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Mujeres vascas en el Cuerpo de Enfermeras Cadetes de Estados Unidos, 1943-1948

07/03/2022

Las enfermeras cadetes único cuerpo uniformado que sirvió en la SGM cuyos miembros no fueron reconocidos como veteranos de guerra
Las enfermeras cadetes único cuerpo uniformado que sirvió en la SGM cuyos miembros no fueron reconocidos como veteranos de guerra

Sumándose a la conmemoración en todo el mundo del Día de la Mujer, nuestros colegas del grupo de investigación histórica de la Asociación Sancho de Beurko publican hoy otro novedoso e interesante artículo, sobre otro tema poco conocido entre nosotros, como es el Cuerpo de Enfermeras Cadetes de Estados Unidos y la participación de mujeres vasco-norteamericanas en el mismo. El trabajo supone un nuevo aporte, no solo para las personas estudiosas de nuestra diáspora, sino también en el contexto de EEUU y de la reivindicación de las pocas integrantes de aquel colectivo que sobreviven, a su pendiente reconocimiento como veteranas de guerra, un año antes de que se conmemore en 2023 del 80 aniversario de su creación.

EL 1 DE JULIO DE 1943, en plena Segunda Guerra Mundial (SGM), el Cuerpo de Enfermeras Cadetes de Estados Unidos (US Cadet Nurse Corps) fue creado y financiado por el Congreso de Estados Unidos (EEUU) para formar a un gran número de enfermeras de manera rápida y eficiente, con el fin de revertir la situación provocada por la grave escasez de enfermeras tanto en el extranjero como en el propio país. Una de cada cuatro enfermeras experimentadas (alrededor de unas 60.000) se habían alistado voluntariamente en las Fuerzas Armadas

Sin embargo, esta escasez no era algo nuevo ya que el problema existía antes de que EEUU entrase en guerra. De hecho, el gobierno federal había financiado parcialmente la educación de 12.000 estudiantes en 1941 y 1942, siguiendo las recomendaciones del Consejo de Enfermería para la Defensa Nacional, establecido en julio de 1940. Pero esto no fue suficiente. La demanda de enfermeras por parte de las Fuerzas Armadas continuó durante 1943 a razón de 2.500 cada mes (1) (2).


La neoyorquina de origen vizcaíno Rosa Torrontegui posa sonriente con el uniforme del Cuerpo de Enfermeras Cadetes de Estados Unidos al que se unió en 1943 con 18 años. (Cortesía de la familia Oleaga Torrontegui).

Bajo el mando del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos —un servicio militarizado durante la SGM— el Cuerpo de Enfermeras Cadetes intentó resolver este acuciante problema desde un enfoque global.

Compromiso de desempeñar con honor su servicio durante la guerra

El Cuerpo de Enfermeras Cadetes aceptó más del 86% de las escuelas de enfermería para participar “en los primeros programas acelerados de educación en enfermería del país” (3) a cambio de una serie de ayudas compensatorias y subsidios que cubrían los gastos de matrícula y otras tarifas de las estudiantes. Estas, a su vez, recibían un estipendio mensual de acuerdo con su rango (Pre-Cadete, Cadete y Cadete Senior), alojamiento y comida gratuitos y uniformes y boinas de estilo militar (de color gris) con sus propios símbolos e insignias de rango. El Cuerpo de Enfermeras también proporcionó becas de posgrado, lo que aumentó el número de mujeres que asistían a las universidades. A cambio, las cadetes se comprometían a desempeñar con honor su servicio durante la guerra.

El plan para abordar el déficit de enfermeras se centró en proporcionar atención sustituta por parte de las estudiantes tanto en hospitales civiles como en militares a lo largo del país, mientras que a las cadetes graduadas se les dio la opción de unirse a los respectivos cuerpos de enfermeras del Ejército y la Armada.

