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En el pueblo valenciano de Sinarcas también se habla euskera (en La Vanguardia)

10/05/2022

La Euskal Etxea de València, Laurak Bat, organiza uno de los pocos 'barnetegis' de Europa fuera de Euskal Herria. La iniciativa se planteará, como mínimo, anual, y podría servir de ejemplo para entidades que trabajan por el valenciano

Enlace: La Vanguardia

Raquel Andrés Durà/Valencia. Hace sol y en una gorra se puede leer Euskaraz bizi nahi dut; en castellano, “quiero vivir en euskera”. Sorprendentemente, quien la lleva ha podido cumplirlo en un pueblo del interior de Valencia, en Sinarcas. Al menos durante un fin de semana. Y es que una veintena de personas se reunió allí del 6 al 8 de mayo para relacionarse en la lengua viva más antigua de Europa y vivir una inmersión lingüística casi total las 24 horas del día (bueno, no sabemos en qué idioma soñaron).

Se trata de lo que se conoce como barnetegi -literalmente, “internado”-, una convivencia para personas que están aprendiendo euskera que alterna clases y actividades de ocio y que habitualmente organiza AEK, entidad que trabaja por la “recuperación del euskera y la reeuskaldunización de Euskal Herria”. Uno funciona todo el año en Forua (Bizkaia), en Iruña se organizan los fines de semana de mayo y, en otros pueblos, los meses de verano. Siguiendo su ejemplo, hoy el gobierno vasco y otros centros de enseñanza también impulsan algunos.

No obstante, el barnetegi valenciano, que sería de los pocos que se hacen en Europa fuera de Euskal Herria, lo ha organizado la Euskal Etxea de València, Laurak Bat.

El pasado viernes por la tarde comenzaron a llegar al centro de turismo rural Las Viñuelas de Sinarcas estudiantes del propio centro vasconavarro de València, así como de las Escuelas Oficiales de Idiomas (EOI) de Alacant, València y Castelló. El alumnado era de Castelló, Elx, Sant Vicent del Raspeig, Ontinyent, Alacant, Borriana o La Seu d’Urgell. Incluso había una italiana que reside en València y un paraguayo que vive en Castelló.

“¿Por qué estudias euskera?”

Dos profesores guiaban las jornadas: Garikoitz Knörr (de la EOI de València) e Izaskun Kortazar (de la EOI de Alacant). Tras repartirse en dos cabañas, una presentación inicial de los participantes sirvió para romper el hielo y arrancar unas jornadas en las que prácticamente siempre hablaban entre ellos en euskera -con mayor o menor acierto, sí, pero lo importante era practicar-.

Los participantes, además de proceder de orígenes muy dispares, también tenían profesiones muy diferentes: profesores de varias disciplinas, una trabajadora social, un economista, un fontanero, una técnica de turismo, un médico, una periodista, un jardinero, un comercial, una investigadora…

La pregunta estrella, la que aseguran que les hacen con frecuencia varios familiares y amigos cuando descubren que estudian euskera, se formuló en varias ocasiones durante el fin de semana: “¿Por qué estudias euskera?” (nunca hagan la pregunta “para qué estudias euskera”, que subordina el estudio de una lengua al utilitarismo).

Algunos como Joan, que domina varias lenguas extranjeras, ahora ha asumido el reto de conocer todas las oficiales del estado; otras como Maria o Paola, se plantean mudarse a Euskal Herria por amor o por trabajo; el bilbaíno Unai, que vive en Alacant después de haber dado vueltas por el mundo, quiere recuperar y perfeccionar la lengua con la que creció y que ha perdido con el paso de los años; también había quien, como Pep, defendía su aprendizaje porque, “como el valenciano, es una lengua minorizada que necesita un impulso”.

Los estudiantes se organizaron en dos grupos -nivel iniciación y avanzado-, en los que hubo tiempo para hacer juegos en euskera, repasar gramática y entablar discusiones. Seguramente las palabras más repetidas del barnetegi fueron (exceptuando “kaixo/hola” y “egun on/buenos días”): “Nola esaten da…?” (¿cómo se dice…?).

