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La patria vasca a 10.000 kilómetros de casa (El Diario Vascon)

2022/04/17

Vascos que residen en Shanghai y que celebran allí las más tradicionales fiestas de Euskadi, miran ya a 2023 para festejar esta simbólica fecha que este año no podrán por culpa del Covid

Lotura: El Diario Vasco

Elisa López. Mientras la diáspora vasca de medio mundo celebra a lo grande el Aberri Eguna, Shanghai es este domingo una ciudad fantasma, cuyos habitantes, confinados a cal y canto, no piensan ni por asomo en festejos. Ante esta situación, los vascos residentes en la ciudad más poblada de China no podrán conmemorar el día de la patria, una tradición menos arraigada en el gigante asiático que en otros continentes, pero que el año que viene intentarán festejar por todo lo alto.

«Los vascos de Shanghai estamos pensando ya en el Aberri Eguna de 2023. Este año, la situación de pandemia ha hecho imposible cualquier celebración, ni la de la Korrika, que tanto nos gusta». Iker Korta Sukia habla por teléfono con este periódico desde su encierro en la habitación de un hotel de la ciudad en la que ahora reside, a 10.000 kilómetros de su Ordizia natal. Ingeniero y actual presidente de la euskal etxea china, explica que «Shanghai no cuenta con una diáspora vasca tradicional. En ciudades como Buenas Aires, Caracas o Nueva York abres la guía telefónica y aparecen muchos apellidos vascos porque son ya varias las generaciones de familias que emigraron y echaron raíces desde finales del siglo XIX. En esos lugares sí se celebra con entusiasmo el Aberri Eguna, con hijos, nietos, incluso bisnietos... y lo hacen desde hace más de un siglo. En China, sin embargo, la situación es completamente diferente, la gente viene solo de paso», confiesa Iker.

Trasladar la cultura vasca

Nacido en Ordizia hace 26 años, este ingeniero llegó a Shanghai hace más de tres para realizar el proyecto fin de máster. «Vine con una empresa vasca que me dio la oportunidad, y después me quedé aquí con un contrato. Tras un par de años, cambié de trabajo, y ahora estoy con otra cooperativa, Mondragon Assembly. También formo parte de la directiva de la euskal etxea, donde nuestro mayor empeño es trasladar la cultura vasca a diferentes ámbitos... Nos gusta enseñar a nuestros amigos de aquí nuestra manera de hacer las cosas allí», cuenta este joven emprendedor que, probablemente, en unos meses regrese de vuelta a Euskadi, y a su querido equipo de rugby de Ordizia.

Fundada en 2004, esta euskal etxea cuenta hoy con unos 40 socios, aunque habitualmente son menos los que la disfrutan: «Todos somos euskaldunes de primera generación y esto hace que esta casa vasca sea diferente. Nosotros tratamos de incentivarla, aunque al haber tanto movimiento de gente, porque es una ciudad muy de paso, insisto, es realmente difícil mantener una constancia. Incluso la directiva es difícil de sostener ya que hay muchísima rotación».

Pero reconoce que durante los dos años de Covid, esta casa se ha convertido en «un auténtico refugio» para muchos de los residentes vascos: «Si sales de China es muy complicado volver a entrar, por lo que muchas familias que no han podido viajar en este tiempo de pandemia o no han podido volver a Euskadi ni por Navidad, se han sentido arropados y como en casa. El año pasado incluso vivimos un Santo Tomás como si estuviésemos en Donosti; comimos talo, bebimos sidra, cantamos... no faltó nada».

Fiestas, comidas y fútbol

Los socios son en su mayoría jóvenes profesionales que trabajan en empresas vascas asentadas en el país. Celebran muchas de las fiestas de Euskadi, sobre todo Santo Tomás, la Korrika o 'Shang Fermín'. No obstante, no tienen tanta costumbre de hacerlo con el Aberri Eguna. Una fiesta que no está tan grabada en el imaginario de la nueva generación de la diáspora vasca como lo estaba hace años. Son jóvenes con un fuerte sentimiento de identidad pero no tan apegados a las tradiciones. Aunque para 2023 ya tienen en mente «organizar ese día una buena velada, a la que también invitaremos a nuestros amigos chinos, algunos de los cuales ya conocen Euskadi y les encanta; la comida, nuestros paisajes, nuestra cultura...».

Pero los residentes en Shanghai no solo disfrutan de las fechas señaladas en rojo en el calendario vasco, también preparan comidas y cenas como excusa para reunirse y ver caras amigas en una ciudad de 26 millones de habitantes, organizan campeonatos de mus, 'kantuafari', incluso montaron una buena en la final de Copa del año pasado, «fue una celebración con las dos aficiones muy unidas y con un partido de fútbol y pintxopote», cuenta Iker. Porque además de festejar efemérides, también juegan a fútbol. «Tenemos un equipo masculino formado no solo por vascos, también por amigos uruguayos, colombianos o argentinos, gente que se siente euskaldun de verdad, incluso tienen algún apellido vasco», destaca.

Y no solo disfrutan los chicos del fútbol. En 2020, un grupo de amigas de Iker Korta crearon allí el primer equipo de españolas de fútbol amateur, La Macarena, «al que intentamos ayudar económicamente desde la euskal etxea porque muchas de sus jugadoras son euskaldunes».

Ya falta menos para que el próximo año la euskal etxea de Shanghai celebre su primer Aberri Eguna. Y para esa ocasión sin mascarillas y con la pandemia olvidada.



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