El objetivo inicial de reclutar alrededor del 10% de las graduadas de la escuela secundaria (cerca de 65.000 jóvenes) para el primer año del programa en 1943 se superó rápidamente. De hecho, cualquier mujer entre 17 y 35 años con al menos el título de secundaria podía solicitar su ingreso en el Cuerpo de Enfermeras Cadetes. Esto fue debido, en parte, al éxito de las campañas de reclutamiento. Lemas como, por ejemplo, “La joven con futuro”, “Una educación de por vida ¡Gratis!” o “¡Alístate en una profesión orgullosa!” atrajeron a una amplia gama de mujeres de diferentes extractos socioeconómicos, “sin discriminar por raza, credo o color” (4). También se cumplió el objetivo de reclutar estudiantes de enfermería adicionales para los siguientes dos años (65.000 para 1944 y 60.000 para 1945). Un total de casi 180.000 mujeres solicitaron su entrada en el Cuerpo.


Poster de reclutamiento “¡Alístate en una profesión orgullosa! Únete al Cuerpo de Enfermeras Cadetes de EEUU” (Carolyn Moorhead Edmundson, 1943. University of North Texas Libraries).

Durante los últimos seis meses de su formación las Cadetes Senior debían trabajar 48 horas a la semana en servicio activo, en hospitales militares, gubernamentales o civiles, bajo supervisión, asumiendo las mismas obligaciones de una enfermera graduada. La mayoría de ellas sirvieron en hospitales no federales (principalmente en los hospitales donde se entrenaba a la cadete), hospitales federales (principalmente de la Administración de Veteranos) y hospitales militares. Tras finalizar esta última etapa, las enfermeras cadetes recibían el diploma de la escuela de enfermería donde habían iniciado su formación.

El impacto positivo del Cuerpo de Enfermeras Cadetes fue incuestionable. En 1945, el 85% de los estudiantes de enfermería del país eran enfermeras cadetes, y cerca del 80% de los hospitales fueron atendidos por ellas durante e inmediatamente después de la guerra, reemplazando a las enfermeras que se incorporaron a las Fuerzas Armadas. Previno, en conclusión, el colapso de la atención de enfermería en los hospitales. En enero de 1945, el Director General de Salud Pública de EEUU, Thomas Parran, Jr. testificó ante el Comité de Asuntos Militares de la Cámara de Representantes y dijo: “En mi opinión, el país ha recibido y recibirá cada vez más retornos sustanciales de esta inversión. No podemos medir cuál habría sido la pérdida para el país si el servicio de enfermería civil hubiera colapsado, como tampoco habríamos podido medir el costo del fracaso en las cabezas de playa de Normandía” (5).

Veteranas vascas del Cuerpo de Enfermeras Cadetes

Como tal programa nacional que era, el Cuerpo de Enfermeras Cadetes tuvo presencia en todos los Estados. En este artículo presentamos las historias inéditas de siete enfermeras cadetes de origen vasco de cinco Estados —California, Montana, Nevada, Nueva York y Wyoming— que pueden ayudar a comprender la importancia del Cuerpo en el desarrollo personal y profesional de sus miembros y en la implicación patriótica, a una temprana edad, de la primera generación vasca nacida o criada en EEUU.


Tarjeta del Cuerpo de Enfermeras Cadetes de la vasca-americana Denise Anchart, al que se alistó con 17 años. De padre bajonavarro y madre bearnesa, Anchart nació en Winnemucca, Nevada, en 1926.

Seis de las Cadetes nacieron en el país. Ellas son Denise Anchart (Anchartechahar) Mon (nacida en 1926 en Winnemucca, Nevada), Genevieve Mary Caricaburu (Carricaburu) Ader (1927, Glasgow, Montana), Mary Jean Etcheverry Mendiola (1921, Border Junction, Wyoming), Lucille Catherine Laxalt Ucarriet (1921, Alturas, California), Rosa Torrontegui Olondo (1924, Nueva York) y Laura Ugarriza Sarrionandia (1926, McDermitt, Nevada).

Además, hemos podido identificar a la primera mujer nacida en Euskadi alistada en el Cuerpo de Enfermeras Cadetes. Ella es María Josefa “Mary Josephine” Alcorta Larrañaga, nacida en 1927, en Bilbao, Bizkaia, pero que se crio desde que era un bebé en Indian Valley, California, y, posteriormente, en Winnemucca, Nevada.

Todas nuestras veteranas vascas del Cuerpo de Enfermeras Cadetes eran mujeres jóvenes entre 17 y 22 años en el momento de su inscripción. Todas procedían de pequeñas ciudades rurales —excepto Torrontegui quién creció en la Ciudad de los Rascacielos— y cuyos padres se habían dedicado en mayor medida a la explotación agrícola y ganadera, a la hostelería, a la construcción o a la minería.