Al margen del conocimiento que tuviera cada uno, la predisposición por parte del alumnado fue total; tanto que el viernes, después de cenar, y mientras los profesores se quedaron en el centro preparando las clases del día siguiente, los estudiantes continuaron relacionándose en euskera mientras tomaban unas copas en el pub de Sinarcas.

Tradujeron y cantaron en euskera 'Al vent' de Raimon 

Si alguna vez han hecho una inmersión lingüística total en una lengua que no es la suya, se habrán dado cuenta de que la cabeza, de vez en cuando, pide un descanso. Así que el barnetegi valenciano también tuvo espacio para el ocio.

¿Y dónde mejor para desconectar del estudio en plena comarca de Utiel-Requena que yendo a una bodega de la Denominación de Origen? El sábado probaron algunos de los mejores vinos de la zona en Bodegas Pasiego y, el domingo, practicaron deportes de aventura (tirolinas, tiro con arco y escalada).

La noche del sábado se improvisó un concierto en una de las aulas, donde no faltaron clásicos vascos como Txoria txori, de Mikel Laboa; Bagare, de Mendibil y Xeberri; Ikusi MendizaleakGure Kuadrillan, de Sabin López de Guereño; Lau Teilatu, de Itoiz; Ilargia, de Ken Zazpi; Ixil-ixilik dago, de Oskorri; Xabaldorren Heriotzean, de Xabier Lete; Txalaparta, de Gorka Knörr; e incluso profesor y alumnos se atrevieron a hacer una traducción libre al euskera de Al Vent (Haizera), de Raimon.

El impulsor de la iniciativa y miembro de la junta directiva de la Euskal Etxea de València, Patxi Solroca, explica que se le ocurrió la idea “ante el gran interés demostrado” por el euskera, ya que “hay muchísimos alumnos” (unos 200 en la Comunitat Valenciana). Lo vio como una forma “a la hora de soltarse a hablarlo”: “Esa es la gran dificultad que tenemos quienes lo estudiamos fuera de Euskal Herria”.

Dado el éxito que ha tenido, augura que habrá, "como mínimo",  “un barnetegi anual” en València. “Cuando nos juntamos para hacer cosas, podemos conseguirlo todo. Si hace dos meses le dices a alguien que se iba a hacer un barnetegi en València, no te hubieran creído”, subraya Solroca.

Es una iniciativa lingüística que, como reflexionaron algunos, bien podría copiarse para el aprendizaje de la lengua propia en la Comunitat Valenciana. Si bien es cierto que entidades como Acció Cultural del País Valencià (ACPV) organizan campamentos en valenciano para acercar las tradicionales y la cultura propia a los menores, no hay nada similar que ofrezca inmersión lingüística con clases de lengua y actividades para personas adultas.

El euskera, una lengua que atrae en la Comunitat Valenciana
Aunque a muchos les sorprende que haya personas aprendiendo euskera en la Comunitat Valenciana, lo cierto es que hay un número considerable de estudiantes: unos 200 estudiantes, con niveles que van de iniciación (A2) hasta avanzado (B2).
​Las EOI de Alacant y Castelló solo ofertan hasta el nivel B1. Por ello, desde la escuela alicantina están promoviendo una recogida de firmas que dirigirán al director general de Política Lingüística de la Conselleria de Educación, Rubén Trenzano, para que exista la posibilidad de estudiar el siguiente nivel (para lo que haría falta la contratación de un profesor más).
​“Tras cuatro años de estudio de euskera en la Escuela Oficial de Idiomas de Alicante, nos encontramos ante la situación de que no podemos continuar avanzando en el conocimiento de la lengua y la cultura vascas por falta de profesorado. Por ello, solicitamos que se tomen las medidas pertinentes para facilitarnos el acceso al nivel B2 de esta lengua cooficial del Estado español”, dice el texto.


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