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Entidades del País Vasco trabajan por recuperar obras inéditas de Aita Madina, que residió en Argentina y EEUU

08/08/2018

Aita Madina, en el estreno de la 'Rapsodia Oñati' en la Universidad.
Aita Madina, en el estreno de la 'Rapsodia Oñati' en la Universidad.

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El objetivo es rescatar partituras que no han sido tocadas, estrenarlas y difundirlas. La Orquesta Andrés Egiguren y el Archivo de los Agustinos de la localidad natal de Madina dan a luz un proyecto con ese propósito. Aita Madina fue destinado en 1931 a Salta y desarrolló una importante parte de su labor creadora en Argentina y EEUU, donde vivió respectivamente casi un cuarto de siglo y algo más de una docena de años. El genial compositor fallecería en 1972 en Oñati. Artículo firmado por Marian González en El Diario Vasco.

Marian González/Oñati, Gipuzkoa. La recuperación del ingente patrimonio musical de Aita Madina recibirá un importante espaldarazo en 2018. El Archivo de los Canónigos Regulares Lateranenses o Agustinos [de Oñati] y la Orquesta Andrés Egiguren, de Eibar, van de la mano en un ambicioso proyecto que busca estrenar obras inéditas del músico oñatiarra más universal, compositor de piezas tan inmortales como el 'Aita Gurea' o el 'Agur Maria'.

Se da continuidad así a un camino que ya exploraron la soprano oñatiarra Amaia Azpiazu y el organista durangarra Aitor Olea cuando el año pasado publicaron el CD 'Eliz Kantak', con partituras desconocidas de Madina, dedicadas a la virgen de Arantzazu. Un trabajo que hizo la delicias de los melómanos y que llevaba el sello de otro txantxiku, Xabier Ugarte, gran conocedor de la obra de Madina. Él fue quien llevó a cabo la selección de canciones tras descubrir más de veinte piezas dedicadas a la virgen para canto y órgano.

En esta ocasión, la conexión con el archivo lateranense que custodia la obra de Madina en Oñati, ha sido el músico eibarrés Pedro Palacín, que ha embarcado a la Orquesta Andrés Egiguren en una iniciativa «que busca rescatar un patrimonio cultural aún inexplorado». El objetivo de la alianza eibarresa-oñatiarra es «recuperar buena parte de la producción que está sin estrenar, que son enormes obras. Haremos estrenos mundiales en 2018», explicó Palacín.

Vistas las primeras partituras, el director de la orquesta no duda en señalar el proyecto como «muy potente», y ve posibilidades más allá de la recuperación y el estreno de las obras de Madina. «Nos interesa grabar la obra y difundirla, y aparte de eso me gustaría analizar su obra y hacer un volumen sobre este hombre y su música».

Antes, y como aperitivo y presentación del proyecto, la formación ofrecerá este viernes un concierto en el Coliseo eibartarra. El primero de una intensa agenda que además de la recuperación del archivo musical de Aita Madina permitirá una actividad más continuada de la Orquesta nacida en 2007, justo el año en el que Oñati se volcó el centenario de Francisco de Madina Igarzabal.

De Zubillaga a New York

[Zubillaga es el barrio de Oñati, en cuyo caserío Txipitxaile nació Aita Madina]

En 1931 fue destinado a Salta, Argentina donde contactó y congenió con el nutrido exilio vasco que halló refugio en el otro lado del Atlántico tras la guerra civil. En 1946, se convirtió en alma del naciente Saski Naski, un grupo juvenil que ponía en escena estampas musicales vascas. Para esta compañía compuso partituras de txistu, danzas, música coral y precisamente de este año data su obra más conocida e interpretada hoy en día, 'Aita Gurea'.

Un año más tarde fundó el Coro Polifónico de Salta y tomó contacto con Nicanor Zabaleta, para quien compuso obras de arpa. Su 'Sonata Vasca' fue estrenada en el Carnegie Hall, y la Suite grabada por la BBC, pero este contacto con sus raíces no se limita a lo musical; conoció también a Basterretxea y Oteiza, quienes le expusieron sus ideas sobre la revolución cultural vasca. Su estilo comenzó a renovarse a partir de entonces, apartándose del folclorismo puro para buscar un medio de expresión más universal.

De vacaciones en Oñati creó el poema sinfónico coral 'Oñati' cuyo estreno dirigió en la Universidad y tampoco dudó en participar en el certamen literario musical convocado con motivo de la inauguración de la nueva Basílica de Arantzazu, recibiendo la mención honorífica por parte del jurado. En el año 1957 regresó de nuevo a casa y fue recibido con un homenaje: el estreno de 'Arantzazu' en la Parroquia de San Miguel.

Compositor incansable, director, y organista de prestigio

Desde 1958 Madina se instaló definitivamente en Nueva York, ciudad que resultó la plataforma ideal para su lanzamiento al estrellato. En su larga estancia en EE UU contactó con músicos de renombre mundial con los que trabó estrecha amistad. Apercibidos de su sublime inspiración y facilidad para componer, le iban pidiendo obras que ellos mismos se encargarían de dar a conocer. Así se convirtió en un músico consagrado y requerido para interpretar, dirigir o dar conferencias. Realizaba asimismo audiciones de órgano en iglesias del país, a la vez que ejercía de crítico musical en la emisora 'La Voz de América'.

Durante esos años no dejó de componer y arreglar partituras, gran parte de ellas dedicadas al ochote local Irrintzi, fundado bajo impulso suyo y que ganó el segundo Concurso Vasco-Navarro en 1964. Toda esta actividad, sin embargo, fue minando su salud y en 1966, durante unas vacaciones en Oñati sufrió un derrame cerebral. Repuesto del mismo volvió a EE UU y en 1970 estrenó en San Francisco su 'Concierto Vasco'. Cuando estaba a punto de culminar un 'Concierto Sacro', para su estreno en el Vaticano, un segundo ataque lo postró en una silla de ruedas en 1971, con una hemiplejia irrecuperable. En 1972 regresaba a Oñati para recibir un homenaje pocos días antes de morir.

(publicado el 12-12-2017 en El Diario Vasco)



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