Solo Laxalt y Etcheverry comenzaron sus carreras de enfermería antes de la creación del Cuerpo de Enfermeras Cadetes e incluso antes del ataque japonés a Pearl Harbor.


Lucille Laxalt (segunda por la derecha) en la ceremonia que da por finalizados los primeros tres meses de prueba en la escuela de enfermería de Children’s Hospital de San Francisco (The San Francisco Examiner, 21 de diciembre de 1941).

El 19 de agosto de 1941 Lucille Catherine Laxalt Ucarriet, nacida de padres oriundos de Zuberoa y Baja Navarra, fue admitida en el Children’s Hospital de San Francisco, California, para formarse como enfermera. Le siguió Mary Jean Etcheverry Mendiola, nacida de padres de Baja Navarra y Bizkaia, que se matriculó en la Escuela de Enfermería del Hospital Holy Cross, en Salt Lake City, Utah, el 9 de septiembre de 1941. Estando en la escuela de formación, Laxalt, de 22 años, fue admitida en el Cuerpo de Enfermeras Cadetes el 1 de julio de 1943, fecha de su creación. Se graduó el 20 de marzo de 1944. Posteriormente, Laxalt aprobó con éxito el riguroso examen de la Junta Estatal para convertirse en Enfermera Diplomada, requisito fundamental para iniciar su vida laboral.

Al igual que Laxalt, también Etcheverry pasó a los 21 años a formar parte del Cuerpo de Enfermeras Cadetes en el momento de su creación. Fue una de las aproximadamente 120 cadetes de Wyoming que formaron parte del Cuerpo. Etcheverry se graduó de la escuela de enfermería el 14 de septiembre de 1944, siendo enviada al Madigan General Hospital / Madigan Army Medical Center en Tacoma, Washington. Fue allí donde conoció a su futuro esposo, el veterano del Día D de Normandía, Clarence Edward Vote (1911, Minot, Dakota del Norte). Gravemente herido, Vote pasó cuatro años de su vida recuperándose en el hospital. Aunque se suponía que las cadetes no debían fraternizar con los soldados, encontraron una manera de conocerse. Etcheverry fue licenciada con honores con el rango de segundo teniente el 9 de junio de 1948, como parte del Cuerpo de Enfermeras del Ejército al que se había integrado tras su graduación como cadete. Cuatro meses después, el 16 de octubre de 1948, se casó con Vote.


Mary Jean Etcheverry posa junto a su marido Clarence Edward Vote en uniforme militar (Cortesía de la familia Etcheverry).

En la Costa Este, la joven de 18 años Rosa Torrontegui Olondo, nacida de padres vizcaínos, también se unió al Cuerpo de Enfermeras Cadetes en 1943, tan solo un mes después de su constitución, siendo admitida en Bellevue Nursing School, Nueva York, el 12 de agosto. Torrontegui se graduó el 12 de octubre de 1946. Según nos comentó su hija, Patricia Oleaga, “Estaba previsto que sirviese en la guerra, pero la guerra terminó justo cuando se graduó de la escuela de enfermería”. Un año después de su graduación, Torrontegui se casó con su compatriota vasco, el veterano de la SGM Feliciano “Félix” Oleaga Garayo (Mundaka, Bizkaia, 13 de diciembre de 1921) en Nueva York.

Los Torrontegui, dirigentes de Eusko Etxea de Nueva York

Siendo joven Patricia, su madre volvió a trabajar como enfermera y luego como instructora de pediatría en la Escuela General de Enfermería de Queens hasta que cerraron. Completó su licenciatura en la City University of New York en Queens y su maestría en C. W. Post de la Universidad de Long Island. Continuó trabajando en Manhattan en el hospital Guveneers como enfermera a cargo y regresó al Queens General como su enfermera epidemióloga justo cuando la ciudad de Nueva York se vio afectada por un virus, desconocido totalmente en aquel momento, y que pasó a conocerse más tarde como SIDA. Trabajó como epidemióloga hasta que se jubiló. Tanto su marido como Rosa fueron muy activos en la centenaria asociación vasca de Nueva York, Eusko-Etxea, llegando él a presidirla, y ella a ser la presidenta del grupo de mujeres Andrak.

