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Juan Ignacio Pérez Iglesias, rector de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU): «La paz no tiene contrapartidas, pero sin muertos se puede hablar de todo» (en El Diario Vasco)

11/09/2005

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Alberto Surio. A falta de dos meses para cumplir los 45 años, Juan Ignacio Pérez Iglesias --el primer rector de la UPV licenciado en esta universidad-- rompe su silencio en un momento difícil. La Fiscalía General del Estado ha iniciado una investigación en torno a supuestas irregularidades en los expedientes académicos de presos de ETA que podrían haber servido para redimir una parte de sus condenas.

-La UPV, de nuevo, en el candelero de la polémica. En esta ocasión, tras el anuncio de la Fiscalía General del Estado de que va a investigar si ha habido irregularidades en los expedientes académicos de 47 presos de ETA que les hubieran podido servir para redimir una parte de sus condenas. ¿Qué opina?

-No suelo ser partidario de hablar de este tipo de cuestiones. A mí me gusta hablar de la universidad y de las cuestiones puramente académicas. Lo que ocurre es que estamos asistiendo a una exageración. Por otra parte, nunca nadie puede descartar que en la institución que dirige, sea cual sea, no se produzcan irregularidades. Esto es una obviedad, irregularidades como delitos se cometen siempre, otra cosa es que nos dotemos de normas para evitarlas. Me consta de que mucho de lo que se publica es incorrecto y falso. Y porque también es preocupante constatar que una parte de la información que se está publicando es interna de la UPV, a la que sólo tiene acceso personal autorizado por la universidad y no se ha podido obtener por medios lícitos. Ni siquiera forma parte de momento de la información que se debe remitir al fiscal en aquellos expedientes que se nos ha demandado. Eso me parece preocupante y denunciable.

-¿Ve un caso de espionaje quizá?

-No soy partidario de utilizar grandes palabras ni de los grandes gestos y soy más proclive a la discreción, pero es evidente que o bien se ha producido una intromisión o una salida de información por vías no autorizadas. Se habla, por ejemplo, de un número de seguridad social en un expediente de una persona. Es que eso sólo puede salir en una pantalla de un ordenador, no en el expediente.

-¿Pero están ustedes investigando la existencia de posibles irregularidades?

-Dada la continuidad y persistencia de esas denuncias, como en casos anteriores hemos visto que no tenían fundamento, no generan especial preocupación y alarma. Por ejemplo, a principio de verano algunos medios de comunicación publicaron que un preso accedió a la universidad de una forma determinada y lo hizo irregularmente. Pues bien, tenemos la seguridad completa de que esa persona accedió a otra universidad del Estado a través de un procedimiento absolutamente regular, aunque luego se trasladó aquí. Hay más ejemplos. Ahora bien, en este caso, el propio fiscal dice que está investigando expedientes y nos ha pedido una información sobre los mismos. En los expedientes que por este tipo de razones estamos analizando hasta hoy no hemos encontrado ninguna irregularidad ni ilegalidad. En lo que antes habíamos analizado tampoco hay nada. Lógicamente la UPV tiene que procurar que no se produzca ninguna irregularidad pero también que se produzca una ilícita fuga de información. Por eso, valoramos la posibilidad de, además de hacer una investigación interna, denunciarlo ante los tribunales de justicia.

-Otra polémica fue la del derecho de los presos de ETA a cursar estudios en la UPV...

-Son dos polémicas distintas. Ahora estamos ante una impulsada por una motivación muy concreta, que no me toca decirla. Entonces se dijo que los presos de ETA tenían trato de favor. Todo esto es muy subjetivo. ¿Se considera trato de favor que a un alumno se le remitan los apuntes cuando a un alumno presencial no se los facilitan, o que se evalúen de otra manera? Para hablar de trato de favor hay que remitirse a los resultados. Lo que hicimos aquí, quizá por mi vocación científica, es hacer un análisis estadístico. Como conclusiones, y con diferencias entre unas carreras y otras, la tasa de éxito es desproporcionadamente menor entre los presos. El porcentaje de aprobados y la calificación media también. Lo que varía es la tasa de presentación porque normalmente los presos no se presentan a las convocatorias. Me imagino que porque la cárcel no es el entorno más adecuado ni más estimulante para estudiar. No hay trato de favor. Lo que no podemos entrar es a cuestionar la honestidad de cada uno de los profesores entrando en un juicio de valor sobre las calificaciones que ponen y sobre sus supuestas afinidades ideológicas.

-Estas polémicas son bien negativas para la UPV...

