuel Ignacio de Aguirre, en un relato salpicado con alguna que otra anécdota. Desde una evidente simpatía por el personaje, Aguinagalde señala que Aguirre fue «un hombre que se dedicaba a estudiar, a leer y a viajar, y en aquella época --como ahora-- se llevaba otra cosa. En mi fuero interno, lo veo como un fracasado, en el buen sentido del término. Le tocó una época en la que cuadraba mal. Era un librepensador al que le gusta hacer las cosas bien. Estaba fuera de su época. Iba por delante y miraba hacia atrás».

Sin embargo, Aguinagalde matiza que «no diría que fue víctima de su tiempo porque es un término que no me gusta y no sé si él estaría de acuerdo en que se le considerara víctima. En la Historia pasa mucho que hay gente que a sus coetáneos les parece que van por delante de su entorno, en el sentido de que muchos pensamos que leer y viajar es mejor que no hacer ninguna de las dos cosas. Manuel Ignacio de Aguirre leía y viajaba mucho y la mayoría de la gente de su entorno no lo hacía». En su opinión, «fue un intelectual avant la lettre» y, en este sentido, Aguinagalde suscribe la valoración que de Aguirre hizo su coetáneo Antonio María de Zavala en 1778: «Uno de los sugetos (sic) mas habiles y sobresalientes de este Pais».

Borja de Aguinagalde destaca el escaso interés por medrar que Manuel Ignacio de Aguirre demostró a lo largo de su vida, «a pesar de que, como secretario de la Diputación, tuvo que manejar mucha información. Por poner un ejemplo grotesco, en aquel entonces era como ser la secretaria de Bush. Si hubiera decidido usarla, hubiera tenido mucho poder».


SATISFECHOS Y CANSADOS

A.M./Donostia-San Sebastián. La publicación del estudio En defensa de los fueros de Guipúzcoa pone punto final a la programación conmemorativa del cincuenta aniversario de la librería Manterola. Juan José Arbelaiz agradece todas las muestra de afecto y reconocimientos recibidos, pero asegura estar ya «con ganas de descansar. Desde que comenzamos a preparar todo hace dos años, hemos tenidos que dedicarnos hasta los más mínimos detalles de todo. Por citar el ejemplo de este libro, yo tuve que transcribir el texto, engatusar a Borja de Aguinagalde y Lourdes Soria para que escribieran sus textos, llevar a la imprenta... Cuando creía que ya estaba todo solucionado, me avisaron que faltaba por diseñar la tapa, de modo que me he tenido que encargar también yo. Editar este libro fue lo primero que se nos ocurrió y, sin embargo, va a ser lo último que vamos a hacer». Sin embargo, Arbelaiz reconoce también que «hemos recibido felicitaciones incluso de gentes a las que ya teníamos olvidadas».

(publicado el 23-02-2006 en El Diario Vasco)


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