De vuelta al oeste americano, después de graduarse de la Escuela Secundaria de Glasgow, Montana, Genevieve Mary Caricaburu Ader se unió al Cuerpo de Enfermeras Cadetes el 25 de septiembre de 1944, formándose en la Escuela de Enfermería del Hospital Columbus, en Great Falls, Montana. Caricaburu, nacida de padres de Baja Navarra y Lapurdi, fue una de las aproximadamente 1.770 mujeres de Montana que se unieron al cuerpo de cadetes. Tenía apenas 17 años, siendo la segunda más joven de nuestro grupo de veteranas vascas.

Caricaburu se graduó en febrero de 1947. Un mes después, comenzó a estudiar enfermería psiquiátrica en el Montana State College of Nursing, en Warm Springs, trabajando posteriormente en el Hospital de Veteranos de Lincoln, Nebraska. Al final de ese año, Genevieve se casó con el veterano de la SGM, Lawrence Frank Kotecki (1924, Thorp, Wisconsin) en Lincoln. Tras su muerte a la edad de 81 años, fue enterrada en el Cementerio Nacional de Fort Logan, en Denver, Colorado, junto a su marido, no por sus propios méritos durante la guerra, sino por ser la esposa de un veterano. Hoy en día, como veremos más adelante, las asociaciones relacionadas con el Cuerpo de Enfermeras Cadetes han hecho del derecho a ser enterradas en un cementerio militar su bandera de lucha.

Las tres vascas restantes, Alcorta, Anchart y Ugarriza, se incorporaron al Cuerpo de Enfermeras Cadetes tras graduarse de la Escuela Secundaria de Humboldt en Winnemucca en mayo de 1944. Otras dos chicas más de un total de 40 jóvenes de la misma promoción también se unieron al Cuerpo. Eran Emile Germanine Bellon e Iva May Quilici. Todos ellas fueran admitidas a principios de septiembre de 1944 y se graduaron entre septiembre y noviembre de 1947.

Compromiso patriótico

“Probablemente si no hubiera llegado la guerra, sé que mi padre esperaba que yo fuera a la Universidad de Nevada”, confesó Denise Anchart (Anchartechahar) Mon. “Pero todos los muchachos iban al servicio [militar]. [Ellos] estaban haciendo algo patriótico y pensamos que nosotras también deberíamos […] y si miras nuestro anuario es el más pequeño de la biblioteca, y todas las chicas pensamos: ‘Bueno ¿qué vamos a hacer? Entonces existía el Cuerpo de Enfermeras Cadetes y algunas de nosotras de Winnemucca nos unimos. Veamos, cinco de nosotras fuimos el año que fui yo”, recordó Anchart (6).

Con solo 17 años, María Josefa “Mary” Alcorta Larrañaga, la menor de nuestras cadetes vascas, inició su instrucción en el Mercy Hospital Nursing College, en Sacramento, California, mientras que Anchart lo hizo en el Hospital St. Francis de San Francisco. Laura Ugarriza Sarrionandia, de padres vizcaínos, ingresó en el St. Luke’s Hospital, también en San Francisco. Después de la guerra, Ugarriza continuó su carrera de enfermería y estudió Salud Pública en la Universidad de California, Berkeley.

“Afortunadamente, la guerra terminó pronto”, se congratuló Anchart. El Cuerpo de Enfermeras Cadetes “era un programa hospitalario de tres años, y la guerra terminó en tres años […] Si la guerra no hubiera terminado, mi obligación  —el gobierno pagó por mi educación— era ir al servicio como un oficial”, argumentó Anchart. En el momento de su inducción, cada enfermera cadete debía realizar un juramento, parte del cual reza: “Soy solemnemente consciente de las obligaciones que asumo hacia mi país y hacia la profesión que elegí […] Como Enfermera Cadete, me comprometo con mi país a mi servicio en enfermería esencial durante la guerra”. Concluyó: “Pude optar si quería ir al [Cuerpo de Enfermeras del] Ejército o si quería ir al de la Armada. Y pensábamos en ello todo el tiempo. Afortunadamente, estuve en el Día de la Victoria Europea y Japonesa en San Francisco” (6).

