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Los católicos vascos ‘‘contestan’’ al papa; Nueve voces de la comunidad católica vasca se pronuncian, la mayoría contra la postura "oficial" de la Iglesia sobre el uso del condón (en Deia)

30/01/2005

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[«Los preservativos tienen su contexto en una prevención integral y global del sida». Una frase que pronto se diluyó en espejismo, pero que sembró la discordia. Nueve voces de la comunidad católica vasca se pronuncian y, la mayoría, lo hace en dirección contraria a la postura "oficial" de la Iglesia, al menos, en lo referente a la conveniencia del uso del condón]

Ana Ramos Bilbao/Bilbao. Parecía un histórico cambio de postura: La Iglesia aprobaba el uso del preservativo. Todo fue un espejismo. Apenas 24 horas después, rectificaba y calificaba su utilización propia de «una conducta sexual inmoral».

Caso cerrado, o eso creíamos. Las palabras del portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, en lugar de despejar dudas sembraron la discordia. Nueve voces de la comunidad católica vasca --teólogos, sacerdotes, misioneros, cristianos de a pie y miembros de diferentes colectivos-- se han pronunciado y en una dirección sorprendente. Ellos --en su mayoría-- sí aprueban el uso del condón: «En casos de enfermedad no sólo puede usarse, sino que hay que usarlo»; «A los cristianos laicos nos sonroja la postura oficial de la Iglesia»; «Condenar el uso del preservativo es una actitud que sólo puede calificarse como criminal». Estas son algunas de sus opiniones. Y otros se preguntan: «¿Quién se aleja de quién: la sociedad de la Iglesia o la Iglesia de la sociedad». El debate está abierto, pero lo que todos tienen claro es que se está sobredimensionando un asunto «absolutamente de segundo orden». Un problema menor habiendo tantos otros sobre los que sí «debería pronunciarse la Iglesia». Las voces de la jerarquía son las que más se oyen pero no son las únicas.

Para acabar de enredar la madeja, durante la visita "ad limina" en el Vaticano de un grupo de obispos españoles, encabezados por el cardenal, Antonio Rouco Varela, el Papa denunció que el Gobierno español, «está difundiendo un laicismo que está promoviendo un desprecio por la religión» e incluso, curiosamente, se refirió al Plan Hidrológico Nacional. Algunas de las voces vascas consultadas creen que la Iglesia Católica no sólo tiene el derecho a opinar sobre los asuntos de Estado, sino «el deber» pero, eso sí, matizan: «Desde el diálogo, nunca desde la imposición». Muchos concluyen que las actuales posturas de «cerrazón» de la jerarquía eclesiástica y los debates «enconados» flaco favor le hacen a la Iglesia que parece restar fieles en cada de una de sus intervenciones.

Sea como fuere, minoritario o no, existe un sector de la Iglesia que sigue a pies juntillas las recomendaciones del Papa y, por supuesto, exigen respeto. El párroco de la Catedral de Santiago de Bilbao y Consiliario Diocesano de Juventud de Bilbao, Luis Alberto Loyo, apunta: «Mi opinión es la de la de toda la Iglesia, vasca, española y mundial. La doctrina es la misma para todos. La Iglesia propugna una vida en la fidelidad y el amor y todas las relaciones deben converger a ese fin. La Iglesia tiene su propuesta concreta que no va contra nadie ni condena a nadie».

En la misma línea, se pronuncia José María Pardo Sáenz, sacerdote y profesor de Teología Moral en la Universidad de Navarra: «La Iglesia colabora en la prevención del sida promoviendo la educación de las personas para el amor conyugal fiel y abierto a la vida, tratando de evitar de este modo las relaciones indebidas y promiscuas, que dan lugar a las llamadas "situaciones de riesgo" sanitario. Cuando un seropositivo se empeña en ejercer su sexualidad con el riesgo de infectar a otras personas el uso del profiláctico es un mal menor, que evita males mucho mayores. Pero esto no quiere decir que este comportamiento sea moralmente bueno».

Carlos García de Andoin, profesor de fe y política del Instituto de Teología y Pastoral de Bilbao, sin embargo, añade: «Los católicos, en el marco de una paternidad responsable y desde la libertad de conciencia, tienen claro que el uso del preservativo entra dentro de una ética cristiana». De hecho, el Concilio Vaticano II recordó que la última palabra en moral la tiene la conciencia de cada uno. Y como dice la Biblia: «Yo no soy el guardián de mi hermano».

(publicado el 31-01-2005 en el diario Deia)


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