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Irun inauguró un Museo Oiasso elegante, vanguardista y fácilmente comprensible; La nueva instalación hace tangible la huella que dejaron los romanos en Gipuzkoa (en El Diario Vasco)

21/07/2006

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Iñigo Morondo/irún. «Las puertas de la ciudad de Oiasso están abiertas al mundo». La frase, en latín cuando la pronunció el alcalde de Irun, José Antonio Santano, es la mejor expresión de lo que la ciudad vivió ayer en la inauguración de su Museo Romano. Oiasso, la ciudad que desde el siglo I al IV ocupaba el territorio del Irun actual, regresa desde cientos de años atrás para abrirle sus puertas al mundo a través del museo que lleva su nombre. Un nuevo espacio cultural que ofrece una visión de conjunto de lo que fue aquella ciudad, que la contextualiza en su entorno y que, para hacerlo, se sirve sobre todo del rigor científico y de la vanguardista tecnología audiovisual, sabiendo aprovechar, eso sí, los fragmentos de hace 2000 años que la nueva ciudad ha dejado ver cuando se han removido sus tierras.

«Oiason, ciudad situada al borde mismo del Océano, a 2.400 estadios de Tarraco, siguiendo la vía que acaba justo entre Aquitanis y los Pirineos». Esta cita de Estrabón en el I antes de Cristo, completa el mapa que preside el recibidor del museo, un fragmento de de la tábula peuntingeriana (mapa medieval que reproducía uno romano) correspondiente a Britania, Galia, la península ibérica y el norte de África. Ahí, y ya entonces, Oiasso, u Oiason, ya se define como un punto de peaje comercial.

Al mural, ya iniciado el recorrido, le sigue una foto actual de la bahía de Txingudi, cuya fisonomía contrasta con la imagen que segundos después aparece para mostrar cómo era ese mismo espacio 2.000 años atrás. El refuerzo de este cambio se presenta en forma de curiosidades toponímicas como el origen latino del vocablo Bidasoa (via ad Oiasso) o los distintos municipios que en la península, sobre todo en el norte, basan su nombre en la raíz Irun (Iruñea, Irunberri, Irunea...). Se trata de un apartado que despertó el interés de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, durante la visita guiada que la directora del museo, Mertxe Urteaga, ofreció a ella y al resto de las autoridades tras la inauguración oficial. En la misma zona, el visitante encuentra la reproducción de un texto de 1801 en el que el autor, Joaquín Antonio Camino, habla de los restos romanos hallados en Irun en 1790. Fueron los primeros de los que se tiene noticia.

Cuando los romanos llegaron a lo que conocían por las tierras de los vascones, éstos las compartían con tribus celtas. El Museo presenta algunos restos de esa época previa y un mapa que, mediante la ubicación de los hallazgos arqueológicos, presenta una curiosa distribución del suelo vasco.

Un mimado trabajo audiovisual es el encargado de presentar el encuentro entre los indígenas y los colonos romanos, unos 80 años antes del nacimiento de Cristo, para afrontar, inmediatamente después, el primer acercamiento a Oiasso. Esta vez es una proyección de realidad virtual que necesita de gafas especiales para su disfrute real. El vídeo guía al espectador por lo que pudo ser Oiasso y para en determinados establecimientos, como las termas, para permitir al visitante hacerse con el control mediante el uso de un joystick.

Será, efectivamente, el aperitivo de la definición de Oiasso, porque ya en la última planta se encuentra una maqueta de lo que pudo ser la ciudad romana. Amparada en las investigaciones realizadas en Irun y en las referencias encontradas (el muelle, las termas, la necrópolis, un puente...), la maqueta es un «elemento vivo que se modificará con los futuros descubrimientos», según expresó Urteaga.

A su alrededor se encuentran varias colecciones de restos que sirven para definir la vida en la ciudad. Utensilios de cocina y restos de comida delimitan su dieta; restos de suelas de cuero y de adornos hablan de su indumentaria; figuras de bronce de varios dioses explicitan la presencia religiosa en la vida privada de aquellos ciudadanos de Oiasso. Un vídeo sobre herrería romana apoya los restos del taller del maestro herrero que se encontraron muy cerca de donde se ubica el museo. Un segundo audiovisual recuerda que la minería y la siderurgia fueron el motor y la verdadera razón para el desarrollo de Oiasso.

El recorrido se acaba con la visita a parte de los restos del muelle que se hayo bajo una calle de la ciudad. Valga decir que ese embarcadero es al museo lo que la minería Oiasso. A su alrededor, varias vitrinas exponen restos relacionados con la pesca, el comercio y la navegación. Para dotar de espectacularidad al hallazgo presente en la sala, se ha optado por proyectar en una pantalla un documental de 12 minutos en el que se explica cómo se encontró el puerto y la importancia que tuvo éste para Oiasso.

El museo está listo pero sus dirigentes son conscientes de que aún debe dar un importante paso adelante. Durante gran parte del recorrido el visitante ve, a través de la acristalada fachada trasera, la uralita que protege los restos de las termas de Oiasso. Arkeolan y el Ayuntamiento trabajan en el sistema que permitirá que en el futuro los restos de tan simbólico lugar romano se incorporen al conjunto del museo.


IRUN, ESPACIO ROMANO

-Museo Oiasso: Visitable desde hoy, la entrada general cuesta 4 euros y la guiada 5, aunque existen varias modalidades para obtener descuentos.

-Las termas: Aún están cubiertas pero en breve comenzará a estudiarse la manera de integrarlas en el museo.

-Santa Elena: La antigua necrópolis lleva años mostrando algunos restos romanos y se ofertará entrada conjunta para ésta y Oiasso.

-Las minas: Se seguirá investigando y lo encontrado se llevará al museo de Oiasso.

(publicado el 21-07-2006 en El Diario Vasco)


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