Hacia el estatus honorario de veteranas de guerra

“Las cadetes de gris están aquí para llevar
¡La lucha valiente para mantener fuerte a Estados Unidos!
Somos las Cadetes,
Estamos en el Cuerpo,
Haciendo nuestra parte para ayudar a la Nación a ganar la guerra,
Haciendo el trabajo para el que hemos sido elegidas,
Cuerpo de Enfermeras Cadetes de los Estados Unidos”

(Estrofa de la Marcha del Cuerpo de Enfermeras Cadetes compuesta por Edmund y Beatrice Ziman, 1944)

Aproximadamente 124.000 enfermeras cadetes fueron instruidas durante el transcurso de la guerra. El Cuerpo de Enfermeras Cadetes se convirtió en el grupo más grande y joven de mujeres uniformadas en servir a su país. La admisión al Cuerpo —un servicio consagrado al tiempo de la duración de la guerra— se detuvo dos meses después de la rendición de Japón. Sin embargo, el Cuerpo permaneció activo hasta 1948, completando el entrenamiento de más de 116.000 cadetes y atendiendo a los soldados heridos en su regreso a los hospitales militares.

Único Cuerpo uniformado sin estatus de veterano

Además de las decenas de miles de enfermeras cadetes, otras 350.000 mujeres estadounidenses sirvieron como voluntarias en los cuerpos militares “auxiliares” creados ad hoc al comienzo de la guerra y que fueron asignados a las diferentes ramas militares, sirviendo tanto en el país como en el extranjero.

Estos nuevos cuerpos militares (Cuerpo de Mujeres del Ejército, Mujeres Aceptadas para el Servicio Voluntario de Emergencia y Mujeres Pilotos del Servicio de la Fuerza Aérea) se unieron a los cuerpos tradicionales de enfermería de la Armada y el Ejército, que sumaban un gran número de mujeres, muchas de ellas cadetes. Con excepción de las Mujeres Pilotos del Servicio de la Fuerza Aérea, las cuales no recibieron el estatus de veterano hasta 1977, el resto de los cuerpos “auxiliares” recibieron un estatus militar completo y, por lo tanto, gozaron de beneficios tras finalizar la guerra.

Por el contrario, al ser dados de baja los miembros del Cuerpo de Enfermeras Cadetes no recibieron el estatus de veterano ni los beneficios asociados a él.

En el momento de escribir este artículo, las enfermeras cadetes son los únicos miembros del todos los cuerpos uniformados que sirvieron en la SGM que aún no han sido reconocidos como veteranos de guerra por el Congreso de EEUU. Se han presentado varios proyectos de ley en el Congreso para rectificar esta injusticia, pero hasta el momento todos han fracasado.

Tal como comenta Barbara Poremba, fundadora de la asociación “Amigos del Cuerpo de Enfermeras Cadetes de los Estados Unidos en la SGM”, “Estas mujeres de la generación más grande solo solicitan ser honradas como veteranas de la SGM con la bandera estadounidense y una placa en la tumba que marquen para siempre su orgulloso servicio a nuestro país durante la guerra en el Cuerpo de Enfermeras Cadetes de Estados Unidos” (7).


Genenieve M. “His wife” (Su esposa) hace referencia a la vasca-americana Genevieve Caricaburu, esposa del veterano Lawrence Kotecki, ambos enterrados en el Cementerio Nacional de Logan, Colorado. A pesar de haber sido miembro del Cuerpo de Enfermeras Cadetes de la SGM, estas no han sido reconocidas como veteranas de guerra y por lo tanto no tienen derecho por méritos propios de ser enterradas en un cementerio militar como el de Logan (Cortesía de “2Honour&Remember”. https://www.findagrave.com/memorial/36077468/genevieve-m-kotecki; The Lincoln Star (Lincoln, Nebraska. July 16, 1950. P. 30).

El año 2023 marcará el 80º aniversario de la creación del Cuerpo de Enfermeras Cadetes de EEUU. ¿No sería justo reconocer el servicio realizado por las enfermeras cadetes durante la SGM? Qué mejor manera que hacerlo otorgando a sus miembros el estatus honorario de veterano. Desde Sancho de Beurko y el equipo de investigación de “Fighting Basques” creemos que sí y apoyamos plenamente la iniciativa.

Si conoces a alguna enfermera cadete de origen vasco puedes escribirnos a sanchobeurko@gmail.com.