-Sin duda, tienen varios efectos perversos. Desacreditan a la institución porque hay gente que presta oídos a estos mensajes como decir que casi se regalan títulos, lo que es casi delictivo. Otro, todo el tiempo y el esfuerzo que le tenemos que dedicar desde los órganos de dirección de la UPV va en detrimento de otra actividad. Pero el peor efecto es que yo, que defiendo que la universidad es una institución clave desde el punto de vista del desarrollo del país, entiendo que es muy importante que esa noción se tenga de forma corresponsable desde la sociedad. Estamos por eso distrayendo a la sociedad y a la clase política de ese papel, que es lo más importante. Al final, la universidad, en lugar de ser un centro que forma, que investiga y que expide títulos, se convierte en un sitio para generar polémicas alrededor de la política penitenciaria. En algunos casos se nos utiliza como un chivo expiatorio. Para darle una patada a la política penitenciaria se le da la patada a la UPV, como en otros casos ha podido ser a otra institución.

-Otro estudio ponía también en entredicho la calidad docente en la UPV...

-Eso fue hace un año, y aquí también me remito a los resultados. En 25 años se ha más que duplicado el número de universitarios. El 28% de la población activa en la Comunidad Autónoma Vasca tiene estudios universitarios. Se suele decir que esta sociedad funciona muy bien desde el punto de vista material. Pues bien, esto no sale de la nada, aquí participan profesionales superiores con título universitario y la mayor parte de ellos ha salido de aquí. Si los hubiéramos formado mal, los puentes no estarían igual de derechos, la medicina funcionaría peor y el país no crecería como crece. Hemos dado economistas, ingenieros, biólogos, químicos... que están trabajando muy bien. Y hay referentes de prestigio internacionales que no sólo son investigadores, que son profesores nuestros. Habrá pocas instituciones que se sometan a una evaluación tan rigurosa en cuanto a resultados y en cuanto a investigación. Todos los años evaluamos a todo el personal docente. Y los resultados globales son más que aceptables, están en una escala de uno a cinco, entre el tres y medio y el cuatro y medio. Lo que peor se valora es escasez de formación práctica --un problema de recursos-- y el acceso físico a los centros, algo de lo que somos conscientes. Los propios estudiantes que luego han encontrado trabajo valoran muy positivamente la calidad docente.

PROFESORES ESCOLTADOS

-La UPV ha sido siempre un escenario muy sensible de las tensiones sociales del país. ¿Cómo está su convivencia teniendo en cuenta que persiste la intimidación de algunos profesores que siguen amenazados?

-Aquí hay una situación en la que hay un número determinado de profesores y profesoras que necesitan protección y escolta. Nadie que no perciba una amenaza real y que no haya sido asesorado por parte de las autoridades llevaría escolta. Hay una amenaza real, una coacción, que para mí es una situación sangrante, absolutamente inaceptable. Todo lo que digamos o podamos hacer para que eso no ocurra es poco. Es una consecuencia de la persistencia del terrorismo. Dicho esto también es cierto, como señalaron Maixabel Lasa y Txema Urquijo en un informe, que el clima de convivencia en la UPV ha mejorado. Eso no quiere decir que los profesores que hayan llevado escoltas dejen de llevarlas, pero sí que el ambiente es diferente, quizá reflejo de la propia sociedad. Hay gente que opina que no, pero creo que es una postura minoritaria, incluso con personas que están amenazadas, con las que tengo una relación fluida y directa.

-Y eso que en la propia UPV ha habido enfrentamientos entre profesores...

-Sí, ha habido situaciones de mucha tensión donde se han mezclado cuestiones académicas y extra académicas. Ésta es una institución muy abierta, muy permeable, somos lo que es la sociedad. Por otra parte, somos académicos. Hay escuelas y en tiempos normales es sano y humano que haya rivalidad académica e intelectual. Cuando en esta pugna se mezclan elementos de derechos fundamentales pues es complicado gestionar. -¿Usted está esperanzado con la posibilidad de que llegue la paz?