FUENTES

American Nurses Association, Inc./Foundation. “50th Anniversary: 1944-1994: Enlist in a Proud Profession! Join the U.S. Cadet Nurse Corps.” Part 1 and Part 2.

Anchart, Denise and Andrée, “The Anchart Family Oral History,” by Linda Dufurrena. 1993. Humboldt County Library Oral History Project. Nevada Library Cooperative.

A Salute to the Cadet Nurse Corps: Commemorating Fifty Years of Service.”

Information Program for the United States Cadet Nurse Corps.” Prepared by the Office of Program Coordination, Office of War Information, in cooperation with U.S. Public Health Service, Federal Security Agency. September 1943.

Poremba, Barbara. “Celebrating the 75th Anniversary of the Establishment of the US Cadet Nurse Corps of 1943”.

The USCadetNurse.org Foundation.

Turk, Marilyn. “The United States Cadet Nurse Corps.” April 22, 2017. Heroes, Heroines and History.

Willever-Farr, Heather and John Parascandola. “The Cadet Nurse Corps, 1943-48.” Public Health Reports, Vol. 109 (May-June 1994): 455-457.

Referencias

(1) Turk
(2) American Nurses Association
(3)  Poremba
(4) “A Salute to the Cadet Nurse Corps…”
(5) Poremba
(6) Anchart, Denise and Andrée… Pp. 43-45.
(7) Poremba

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Si quieres colaborar con “Ecos de dos guerras” envíanos un artículo original sobre cualquier aspecto de la SGM o la Guerra Civil y la participación vasca o navarra al siguiente email: sanchobeurko@gmail.com
Los artículos seleccionados para su publicación recibirán una copia firmada de Combatientes Vascos en la Segunda Guerra Mundial.


Comentarios

  • Enfermeras Baskas

    Recordarlas siemptre con amor y respeto. Dios las tenga en un lugar de paz y luz.

    Bittor Erraul Larrea Zena (Baltimore), 09/03/2022 16:50

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Sancho de Beurko Elkartea

Sancho de Beurko Elkartea

El blog Ecos de dos guerras, 1936-1945 tiene por objetivo divulgar la participación de vascos y navarros en dos de las contiendas bélicas que definieron el devenir de buena parte del Siglo XX. La Asociación Sancho de Beurko pretende rescatar del anonimato a los miles de personas que constituyen la columna vertebral de la memoria histórica de las comunidades de vascos y navarros, en ambos lados de los Pirineos, y de sus diásporas de emigrantes y descendientes, con principal énfasis en la de EEUU durante el periodo de 1936 a 1945.

Autores

Guillermo Tabernilla es investigador y fundador de la Asociación Sancho de Beurko, una organización sin ánimo de lucro que estudia la historia de vascos y navarros en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad es su secretario y community manager, así como editor de la revista digital Saibigain. Entre 2008 y 2016 dirigió el catálogo del “Cinturón de Hierro” para la Dirección de Patrimonio del Gobierno Vasco y es, junto con Pedro J. Oiarzabal, investigador principal de Fighting Basques, un proyecto de memoria sobre los vascos y navarros en la Segunda Guerra Mundial en colaboración con NABO, la federación de Organizaciones Vascas de Norte América.

Pedro J. Oiarzabal es Doctor en Ciencias Políticas-Estudios Vascos por la Universidad de Nevada, Reno (EEUU). Desde hace dos décadas su trabajo se ha centrado en investigación y consultoría sobre políticas públicas (ciudadanía en el exterior y retorno), diásporas y nuevas tecnologías, y memoria social e histórica (historia oral, migración y exilio), con especial énfasis en el caso vasco. Es autor de más de una veintena de publicaciones. Blogs “Basque Identity 2.0” de EITB y “Diaspora Bizia” de EuskalKultura. En Twitter @Oiarzabal.

Josu M. Aguirregabiria es investigador y fundador de la Asociación Sancho de Beurko. En la actualidad es su presidente. Especialista en la Guerra Civil en Álava, es autor de varias publicaciones relacionadas con esta temática entre las que destaca “La batalla de Villarreal de Álava” (2015) y “Seis días de guerra en el frente de Álava. Comienza la ofensiva de Mola” (2018).

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