-Quiero pensar que vamos a mejor. Yo vine en 1969 al País Vasco y la historia de estos años, excepto este último período y la etapa de la tregua, siempre ha sido de atentados mortales. Desde ese punto de vista las cosas están mucho mejor pero me da miedo depositar esa esperanza porque tuve esa misma ilusión en 1998. Entonces también pensaba que no se podía ir hacia atrás, que era imposible y fue un mazazo anímico cuando se rompió el alto el fuego. Existe una coacción en torno a la kale borroka, que a mí me parece gravísima. Ya sabemos que no es darle un tiro a alguien, pero supone un elemento permanente de coacción y de presión que a mí me parece inaceptable. Pero no es lo mismo que llevemos dos años sin atentados mortales. Yo no lo había conocido en mi vida adulta. Por otra parte, no sé si los actores están verdaderamente comprometidos. Y esto es una cosa que me cuesta mucho decir. ¿Tenemos todos claro que la paz no tiene contrapartidas políticas? Yo creo eso. ¿Por otra parte, está claro para otros que sin muertos se puede hablar de todo como yo creo? Por dos razones, una de principios, y es que podemos hablar y decidir todo. Y, por otra, que podemos demostrar que efectivamente existe la posibilidad de hablar de todo, y no es una cuestión menor, separando la política de la violencia. La política en Euskadi adquiere unos tintes de espectáculo repetitivo de una forma que no creo que ocurra por ejemplo en Gran Bretaña. Me refiero a que si hoy entrevistan en la radio al secretario general de un partido a las pocas horas es absolutamente imprescindible que hablen otros responsables políticos. Y ni unas declaraciones ni otras aportan absolutamente nada. Salvo algunas excepciones, no aportan factores nuevos. Agradezco que haya personas que digan cosas distintas porque si no no avanzamos.

-¿Pero tiene la sensación de que no avanzamos?

-Sí, sí avanzamos, me consta, lo que ocurre es que aquí pasa lo que en un glaciar que va lentamente. Una lengua de un glaciar se desplaza mil metros por año. Si te montas en un glaciar no te enteras de nada, si pones una piedra y vuelves al cabo de un año se ha movido. Avanzamos, hay cosas que ya no se dicen. Tengo mi cautela. No sé qué pasa en ETA, ni quién manda en ese mundo. Los glaciares requieren su tiempo, la lengua avanza lentamente y, conforme se acerca al punto en cuanto el glaciar se funde, se produce el deshielo.

-¿Habrá condiciones para pactar un nuevo marco político en Euskadi?

-Sí creo que hay algunos actores que sí están maduros, aunque otros todavía no. Para Euskadi es importante saber cómo termina lo de Cataluña. Si sale bien, puede servir. Pero si sale mal también.


«LA CALIDAD DOCENTE DE LA UPV ESTÁ DEMOSTRADA»

-La medida de gasto en la universidad vasca es inferior a la española. ¿Cómo lo explica?

-Sí, y muy significativamente. Pero tiene su explicación. Ésta es la segunda comunidad autónoma del Estado con mayor presencia de la enseñanza privada universitaria. La primera es Navarra, con más del 50%. La segunda somos nosotros, con el 25%. Y la enseñanza privada, en gasto total por alumno, es sistemáticamente menor. Pero, descontando ese efecto, en términos de inversión con respecto al Producto Interior Bruto, estamos en un 80% a lo que correspondería a la media española y en un 90% en gasto por estudiante. En un año hemos duplicado las menciones de calidad que el Ministerio de Educación concede a los programas de doctorado, pasando de estar muy por debajo a muy encima de la media española. A veces pequeñas medidas hacen que afloren estas cosas, aunque haya aspectos mejorables. Es el problema de una casa tan grande como ésta. La calidad docente está demostrada.

-¿Le pondría una nota?

-Sería incapaz, pero creo que vamos avanzando sinceramente sin saltos hacia los objetivos que se trazó mi equipo: una universidad mejor, con mayor presencia social, con más y mejor investigación, con más y mejor oferta de estudios, y más cercanía a la realidad social y cultural vasca. Creo que estamos haciendo un esfuerzo consistente en determinadas áreas que va a tener efectos. Medidas que hemos tomado, por ejemplo, en materia de calidad docente, van a ser muy importantes para adaptarse al crédito europeo, al nuevo modo de enseñanza-aprendizaje. Eso es muy importante. O en la incorporación de lenguas extranjeras, por ejemplo, nos proponemos que haya docencia en inglés, en francés y si fuera posible también en alemán. Hemos hecho un estudio para evaluar qué posibilidades tenemos para impartir ya este curso varias asignaturas en inglés. Es un programa piloto cualitativamente muy importante porque nos coloca a la altura de las universidades holandesa, sueca o noruega, donde el inglés se utiliza con normalidad lo que facilita mucho la movilidad después. También queremos esforzarnos en relación con los postgrados para conciliar aquello en lo que somos buenos con las demandas sociales, contactando bien con la administración, con las patronales y con los sindicatos. Estamos razonablemente bien.

(publicado el 11-09-2005 en El Diario Vasco)


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